Benito de la Morena. En estos momentos en los que la desolación agobia a las familias que han perdido su empleo. En estos momentos en los que lloramos ante los desastres naturales que entierran las ilusiones y la esperanza de los pobres. En estos momentos en los que la injusticia permite que asesinos “presuntos” puedan gozar de la libertad que perdemos la gente honrada. En estos momentos en los que el humilde adora al galáctico. En estos momentos en los que las jóvenes adolescentes ya pueden decidir destinar a sus hijos a la vida o a la muerte. En esos momentos en los que aceptamos con resignación que el rico sea más rico y el pobre sea más pobre. En estos momentos en los que repartimos la riqueza de los humildes para que las poderosas multinacionales bancarias no se hundan. En estos otros muchos momentos que a todos ustedes se les ocurra; es en estos instantes cuando podemos estar seguros de que la crisis ha llegado a nuestras vidas.
Si los seres humanos somos capaces de aceptar de manera resignada y silenciosa las injusticias, si los seres humanos no reaccionamos y escondemos la cabeza ante el oprobio, si los seres humanos no percibimos la diferencia entre la bondad y la malicia, entre el uso y el abuso, entre la ignominia y el honor, la verdad y la mentira, entonces los seres humanos podemos estar seguros de que la crisis ha llegado a nuestras vidas.
La sociedad se descompone poco a poco y no reacciona; la sociedad se anquilosa y no se mueve; la sociedad se acomoda ante el ocio pueril que se le ofrece y que declama por su falta de cultura; la sociedad no reacciona porque ha perdido su horizonte, porque no tiene referentes, porque sus lideres son de “papel” mojado y ha perdido la esperanza de encontrar el camino que les devuelva la confianza, porque la sociedad es noble y sana, es generosa y humilde, es confiada, demasiado confiada ante los falsos profetas que prometen y prometen con falsas verdades, mientras te sacian con el ocio que omnibula tus sentidos y te hace frágil.
La solución no es sencilla, pero tampoco imposible, quizás pase por recuperar la dignidad perdida, por reencontrar los valores del respeto, por la entrega solidaria, por la meditación que despierta la inteligencia natural que todos llevamos dentro, por tener desconfianza ante el riesgo, por saber decir que no a lo que nunca conviene, por la reacción, incluso airada, ante el fatuo y mentiroso que pretende dominarte amparado en la injusticia que su “poder” ha creado.
Concretando, la solución más sencilla es, volver a ser humano.
1 comentario en «La verdadera crisis»
Hay que descubrirse ante la valentía de Don benito de la Morena para definir sus reflexiones ante cuestiones que nos afectan a todos, pero ante las que suele haber una reacción de «mirar para otro lado».
Bravo por Don Benito y gracias.
Nosotros seguimos hoy con una propuesta cinéfila (Porque los somos): «Caballero sin espada».