Carlos Arroyo. De nuevo Sevilla, y otra vez a un suspiro de la Puerta del Príncipe. De nuevo el rejón de muerte priva a Andrés Romero de cruzar la Puerta del Príncipe, en dos faenas rotundas, importantes y llenas de exposición.
Su primer oponente es pronto en los embroques, pero se sale un poco de la suerte. La faena de Andrés va a más, hasta que consigue acoplarse con la embestida del animal, a veces más a base de arreones. La cada vez más cuajada cuadra del escacenero logra solventar los problemas y va construyendo una faena llena de exposición. Sólo el rejón de muerte, atravesado que le obliga a descabellar pie a tierra en dos ocasiones, le priva de obtener el premio de la oreja.
Su segundo toro, de la ganadería de Fermín Bohórquez al igual que el resto de la tarde, tuvo movilidad, celo siguiendo los caballos. Andrés estuvo mucho más centrado con él, llegando lo mejor de su actuación con Guajiro, en pares al quiebro citando de frente a muy corta distancia, con una emoción que llega pronto y con fuerza a los tendidos maestrantes. Las banderillas cortas culminan su faena con exposición por los adentros. Esta vez el rejón de muerte viaja certero, cayendo el toros patas arriba sin puntilla. Dos orejas, bajo aclamación de Sevilla.
La Puerta del Príncipe se le vuelve a escapar con el mismo guion que el pasado año, cuando tomó la alternativa en la Feria de Abril de Sevilla. No se le ha escapado por el contrario a su maestro Diego Ventura, que por undécima vez en su carrera logra sentir la brisa del río Guadalquivir en volandas, con Triana como testigo. Tres orejas cortó el de la Puebla del Río. El luso Rui Fernandes, obtuvo un trofeo de su segundo toro, el cuarto de la tarde.