HBN. Si hay un arquitecto que ha condicionado el desarrollo urbanístico y la fisonomía arquitectónica de la Huelva actual ese es sin duda José María Pérez Carasa. El vallisoletano recaló en la capital onubense en 1914, poco después de terminar sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid y aprobar las oposiciones de arquitecto municipal, puesto que ocupó durante 15 años y que alternó con la construcción de viviendas particulares.
Aunque sus primeros años de trabajo, en los que continuó por la senda de Trinidad Soriano o Francisco Monís, se circunscribieron a la capital y estuvieron marcados por un estilo racionalista, Pérez Carasa es sin duda alguna uno de los protagonistas del movimiento arquitectónico moderno de Huelva, junto a Alejandro Herrero Ayllón,autor del primer Plan General de Ordenación Urbana de Huelva aprobado en 1964; Francisco Sedano Arce y Luis Saavedra Navarro.
Una de sus obras más significativas fue sin lugar a dudas el barrio Reina Victoria (1916-1923), más conocido como barrio obrero, que construyó junto a Gonzalo Aguado, siguiendo el proyecto del inglés R.H. Morgan y que todavía preside la Alameda Sundheim y se configura como la puerta de entrada a la popular zona de Isla Chica. Este conjunto de viviendas y otros muchos proyectos de Pérez Caraza han sido catalogados como Bien de Interés Común por la Junta de Andalucía.
Antes de eso, vinieron dos de sus primeros trabajos de carácter civil en la capital onubense, que fueron dos edificios prácticamente colindantes y representativos de su arquitectura como son La Casa del Millón (1916), proyectado con Gonzalo Aguado y actual sede del Colegio de Arquitectos de Huelva y el Palacete de Mora Claros, diseñado por Moisés Serrano a finales del siglo XIX y reformado al estado actual por Pérez Carasa en 1919, y que por tanto aúna diferentes estilos. Ambos permanecen en pie y en uso a actualmente.
El primero fue concebido como vivienda particular y su construcción se la encargó el entonces alcalde de Huelva Juan Quintero Báez en una época en la que se acometía la remodelación de la calle Puerto.
No muy lejos de estos dos se encuentra otra pieza característica de su obra el edificio antiguo comercial situado en la calle Marina de estilo neomudéjar, concebido por Pérez Carasa en 1922. Sede de una sucursal de La Caixa, es ahora una cafetería que ha conservado y respetado el nombre de ‘El Comercial’. Esta construcción destaca por sus columnas, inspiradas en el patio de los Leones de la Alhambra de Granada, y el torreón.
Aunque no se prodigó mucho en arquitectura religiosa, el célebre arquitecto vallisoletano regaló en 1929 a la capital onubense la Iglesia de la Milagrosa o Iglesia de Nuestra Señora del Mar. Se trata de un edificio templo de estilo neogótico prácticamente único en la provincia que se construyó entre 1923 y 1929 y que surgió en una época en el que se construyeron en la capital onubense otros edificios historicistas. Sufrió daños en 1936 durante la Guerra civil y en 1969 a raíz de un pequeño terremoto, lo que llevó a diferentes remodelaciones como la llevada a cabo en 1991 por Francisco Javier Vallejo Osorno.
A José María Pérez Carasa también le debemos el Instituto de Enseñanza Secundaria La Rábida, una obra que se levantó en el cabezo y ejecutada desde 1926 hasta 1934. Con un estilo también historicista, el arquitecto pucelano diseñó este edificio de gran tradición junto con la creación del plan de ensanche para toda la zona donde se encuentra el instituto.
Estos son solo algunos ejemplos de la impronta arquitectónica que José María Pérez Carasa dejó tanto en la provincia de Huelva como en la capital onubense, como arquitecto municipal y fuera del cargo, convirtiéndose en una de las referencias urbanísticas de nuestra tierra.
1 comentario en «Un paseo por la Huelva del arquitecto José María Pérez Carasa»
Más de los que hay en pie acabaron en las escombreras.