Ramón Llanes. Decididamente las fórmulas del compromiso imponen y requieren mostrar el interés personal necesario para con el mundo, mojarse en las decisiones y pringarse de asuntos que le afecten, no dejarlo caminar solo, inventar intentonas constantes para su regeneración, su limpieza, su nuevo diseño o lo que sea. Si somos mundo, somos protagonistas de sus descuidos y de sus fracasos, somos una cualidad más de su hegemonía y el núcleo primordial con intelecto capaz de reavivarlo o hundirlo.
Con esta pestilencia deforme y con tantos alegatos activos a las guerras, a las destrucciones, al fanatismo y al incordio, con un tapete azul atemorizado por el depredador hombre, con toda esta amalgama de gérmenes negativos que circundan el lugar donde vivo, con todo, me declaro a favor del mundo y defensor de sus bellezas y sus oníricas semblanzas. Este mundo está pleno de salud y capacitado para un futuro infinito, nada -excepto los humanos- le provocan atentados.- Apostar por mejorar el sitio supone un impulso en la autoestima de los habitantes; siempre y ahora mismo es el tiempo claro para restituir al planeta tierra las partes robadas o estranguladas desde los combates librados en su deshonor. El hombre que ejerciera de máquina destructora deberá ejercer de arquitecto para volver a decorar las luces al antojo del placer.
Favorecer la vida, los juegos de la vida, la elocuencia de la vida; favorecer la sentimentalidad y los entendimientos; crear signos comunes para la complicidad de las especies, para que exista unión tácita en favor de los seres. Aún es el tiempo noble permitido para este ejercicio de responsabilidad y apego, aún no está del todo debilitada la conciencia y quedan resquicios de valentía para emprender las acciones que faciliten la creación de un ámbito perfecto que satisfaga a este gremio de desatentos con su mundo. Favorecer los vínculos entre todos para salvar la gran parte de vida que pende de este proyecto tan importante aún sin finalizar su ciclo. Decididamente a favor del mundo.