Fuenteheridos: Un pueblo con arte

Miguel Mojarro. 

Un buen día, mi amigo Carlos Ojeda, el marido de Reyes, me invitó para que participara en los actos culturales que Fuenteheridos derrocha en una descarada militancia en la Cultura.

Era obligado el sí, por amistad, porque la idea era atractiva y porque Fuenteheridos es un emporio cultural en el que falta algo tan significativo como un casino. No deja de ser paradójico ir a un lugar en el que no hay casino, para desarrollar una ponencia sobre los casinos. Pero a veces, las paradojas son atractivas por lo que tienen de reto. Las paradojas son uno de mis pecados morbosos.

Reto para el ponente, que tiene que ganarse el afecto de los asistentes, hablando de lo que no hay. Reto para el organizador, que se enfrenta a que el tema no fluya por las venas de la sensibilidad de la sociedad local. Reto para el Ayuntamiento, que se encuentra entre la presión histórica de haber perdido los casinos que tenía y la imposibilidad de hacer nada por remediarlo, porque los casinos son entidades privadas. Y reto para una sociedad que hace años perdió sus casinos y ya el tiempo ha borrado el dolor de tal pérdida. Lo peor del dolor es cuando se hace resignación y costumbre.

Pero Fuenteheridos tiene un privilegio: Estar en el corazón de una zona, la Sierra, en la que hay tradición casinera y muchos y variados ejemplos de casinos atractivos. Por eso no es ajena a la cultura de casinos y participa emocionalmente de la presencia en su entorno de sedes, que van desde Aracena hasta El Rosal. Por eso Fuenteheridos ha acogido una ponencia que ha dejado regusto en los asistentes y en el ponente.

Fuenteheridos es un lugar en el que un Alcalde, Maestro, se ha lanzado de frente a convertir su sillón en paladín cultural de la Sierra. Para eso tiene a su alrededor gente que colabora y protagoniza. Una vez más, un Maestro se sube al pescante de la docencia y del ocio, que no tienen por qué que ir en carros distintos. Una vez más, un Maestro, de Nerva, saca a relucir la sangre cultural que le inyectaron en su localidad natal, que para eso Nerva es el faro más importante de la provincia, de una cultura que habita en sus dos casinos.

Fuenteheridos es lugar en el que viven (en el sentido más “vital” de la palabra) muchos serranos y otros que no lo son, que buscan en su frescor estival y en la belleza de su entorno, lo que las ciudades les niegan. Como mi amigo Manolo, de toda la vida, que me enseñó el lugar, sus gurumelos, su jamón y los paseos por los castaños de la finca de los Maristas.

Por eso da cobijo también a gente que hace de la Sierra un lugar de trabajo y de investigación ideal, para sacar a la luz entrañas preciosas de nuestra historia social. Como Rodolfo Recio, que asienta sus propuestas en los hechos serranos y en sus recuerdos, como niño que recorrió los salones de los casinos de aquí y que disfrutó de un baile especial cuando se casó con Manolita.

Nuestra ponencia «Los casinos de la sierra«, no ha podido tener mejor acompañamiento: Un Alcalde que habla bien y un historiador que analiza con rigor. En ese acto, el honor de sus presencias y el placer de ver caras en los asistentes con gestos de amable interés.

Nuestra propuesta final, una vez desgranados los encantos de todos los casinos serranos, quedó manifiestamente clara: Fuenteheridos no tiene casino. Pero lo tuvo. Está en la mejor situación para que vuelva a tenerlo.

No son las instituciones las que tienen que dar el paso, porque los casinos son sociedades privadas. No es el comercio de donde tienen que salir las iniciativas, porque no forma parte de su finalidad mercantil.

Pero sí es la sociedad, las personas, quienes pueden plantearse, un día de verano en paseos matinales por los bosques de castaños, si Fuenteheridos tiene méritos vitales suficientes para tener un casino, modesto o no, pero acorde con la enjundia de un lugar que ha sabido atraer el interés de muchos forasteros que han hecho de este rincón su lugar de escapada.

Fuenteheridos es «lugar con arte», según dice el eslogan utilizado por Carlos Ojeda en sus convocatorias culturales: Música, pintura, historia, … Fuenteheridos es así, porque hay un sustrato social que lo permite. Teniendo esto, lo demás es dinámica popular e iniciativa de quienes se atrevan a tener ideas y ponerlas sobre la mesa. Tal vez la misma mesa en la que podamos jugar una partida de dominó más adelante.

De Fuenteheridos se sale siempre con la intención de volver en cuanto se pueda. Por su gente, por su entorno, por su comida, … Y por tener allí amigos que lo hacen deseable.

Como Pepe Ortigoso (Siempre “me como” el primero de sus apellidos), el marido de Lilia, que tiene en su casa uno de los museos de pintura más atractivos que hay en una casa particular. Cuadros de todo tipo, preciosos y propios, que no en vano han sido pintados por su pintora particular. Que para eso la tiene.

Y como Carlos Ojeda, el marido de Reyes, amante confeso de todo lo que signifique arte (Por eso se casó con Reyes) y por eso tiene en una emisora de radio, en la cercana Aracena, un programa encantador en el que defiende y difunde el placer de músicas de todo origen, con el factor común del estilo y la calidad.

Y, no contento con eso, se sube al campanario de Fuenteheridos y lanza ese rezo permanente a los dioses de la Cultura, pone su cuerpo a trabajar y su mente a pensar bien. Y así, semana tras semana, hay un parto interesante para quien se sienta atraído por el buen gusto en el ocio.

De los salones del Museo hasta el mundo de los chamanes de internet, Carlos Ojeda transita incansable con su buen estilo por bandera. Mente que piensa en clave de placer y caminos que conducen siempre a una propuesta cultural.

Por eso Fuenteheridos tiene en su «patio» un potencial admirable de dinámica cultural, que es, además, el caldo de cultivo adecuado para que un casino nazca y crezca.

A Carlos Ojeda hay que agradecerle su empuje y su reto cultural en Fuenteheridos. Y su amable invitación para que nosotros pudiéramos disfrutar del salón de su Museo Municipal y enseñar las caras bellas de los casinos de la Sierra.

Y poder decir al final: Fuenteheridos no tiene casino. Pero lo tuvo. Es momento de empezar a tenerlo.

La Cultura al servicio de un Casino, de sus socios y de la localidad.

No se olvide esto: De la localidad.

Miguel Mojarro
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