Sergio Borrero. Enclavado en plena serranía onubense y rodeado de numerosas elevaciones montañosas de suave perfil, Almonaster la Real se erige a los pies del Cerro San Cristóbal. En los límites del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, sus apenas 2000 habitantes disfrutan de uno de los pueblos más bellos de la provincia onubense, que ni el tiempo ni los avances han conseguido trasformar su fisonomía y su sabor añejo.
Pese a que los primeros vestigios del pueblo datan de la época romana, Almonaster es reconocido dentro y fuera de nuestras fronteras por el legado islámico que atesora. Sus estrechas calles empedradas nos conducen al edificio más reconocido de la localidad, la Mezquita, que desde lo más alto de la villa domina todo el pueblo y llama la atención de propios y extraños nada más acercarse a la localidad. Sin embargo, Almonaster posee otros edificios de gran importancia que permanecen casi en el anonimato, a la sombra de la mezquita.
En uno de dichos edificios nos centraremos en este artículo: la Parroquia de San Martín. Considerada un monumento único en la Archidiócesis de Sevilla por el reconocido historiador Diego Angulo Íñiguez, la iglesia se presenta a la entrada del pueblo con un estilo poco unitario, resultado de todas las ampliaciones que a lo largo de los siglos ha ido sufriendo. Su construcción se llevó a cabo al quedarse pequeña la ermita de la Concepción, erigida en la propia mezquita tras la reconquista, decidiendo levantar el nuevo templo en un lugar alejado del castillo, liderando así el ensanche de la villa.
Su construcción se inició a finales del s. XV con un estilo gótico-mudéjar comarcal. Con planta de salón con tres naves y pilares cruciformes, de dicha fecha se conservan las dos puertas laterales así como las bóvedas de cañón apuntado, únicas en la comarca y elemento destacado en la fábrica del edificio. Ya en el siguiente siglo se llevó a cabo la primera gran remodelación en la que se le añade el coro, la torre y la Puerta del Perdón. En los siglos posteriores se llevan a cabo varias ampliaciones e intervenciones más, en especial la realizada tras el terremoto de Lisboa en 1755.
Si algo nos llama la atención nada más ver el edificio es sin duda la mencionada Puerta del Perdón. De estilo manuelino portugués y construida en piedra caliza gris es única en toda la comarca y uno de los escasos ejemplos del estilo manuelino en España. Un estilo que se da en Almonaster debido a la cercanía a tierras portuguesas, guardando la puerta paralelismos con iglesias del Alentejo portugués.
Acogiéndonos a la descripción que Teodoro Falcón Márquez hace de ella, nos encontramos ante una puerta que “se organiza a base de arquivoltas, entre las cuales se voltea un arco conopial para rematarse en dos pináculos en culs de lampe, que apean sobre grandes ménsulas con motivos vegetales y de estrellas”. Llama la atención de la Puerta del Perdón los motivos decorativos simbólicos mezclando elementos propios del gótico-portugués con seres humanos y antropomórficos de gran riqueza.
De su interior poco queda que resaltar debido al incendio que en el verano de 1936 arrasó con todos los retablos, tallas y pinturas; entre los que se encontraban el retablo mayor del s. XVI, diferentes retablos barrocos de los siguientes siglos o tallas del XV, XVI y XVII obras de reconocidos escultores como Astorga. Los escasos restos que se pudieron salvar se encuentran repartidos entre los actuales altares del templo. Mención merece algunas piezas de orfebrería que escaparon del fuego, como un copón de estilo manuelino o la Virgen de los Dolores, obra reciente de Sebastián Santos y titular de la V.O.T. de Siervos de María erigida en 1779.
El templo fue declarado BIC por la Junta de Andalucía en 1992 y su última restauración tuvo lugar entre los años 2009 y 2011, devolviendo al templo el esplendor que el paso del tiempo había camuflado. Las obras se centraron en la sustitución de la solería del templo, dañada y de escaso valor por una nueva, así como la restauración total del exterior del templo, eliminando elementos que distorsionaban la construcción como la torre del reloj y resaltando y poniendo en valor el conjunto de puertas del templo, tanto las laterales como la principal. La Parroquia se reabrió al culto el 15 de julio de 2011 con una misa oficiada por el Obispo de la Diócesis, José Vilaplana.
Como dato curioso, la singularidad de la Parroquia de San Martín y en especial de su Puerta del Perdón no pasó desapercibida para el arquitecto José María Pérez Carasa. En 1929 y ante el reto de construir el Pabellón de Huelva en la Exposición Iberoamericana de Sevilla del citado año, el arquitecto incluyó la puerta entre los elementos arquitectónico que configuraban el pabellón, todos ellos relacionados con los lugares colombinos excepto éste. Un pabellón que se inauguraría a dos meses de finalizar la exposición y del que hoy día tan solo quedan recuerdos fotográficos al ser derribado años después.