Carlos Arroyo. Plaza de Toros de Cortegana, con tres cuartos de entrada en los tendidos en tarde calurosa, se lidiaron toros de “La Dehesilla”, noble, le cuesta repetir; José Luis Pereda, noble y con calidad; Miura, templado, con calidad sobre todo por el pitón derecho; Victorino Martín, manseó en el último tercio, con calidad y ritmo; Murube, noble sin transmisión; y José Luis Marca, muy parado en el último tercio, para los diestros:
Borja Jiménez, de lila y oro, dos pinchazos, estocada trasera y tendida y tres descabellos, silencio; cinco pinchazos y tres descabellos, silencio; y estocada y cuatro descabellos, ovación.
José Garrido, de grana y oro, estocada, dos orejas; media estocada, oreja; estocada y descabello, dos orejas.
Tarde de expectación en Cortegana por el reto que se lanzaron los dos toreros antes de sus respectivas alternativas en la pasada Feria de Abril sevillana. El empresario Jorge Buendía recogió el guante con premura, mano a mano en la plaza de Cortegana y toros de distintas ganaderías de prestigio para que los poderdantes dirimieran en el ruedo lo que dijeron en rueda de prensa. El toro de Fuente Ymbro no se ha podido lidiar porque se ha inutilizado en los corrales, siendo sustituido por uno de José Luis Pereda.
La tarde ha sido de Garrido desde el comienzo. Muy centrado, con torería, entrando en quites y con mando y temple en los trastos. Ya en el recibo capotero a su primer toro, el ya referido de Pereda en sustitución del de Fuente Ymbro, demostró sus intenciones. Faroles de rodillas, verónicas también de hinojos. Quita Borja Jiménez por verónicas. El toro con más recorrido, se le pega menos en el caballo, tiene calidad. Lo aprovecha el extremeño en acertada labor por ambos pitones. Toreo clásico, de siempre. Lo mata de estocada con máximos trofeos. Con el toro de Victorino llega lo mejor de la tarde. José Garrido se acopla rápidamente a las embestidas del cárdeno. Naturales interminables, despaciosos. El toro, mansito, se desplaza porque se va un poco suelto, pero vuelve a los cites por la casta. No decae la faena un ápice por el derecho, aunque el toro se
va acabando, y ya sale desentendido de los engaños. En el epílogo, torea con la diestra al natural, con la muleta sin montar, con desmayo y despaciosidad. Deja media estocada en buen sitio y el toro tarda en caer, la casta mantiene al animal en pie, en su última lucha. Esto hace que la gente premie al toro con la vuelta al ruedo, y no tanto al torero por la gran faena. En el sexto, de José Luis Marca, otra versión del torero. Bullicioso, comienza la faena de rodillas, pero el toro se viene abajo, y tiene que cambiar de registro para decantarse por la tauromaquia encimista. Hay muletazos sueltos, qué pronto le coge el aire a los toros y qué temple tiene este torero. Las bernardinas del remate de la faena encienden al público que le concede las dos orejas.
La falta de trofeos de Borja Jiménez ha estado propiciada por el mal uso de la espada. La suerte suprema ha sido un calvario para el torero sevillano, y no sólo ha sido cuestión de suerte, sino de no realizar la misma bien. Demasiado al hilo del pitón en su colocación, siendo muy difícil matar un toro bien de esta manera. En el resto de su tauromaquia, ha rallado a buena altura. Menos puro que Garrido, pero sí con entrega. A su primer toro de la “Dehesilla” le receta dos puyazos, y el toro se resiente en la último tercio. En la réplica por tafalleras al quite por gaoneras de Garrido, le prende el toro por el gemelo sin consecuencias. Hay muletazos sueltos, pero el toro protesta cuando quiere ligar y suelta la cara. Y sin ligazón, no hay faena compacta y no llega a los tendidos. Con la espada el calvario antes mencionado. El toro de Miura es noble y se desplaza con recorrido. Comienza bien la faena por el pitón derecho, en dos series de calidad. Por el izquierdo no consigue acoplarse con él. Fundamenta una buena faena en la diestra, y todo lo que construye, se desmorona con los aceros. Con el quinto, su última bala, hace el torero todo por agradar al respetable y no marcharse de vacío. Participa en todos los tercios con entrega, incluso ponen banderillas los dos toreros. El toro se viene muy abajo, transmite muy poco a los tendidos y es el torero el que pone lo que le falta al toro. Termina la faena, como la empieza, arrodillado, para firmar una faena de exposición y cercanías. Este vez es el descabello lo que priva a Borja del triunfo.