Redacción. A hombros de sus costaleros y arropada por su pueblo, la Virgen de Montemayor abandonó este domingo 25 a las tres de la tarde la iglesia de Nuestra Señora de la Granada tras haber presidido su altar mayor durante los últimos dos meses.
A la salida del templo fue despedida por los rocieros y rocieras moguereños que se congregaron en su casa hermandad para mostrar a su Patrona el amor que le profesan. La comitiva se adentró en el corazón de la ciudad para detenerse en el ayuntamiento, donde el alcalde Gustavo Cuéllar entregó un ramo de flores en representación de un pueblo que se echó ayer a la calle para acompañar a la venerada imagen.
En este triunfal recorrido por Moguer, también fueron protagonistas cuatro artistas locales, Lorena Fradeja, Mª Ángeles Cruzado, Monte Gómez y ya en el coto de Montemayor Rocío Gómez, que jalonaron la procesión con sentidas letras en distintos puntos del itinerario, entre ellos el azulejo levantado por la Matriz en la calle Hornos.
La Virgen, que estuvo acompañada por la directiva de la Hermandad de Montemayor que preside Joaquín Luís Domínguez, por los nuevos mayordomos y por el tamborilero Francisco Garrochena, llegó a la ermita a las seis de la tarde entre los vítores y aplausos de los cientos de moguereños que esperaban ansiosos en la explanada del coto.
La Señora de Moguer permanecerá en este hermoso paraje natural hasta el próximo mes de junio, cuando de forma extraordinaria sea trasladada a la iglesia arciprestal para presidir los actos conmemorativos del 25 aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de Montemayor.
El 15 de junio de 1991 la ciudad del Nobel se vistió de gala para asistir al acto de coronación de su Patrona por el que fuera Obispo de Huelva, Rafael González, actuando como madrina la desaparecida Duquesa de Alba y también Señora de Moguer, Cayetana Fitz-James Stuart.
Rosarios de la Aurora. Con anterioridad al emotivo y multitudinario traslado de la Virgen hasta la ermita de Montemayor, tuvo lugar por la mañana el último Rosario de la Aurora, un rezo que se ha venido repitiendo durante todo el mes de octubre y que en esta ocasión se ha desarrollado en los azulejos de las barriadas Tres Carabelas y María Estrella de la Evangelización, y en el de la calle Ribera.