Redacción. El presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, y el comisario de la muestra, Sema D´Acosta, han inaugurado la nueva Sala de Exposiciones ‘José Caballero’ de la entidad en Huelva, que se abre al público con la muestra Preludio “Una mirada al paisaje contemporáneo en la Colección Fundación Cajasol”.
‘Preludio’ reúne una treintena de piezas de distintos autores andaluces en torno a la temática del paisaje, uno de los temas transversales más representados en la historia del arte. La muestra hace un recorrido histórico desde el primer tercio del siglo XX, con una pieza de Bernardino de Pantorba, hasta ya entrado el siglo XXI, con el ya consagrado Miki Leal. Junto a las suyas, obras de Carmen Laffón, Luis Gordillo, Pérez Villalta, Teresa Duclós, Ignacio Tovar, Curro González, Florencio Aguilera, Mauri o Paco Molina.
Con esta exposición se inaugura esta nueva sala José Caballero, “antesala del nuevo espacio que preparamos para el próximo año y que acogerá grandes muestras como ésta y con las que pretendemos ofrecer a los onubenses un importante número de actividades para continuar con el fomento de la cultura entre los que nos visitan y nos corresponden con su colaboración en todo lo que programamos”, ha señalado Antonio Pulido.
El presidente de la Fundación Cajasol ha subrayado que “hemos querido rendir homenaje a un onubense ilustre, José Caballero, para dar nombre a esta sala. Por el legado que de él preservamos y conservamos, es un honor para mí como presidente bautizar con su nombre esta humilde sala que para nosotros es un merecido homenaje al gran artista de Huelva que fue y será para siempre”.
El comisario de la exposición, Sema d’Acosta, es licenciado en Periodismo y en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla y trabaja como crítico de arte y comisario independiente, especialmente con proyectos de arte contemporáneo.
Como género autónomo, el paisaje se constituye tarde. Será en la pintura barroca holandesa cuando comience a verse como motivo principal y no sirviendo de fondo a una escena o retrato. De hecho, esas vistas marinas iniciales que de inmediato alcanzan también a la vida en la ciudad y el campo, se convertirán pronto en un tema recurrente que se extenderá por toda Europa. Su evolución fue rápida, alcanzando su cénit en el siglo XIX, un periodo en el que los artistas se vuelcan en la interpretación de la Naturaleza y rompen decididamente con la tradición. En Andalucía existió un pródigo desarrollo de este tipo de cuadros, cuyos ambientes costumbristas cautivaron a los viajeros extranjeros. El culmen será la Escuela paisajista de Alcalá de Guadaíra promovida por Sánchez Perrier en Sevilla.
La herencia decimonónica perduró en nuestra comunidad autónoma durante varias décadas del siglo XX sin variaciones significativas. La obra de Bernardino de Pantorba, seudónimo del investigador, divulgador y crítico de arte José López Jiménez (1896-1990) es un ejemplo de este tipo de trabajos.
El cambio de paradigma se produce cuando emerge una nueva generación de pintores a mediados de los años cincuenta que encuentra un camino propio para reivindicar la mirada a través de lo cotidiano. Su objetivo era distanciarse del academicismo, reaccionar contra los clichés que se imponían en las Escuelas de Bellas Artes. Autores fundamentales de esa eclosión serán Carmen Laffón (Sevilla, 1934), Teresa Duclós (Sevilla, 1934) y Joaquín Sáenz (Sevilla, 1931).
En un momento en el que lo transgresor y señalado como moderno parecía que era volcarse en la abstracción, Carmen Laffón, Teresa Duclós, Joaquín Sáenz y José Luis Mauri tomaron la senda de la figuración. A los cuatro, de una u otra manera, les unía también el maestrazgo de Miguel Pérez Aguilera.
En estas décadas en Huelva, emerge un pintor auto-didacta como Florencio Aguilera (Ayamonte, 1947). Su buen entendimiento del color y la composición, sumado a su facilidad para la pincelada, le permiten dominar el cuadro y concebir obras espontáneas y luminosas, en su mayoría parajes cercanos a su pueblo de origen.
El paisaje como memoria personal. Hay autores para los que la representación del paisaje es una ilusión, mera interpretación personal de algo visto y luego regurgitado según un lenguaje propio. Es el caso de Miki Leal (Sevilla, 1974), cuya obra se desenvuelve en el terreno de las evocaciones. De forma parecida, Curro González (Sevilla, 1960) hace suya una vista desde la carretera que mezcla en un espacio imposible elementos de interior y exterior. Desde el punto de vista del artista, el paisaje son imágenes extraídas de la memoria, interpretaciones de experiencias acumuladas, balsas de recuerdos. Tal ocurre con los tres pequeños grabados de Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, Cádiz, 1948).
El inconfundible estilo naif de Juan Romero (Sevilla, 1932) ha tenido en la representación de la naturaleza, sobre todo árboles y jardines, uno de los ejes principales de su extensa trayectoria. Una de las miradas más agudas a la hora de sintetizar un paisaje es la de Fernando Zóbel (Manila, Filipinas, 1924 – Roma, 1984), artista fundamental capaz de reducir a lo esencial el concepto de aquellos lugares en los que se siente reconocido, en su caso sobre todo el río Júcar. También un río, ahora el Guadalquivir, inspira y motiva el trabajo de Ricardo Suárez (Sevilla, 1969).
A mediados de los años noventa, Gonzalo Puch (Sevilla, 1950) da un giro radical a su carrera y empieza a trabajar con fotografías. Luis Gordillo (Sevilla, 1934), autor de prolija producción y larga carrera, se rebela contra la visión ortodoxa de unas ramas otoñales desde la ironía, como si quisiera reafirmar la imagen de un paisaje a fuerza de negarlo.
La pintura recorre un camino de ida y vuelta en este discurrir hacia lo paisajístico desde la abstracción. Hay autores a los que la pausa con la que afrontan su obra los lleva a la observación detenida de las cosas que ocurren a su alrededor, caso de Ignacio Tovar (Castilleja de la Cuesta, Sevilla, 1947) o Paz Pérez Ramos (Cazalla de la Sierra, Sevilla, 1946). Una figura clave para entender el cambio artístico que vive una suma de sensaciones complejas derivada de las posibilidades compositivas. Muchas de sus fotos son casi planas Andalucía en los años setenta será Paco Molina (Madrid, 1942- Sevilla, 1993), activista cultural y comisario de exposiciones, al mismo tiempo que pintor.
También estas asociaciones especulativas sirven para descifrar los cuadros de Alejandra Freymann (Xalapa, Méjico, 1983), atractivos campos de color que convertimos en paisajes sólo en nuestra cabeza. Carlos Pérez Siquier (Almería, 1930) se adelantó a la mirada fotográfica de su tiempo y fue uno de los pioneros en el uso de la película a color en Europa. Los cuadros de Félix de Cárdenas (Sevilla, 1950) transmiten esa experiencia de lo primordial que Cézanne demandaba para la pintura de paisaje.