Juan Carlos Jara. Los seis empleados despedidos por el Recreativo de Huelva, reunidos ante los medios de comunicación este pasado martes, hacían públicas muchas de las miserias que en estos últimos tiempos acompañan al club más antiguo de nuestro país, ése del que tanto presumía el que durante veinte años ha sido el primer edil de nuestra ciudad.
Durante la improvisada comparecencia de prensa, Nardy Lafuente, portador de un arraigado y demostrado amor por los colores albiazules del Decano, enumeraba una serie de sinsentidos que se vienen sucediendo y que han encaminado a esta nave a un esperpéntico final cada vez más cercano. Como decía el ex jefe de prensa recreativista, es un sinsentido tener a muchas personas trabajando sin cobrar, es un sinsentido despedir a seis personas sin indemnizarles y sin ponerlas al día, es un sinsentido que el entrenador no se pueda sentar en el banquillo y es un sinsentido que Marc Bertran se tuviese que marchar, seis meses después, porque no se le pudo inscribir en todo ese tiempo.
Pero los sinsentidos que Nardy ponía sobre la mesa son solo algunos de los rocambolescos hechos que desde hace más de tres años se suceden en el seno de un patrimonio nuestro cuyo destino, eso sí, está en manos de una empresa con demostrada incapacidad para gestionar una sociedad tan ilustre. Los onubenses se sienten heridos por quien no puede permanecer un día más en la entidad si lo que buscamos es la conservación de un importantísimo símbolo de Huelva. Decenas de sinsentidos han acabado con las últimas dosis de la infinita paciencia que muchos recreativistas han mostrado ante esta situación y son ya muy pocos los que se dejan embelesar por los surrealistas comunicados emitidos por el club. Ni siquiera quienes quieren hacernos creer que Gildoy es lo mejor que tiene ahora el Decano encuentran ya palabras para convencernos, vociferando al viento, de que la culpa la tienen otros.
La manifestación de esta tarde pone a Huelva en la calle para expresar con toda claridad que esta tierra no puede seguir perdiendo todo lo que posee. Nadie saldrá hoy a la calle para pedir a las instituciones dinero público para el Decano ni para solicitar milagros imposibles. El recreativismo recorre hoy la ciudad para pedir un impulso entre todos, un paso adelante que vuelva a convertir al Decano en una referencia para toda España y en un ejemplo de superación que, creánme, podemos y, lo que es más importante, debemos poner en marcha entre todos.