Redacción. El Consejo de Gobierno ha acordado establecer una delimitación de 8.366 metros cuadrados y un entorno adicional de protección de 31,29 hectáreas para el Castillo de Cortegana. La Junta refuerza así el régimen de salvaguarda de esta fortaleza bajomedieval cristiana, ya declarada Bien de Interés Cultural en 1985 por la Ley del Patrimonio Histórico Español, aunque sin límites determinados.
La delimitación del castillo queda definida por los restos de la barbacana, mientras que el entorno de protección se extiende hasta los caminos que bordean el cerro donde se asienta, de 745 metros de altitud y en cuya ladera occidental se extiende la población de Cortegana. El objetivo es preservar la integridad paisajística del monumento y resguardarlo de posibles presiones urbanísticas.
Junto con otros castillos como los de Aracena y Aroche, esta fortificación forma parte del sistema defensivo conocido como la ‘Banda Gallega’, destinado a hacer frente a las incursiones portuguesas. El de Cortegana era elemento clave como puente de asalto de las fortalezas de Noudar y Moura.
El edificio, que ha experimentado numerosas modificaciones a lo largo de su historia, es probablemente de origen cristiano. Algunos investigadores lo datan en la primera mitad del siglo XIV y otros a principios del siglo XV sobre una fortaleza del siglo XIII. A su alrededor se construyó en el primer tercio del siglo XVIII una cerca para el emplazamiento de la artillería, que engloba tanto al castillo como a la aledaña ermita de Nuestra Señora de la Piedad.
El castillo está construido con mampostería, piedra caliza local y ladrillo rojo en las bóvedas, esquinas y puertas. Presenta cinco torres, cuatro cuadrangulares y una circular, y un camino de ronda en torno al patio de armas. Destaca especialmente la torre del homenaje, que conserva parte de la mampostería, así como hiladas de ladrillos con decoración mudéjar en los paramentos del interior.
Al contrario que en otros castillos cercanos, el de Cortegana presenta un espacio habitacional de gran extensión en comparación con el patio de armas. Las dependencias se distribuyen en dos plantas y son de gran complejidad en la parte oriental. En el patio de armas se ubica un aljibe de gran capacidad, con dos compartimentos separados por un gran arco apuntado y cubiertos con bóveda de cañón con lumbreras en el centro.
En cuanto a la ermita de Nuestra Señora de la Piedad, prácticamente adosada a los muros del castillo en el flanco oriental, fue en su origen una pequeña iglesia de estilo mudéjar construida hacia el siglo XIII, pero a lo largo del tiempo ha sufrido numerosas intervenciones. Es de una sola nave con acceso porticado y tiene una espadaña de sencilla estructura cubierta a dos agua. Su exterior, encalado, ofrece marcados contrafuertes en la zona sur.
Reformas. Posiblemente remozada y ampliada a finales del siglo XVI o principios del siglo XVII, la ermita adquirió su actual aspecto cuando en 1854 se labró el camarín y se abovedó su interior. En el siglo XX se reconstruyó el pórtico, se redecoró el edificio con pinturas del artista local Aurelio del Portillo y se realizó la portada de estilo neobarroco. La última intervención se realizó en 1995, con la restauración de las pinturas murales y la instalación del retablo mayor. Los bienes muebles que alberga el templo son todos modernos y entre ellos destaca la escultura de la Virgen de la Piedad, patrona de Cortegana, realizada por Agustín Sánchez-Cid en 1937.
Una vez alcanzada la paz con Portugal en 1668, las estructuras militares cercanas a la Raya onubense dejaron de cumplir su función, pero volvieron a ser utilizadas en las guerras de Sucesión (siglo XVIII) y de la Independencia (XIX). Tras el largo abandono posterior a este último conflicto, el Castillo de Cortegana fue objeto de diversas restauraciones a partir de los años 60 del pasado siglo.