Ana Rodríguez. Una de las obras más importantes de la Colección de Bellas del Museo Provincial de Huelva ha viajado a la ciudad francesa de Nimes para integrarse en una gran muestra del Museo de las Culturas Taurinas de la citada localidad. Se trata de la pintura del artista Daniel Vázquez Díaz ‘La muerte de un torero’, un lienzo especialmente destacado que el onubense pintó en 1912 en Nerva, su localidad natal, en un paréntesis de su estancia en el país galo, ésa en la que conoció a Picasso y que marcó drásticamente su trayectoria y la de la pintura española del siglo XX.
El pasado 30 de abril, el cuadro, que hasta ahora se exponía en la entrada del Museo de Huelva, junto a la noria romana, fue debidamente embalado y transportado hasta Nimes, donde ya han confirmado su recepción. «Ahora el Museo de las Culturas Taurinas está montando la exposición, titulada ‘Capes de paseo’, que inaugurarán en unos días. Estamos pendientes de que nos envíen fotos del cuadro una vez lo hayan colocado», informa el director del Museo Provincial de Huelva, Pablo Guisande.
El representante de la institución onubense ha destacado que en Nimes existe una cultura muy arraigada de la tauromaquia (aunque no matan al animal), donde celebran los festejos en el anfiteatro romano de la ciudad. Por ello crearon recientemente el Museo de las Culturas Taurinas, que organiza de manera periódica exposiciones temporales. En esta ocasión, la entidad gala ha querido reunir en una misma muestra los cuadros más importantes del Mediterráneo relacionados con el mundo de los toros, entre los cuales no podía faltar el de nuestro paisano Daniel Vázquez Díaz, por ello solicitaron la cesión temporal del mismo al Museo de Huelva.
Conseguir que esta obra de grandes dimensiones (219 x 274 cm) llegara a la ciudad francesa ha implicado un esfuerzo importante por parte de la institución onubense. Como explica Guisande, «hemos tenido que elaborar numerosos informes, lo que nos ha llevado varios meses, obtener una orden ministerial firmada por José Ignacio Wert, organizar toda la infraestructura y el transporte, para lo cual hemos recurrido a la misma empresa que trasladó el ‘Guernica’ de Picasso a Nueva York y los dos jarros tartéssicos de La Joya al Metropolitan. Los costes de todo este proceso los ha asumido el Museo de Nimes, donde el cuadro podrá verse hasta que finalice la exposición en noviembre«.
Cabe destacar que, aunque ‘La muerte de un torero’ se exhiba en el Museo de Huelva, la titularidad de la obra corresponde al Museo Reina Sofía de Madrid, encontrándose en el onubense en calidad de depósito temporal desde 1973. En este sentido, Pablo Guisande explica que en el citado año, cuando se hizo el actual edificio del Museo Provincial, la colección propia de obras de arte estaba muy mermada, motivo por el cual se produjo un préstamo ministerial de cuadros procedentes de tres centros españoles: el Museo del Prado, el Nacional de Bellas Artes y el Museo Español de Arte Contemporáneo, que luego dio paso al Reina Sofía. Desde entonces, tales cesiones temporales han permanecido en el espacio onubense, renovándose de forma periódica los acuerdos de estos depósitos.
Por otro lado, Guisande pone de relieve que ‘La muerte de un torero’ se encuentra entre las obras más importantes del Museo de Huelva, una de las obras maestras de su colección de Bellas Artes. Su relevancia responde principalmente a que es una de las pinturas tempranas de Vázquez Díaz, «la hizo justo después de terminar sus estudios y viajar a París, donde conoció a Picasso. Después de que el malagueño pintara ‘Las señoritas de Avignon’, el nervense lo visita en su taller, se relaciona con otros pintores de la época y luego hace una visita a Nerva, donde pinta este cuadro en el que ya se aprecia la influencia de las vanguardias. Finalmente, Vázquez Díaz acabará siendo el gran maestro de la escuela onubense, siendo su fiel sucesor José Caballero», explica el director del Museo de Huelva.
Asimismo, el experto en Historia del Arte J.M.V. señala que ‘La muerte de un torero’ hace referencia a un lienzo del pintor José Villegas Cordero titulado ‘La muerte del maestro’. «En este cuadro, que pertenece a su etapa parisina, Vázquez Díaz ya es Vázquez Díaz, por eso es uno de los esenciales de su pintura. En él se ven ya rostros cincelados, grandes planos, la incontinencia gestual de los personajes, una gran riqueza cromática magníficamente compuesta… «, indica el experto.
Según J.M.V. el nervense fue un pintor protocubista con acentos clásicos que trajo la modernidad a España desde los años 20 hasta finales de los 40. Por ello los grandes vanguardistas de los 50 y 60 en nuestro país lo tomaron como la figura que rompió las cuerdas del academicismo. «Vázquez Díaz es un pintor básico del siglo XX en España. Si el onubense no hubiera regresado a nuestro país en 1917, tras su estancia en Francia, la pintura española hubiera ido por otros caminos. Él fue la luz que la guió», sentencia el experto.