Ana Rodríguez. Cuando en Huelva se celebra la Semana del Cine, hemos querido abrir una ventana para mostrar el talento de un onubense, Carlos Fernández, tremendamente vinculado a ese maravilloso séptimo arte. Este joven de 20 años, estudiante de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla, fue durante la pasada semana uno de los cinco miembros del jurado de la sección ‘Las nuevas olas’ del Festival de Cine Europeo de Sevilla. Una experiencia increíble, que no se esperaba, y que ha supuesto para él todo un espaldarazo de cara a cumplir su sueño de ser director y guionista de cine.
La posibilidad de ser jurado surgió gracias a un convenio que el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla, Cicus, suscribió hace varios años con el certamen sevillano y en virtud al cual dan la oportunidad a jóvenes que estudian en la Hispalense de ser miembro del jurado oficial y entregar un galardón, el CampUS, a una de las películas participantes en la sección ‘Las nuevas olas’, dedicada a las miradas más singulares y nuevas del panorama de cine europeo.
Los interesados tenían que escribir un artículo en el que reflexionaran sobre la identidad europea en el cine contemporáneo y, en función de sus textos, cinco de ellos serían los afortunados. Fernández, tras hacer varios borradores, entregó un análisis en el que fue tremendamente sincero: “yo creo que el cine europeo es muy autorial y libre, pero no puedo evitar fijarme en que tiene mucho del cine antiguo, de Bergman o Rossellini. Así que criticaba que parece que innova, pero en realidad imita a grandes cineastas del pasado. También apuntaba que, en los últimos años, se echa en falta esa libertad que lo caracteriza, que permitía, por ejemplo, tratar con humor cosas dramáticas, que hacía pensar al espectador”, explica el onubense.
Finalmente, las reflexiones de Fernández gustaron y fue una de las cinco personas que del 6 al 14 de noviembre tuvieron la oportunidad de tener acceso a todas las películas del certamen y de valorar las de las sección ‘Las nuevas olas’, premiando finalmente al director Enrique Rivero por su cinta Pozoamargo, una coproducción hispanomexicana. En este sentido, Carlos reconoce que, a pesar de que todos sus compañeros del jurado tenían criterios muy distintos, cuando visionaron la película de Rivero hubo total unanimidad en que debía ser la ganadora.
Tras culminar el certamen sevillano, Fernández valora esta experiencia como muy positiva, ya que le ha brindado la oportunidad de compartir una semana con compañeros que saben mucho de cine; de ver películas nominadas a los Premios del Cine Europeo, como Langosta, a su juicio la mejor cinta del año; así como explorar una sección con un éxito enorme en el certamen, que ha llenado salas y salas de público.
Además, esta experiencia le servirá al onubense como aval para presentarse como jurado a otros certámenes y seguir cosechando experiencias que, seguro, le servirán en su camino hacia su objetivo: ser algún día un gran guionista y director de cine. Y es que desde que era un niño su pasión siempre ha sido el mundo del celuloide. “Con cinco años, si me daban a elegir entre ir a un parque de atracciones o al cine, yo me quedaba con lo segundo sin dudarlo”, recuerda el joven.
Cines como el Emperador o el Rábida forman parte de sus recuerdos infantiles. Como todos los pequeños, sus primeras incursiones en las salas fueron para ver películas de Disney o del estilo de Harry Potter. A partir de los diez años, también las veía en el ordenador y empezó a comprarlas en DVD, teniendo en la actualidad una enorme colección tanto de cintas como de libros.
Con 12 años se enamoró del cine de Spielberg, Kubrick, Scorsese… “Cuando empiezas a ver cine descubres a un autor tras otro. Al principio trataba de ver todas las películas de cada uno, hasta que me di cuenta de que eso no es posible. Así que con 16 años aprendí que tenía que dividir mi tiempo entre el cine, los libros y tener vida social si no quería ser un marginado”, reconoce el onubense.
Tras estudiar un año en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de Madrid, Carlos se inscribió en el Grado de Comunicación Audiovisual, carrera de la que cursa actualmente su segundo año en la Universidad de Sevilla. De las clases, destaca que le atrae “que te dan una amplia formación, no sólo te hablan de cine. Asimismo, te conceden mucha libertad a la hora de hacer proyectos, ordenar tus ideas, crear tus normas y tener tus criterios. También estos primeros años están muy enfocados al periodismo y eso me gusta, ya que lo que siempre me ha atraído es la narrativa”, explica.
No en vano, además de ser un gran lector, Carlos es escritor, tanto de guiones, que tiene muchos, como de relatos. En este sentido, probablemente antes de final de año ya esté en la calle su primera obra, un libro con 13 historias que saldrá a la luz gracias a la editorial Punto Rojo. Se trata de relatos en primera persona sobre el amor, la aceptación, el miedo… todos ellos con una estructura surrealista ya que, según su autor, es “introspección psicológica de personajes”. Lo que todos los personajes tienen en común es que están pasando por uno de los peores momentos de su vida por motivos distintos, tratando el texto de encontrar, en medio de estas situaciones, un sentido a lo que sus protagonistas hacen, un porqué.
Por otro lado, Fernández también ha trabajado como crítico y periodista en festivales como el de Málaga o el de Sevilla -en pasadas ediciones- para el diario digital España Buenas Noticias y colaborado en programas de radio como ‘Artexpand’ en Madrid o ‘Generación Hit’ en Sevilla. De hecho, en estos últimos casos se pusieron en contacto con él gracias a su actividad en Twitter y Facebook, donde da su opinión sobre las películas que ve. “Uso las redes sociales para hablar de cine y luego la gente me pide consejos de qué ver o no. Es divertido”, reconoce el onubense.
Y es que Carlos piensa, al igual que Tarantino, que la mejor manera de aprender sobre cine es viendo cine. “Mis directores favoritos son Luis Buñuel, cuyo surrealismo me atrapó cuando tenía 16 años, y también Fellini, Scorsese y Lars von Trier”, afirma el estudiante. Sin embargo, resulta curioso que ninguna de sus películas predilectas sea de estos cineastas, en esta línea señala: “me quedo con Soñadores, de Bernardo Bertolucci, porque es una especie de revolución emocional. Sus personajes viven en una cultura instaurada, pero hacen y piensan lo que quieren, lo cual creo que es un sueño que todos tenemos. Que te muestren que eso es posible, con una fotografía bonita, grandes escenas, etc. hace que te eleves como espectador. Tienes la sensación de que la película te ha completado algo. Y además, la ves muchas veces y es como un recordatorio de que las cosas pueden ser mejor, incluso sublimes”.
En este sentido, el crítico reconoce que ha aprendido mucho de sí mismo y de las personas de su alrededor viendo cine, de hecho, según afirma, “a veces no hay mucha diferencia entre los guiones y la vida real”. Pero la esencia del séptimo arte para este onubense es que lo que está viendo en pantalla le emocione: «el cine es, para mí, el arte que va más directo a los sentimientos de las personas, porque es instantáneo y puedes sentirte identificado con lo que está ocurriendo. Esa sensación es reconfortante, sabes que no eres el único al que le ocurre eso. Es una terapia”.
Tras el inciso de la muestra sevillana, Carlos Fernández vuelve a retomar la normalidad, pero con muchas ganas de seguir visitando las salas de cine y de ser él, algún día, el que presente su propia película en una de ellas.