Mari Paz Díaz. «Tienes cáncer». Así de contundente era el diagnóstico. Una tarde cualquiera, a Dani le cambió la vida. Y eso que cuando escuchó al médico ni siquiera se percató de la gravedad del problema. Corría entonces el mes de junio de 2005.
Todo empezó, efectivamente, hace diez años cuando Dani Díaz Ponce se notó un pequeño bulto en un testículo. Al principio no le dio la más mínima importancia, pero trascurridos unos quince días decidió acudir al médico. Fue a regañadientes porque pensó que era una tontería, pero su mujer le insistió tanto que acabó aceptando. Ahora comprende que esa decisión le salvó la vida.
«No sabía muy bien dónde acudir, así que me decidí por un médico particular que hay en Isla Chica, cerca de la ferretería en la que trabajo. Me encontré a mi padre por casualidad y me acompañó a la consulta. El médico me hizo una radiografía y en dos segundos me mandó al hospital tras darme la noticia: era cáncer», nos cuenta este onubense que entonces tenía 29 años. A pesar de su juventud se vio afectado por esta terrible enfermedad, «de la que yo sólo sabía que era algo grave, que podía causar la muerte, pero poco más. Yo la asociaba a todos los tópicos, desde que sólo afectaba a las personas mayores hasta que no tenía cura», nos confiesa.
Lo que Dani ignoraba es que el cáncer testicular, a pesar de que sólo representa alrededor del 0,5-1% de los tumores del sexo masculino, es el más frecuente entre hombres de entre 15 y 45 años. Eso sí, su nivel de supervivencia suele ser muy alto.
Daniel fue percatándose de la gravedad del problema a medida que veía la cara de sus familiares al conocer la noticia. A partir de entonces, de aquel 24 de junio de 2005, comenzó un calvario para luchar por su curación. Pero lo que más sintió es que a los ocho meses de tratamiento le dijeron que probablemente no podría tener hijos. «Aquello me cayó como un auténtico jarro de agua fría. Me sentó muy mal. No podía creerlo», nos dice.
Y es que Dani reconoce que lo peor de todo el proceso es el aspecto psicológico: «para mí fue mucho peor que el físico, ya que tuve que ponerme muy poca quimioterapia, fue algo más bien preventivo. No fue muy agresivo, por lo que me encontraba más o menos bien. Pero tuve que cambiar mi mentalidad. Fue un calvario psicológico. Tuve que aprender a vivir con la enfermedad y eso no es nada fácil. Al principio, quieres aprovechar cada minuto, ser la mejor persona y casi no quieres perder tiempo en dormir, porque mañana puede pasar algo que lo cambie todo». A pesar ello, este onubense nos cuenta desde su experiencia que «con el tiempo todo se atenúa un poco. Y, sobre todo, aprendes a ser feliz con las pequeñas cosas. A vivir el día a día. En mi caso, fue mi mujer quien me enseñó que el dinero no vale para nada. Que hay otras cosas que son las que realmente importan».
Ha sido la gran lección de vida que esta enfermedad le ha dado a Dani, al que le acaban de dar el alta hace tan sólo unos meses. Diez años después, este verano, Dani salía del médico con la satisfacción de poder decir que estaba curado. Ahora, con 39 años, considera que ha tenido mucha suerte, porque no ha tenido recaídas en todo este tiempo.
Además, a pesar de los malos presagios iniciales, Daniel ha podido cumplir su sueño de ser padre. Y lo ha conseguido de forma natural. Daniel y su mujer María son padres de dos niños de 5 y 2 años.
No cabe duda de que su esposa ha sido un gran apoyo en todo momento. Según nos cuenta, «me dieron el alta el 29 de junio de este año 2015. Han sido diez años muy duros, de no hacer planes más allá de tres o seis meses. No porque me encontrara mal o estuviera decaído, sino porque mi vida estaba en manos de mi médico durante ese tiempo, de revisión en revisión, hasta que me dijera que estaba todo bien».
Es consciente, por tanto, de que ha tenido mucha suerte. Porque ha conocido otros casos en los que no fue así. Sin ir más lejos, un par de compañeros que estudiaron con él en el colegio de Los Maristas de Huelva sufrieron la misma enfermedad y no han podido contarlo. Por este motivo, Dani sintió que no podía quedarse de brazos cruzados. Que tenía que seguir luchando y ayudar a otras personas que estuvieran pasando lo mismo que él.
Proyecto 101. Fue así cómo surgió el Proyecto 101, una iniciativa solidaria que ha puesto en marcha el propio Dani Díaz Ponce para recaudar fondos para la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
«La idea me surgió mientras participaba en una carrera en el año 2011 en Ronda. Y es que yo antes nunca hacía deporte. Pero cuando los médicos me aconsejaron que hiciera alguna actividad física comencé a correr, sobre todo grandes distancias. Y mientras corría en Ronda pensé que me gustaría ayudar a personas que estuvieran pasando por mi misma situación. Porque yo al principio creía que me iba a morir. Así que me animé a crear el ‘Proyecto 101’, para desarrollarlo durante un año, un tiempo en el que pretendía convencer a una persona con cáncer de que luchara para curarse. Y si convencía a una, era un éxito», recuerda. Dani entendía que poner en marcha su propuesta no era fácil, pero se puso en contacto con la Asociación Española contra el Cáncer y un año después, en 2012, ya lo hizo oficial. La iniciativa nacía un 15 de septiembre en la Carrera Nocturna de Huelva.
Proyecto 101 consiste en donar a la AECC un euro por cada kilómetro que corre Dani o cualquier otro miembro del proyecto en cada una de las pruebas deportivas en las que participan. Su meta es llevar un mensaje de optimismo e ilusión, porque a través del deporte y una vida saludable se puede ayudar a prevenir el cáncer. Entre otras citas, este proyecto ha estado presente en la Carrera Nocturna de Sevilla o la Carrera Solidaria ‘La Breña Xtren’ en Barbate, por citar algún ejemplo concreto.
Para este onubense, «lo importante no es el número de kilómetros que tengan las carreras que hagamos. Nuestro objetivo no es el dinero, sino animar a la gente. Porque no pretendo hacer grandes gestas, sino estar tranquilo de haber hecho algo para ayudar a la gente. Por eso decidí seguir adelante con esta idea después del primer año. Y todavía la mantenemos». De hecho, todo aquel que quiera sumarse a ‘Proyecto 101’ puede encontrar más información en su página de facebook (https://www.facebook.com/proyecto101/timeline), donde están animando a amigos y conocidos a que hagan deporte para mantener una vida sana y, al mismo tiempo, ayudar a la AECC, puesto que el dinero recaudado se ingresa directamente en la cuenta bancaria de esta asociación.
En definitiva, la idea de Dani era mantener el proyecto durante un año, pero el éxito de su iniciativa ha hecho que continúe con el mismo, incluso durante unos meses en los que debido a una lesión no ha podido participar en ninguna carrera. Tal y como nos comenta, «he estado un tiempo sin correr por una lesión. Pero en este periodo me han tomado el relevo mis hermanos Vanessa y Alejandro Díaz Ponce, que son el alma de este proyecto y a los que tengo mucho que agradecer. Ellos también están aportando su granito de arena, haciendo que se sumen a esta propuesta muchos amigos más».
Hechos como éste demuestran que son muchos los motivos por los que aplaudir a Dani, un empleado autónomo que trabaja en una ferretería en Huelva capital, en la Isla Chica. Él asegura que no se siente ejemplo de nada. Pero con su experiencia nos anima a todos a «que luchen y, lo que es más importante, que vivan«. Y es que todos debemos aprender a vivir, a disfrutar de las pequeñas cosas que nos ofrece la vida. Héroes anónimos como Dani nos encontramos todos los días por la calle. Todos y cada uno de nosotros podemos serlo. Dani Díaz Ponce ha dejado de serlo ya para convertirse en un verdadero espejo en el que mirarnos. Enhorabuena. A ti y a toda tu familia.
2 comentarios en «Dani Díaz Ponce, cuando los héroes anónimos tienen nombre propio»
Conozco a este muchacho desde hace muchisimos años, y a toda su familia y son un ejemplo a seguir en todos los aspectos. Personas tan generosas y entregadas a los demás como éstas no hay tantas
Enhorabuena Dani y Familia, Agradecer ejemplos como el vuestro!! Personas excelentes a tener como referentes!