Redacción. El Club de lectura Juan Cobos Wilkins del Centro Penitenciario de Huelva ha participado este pasado sábado 18 de abril en el Encuentro Provincial de Clubes de lectura de la provincia de Huelva, en esta ocasión en la bellísima localidad de Moguer y han podido conocer a la viuda de José Saramago, la periodista y traductora de su obra, Pilar del Río. Los miembros del Club de lectura penitenciario son ya grandes expertos en la obra del Nobel portugués puesto que durante el año pasado y este han recibido un total de diez sesiones sobre el escritor, encuadradas en el Aula Saramago.
Después de finalizado el encuentro y aprovechando la estancia, han visitado los principales monumentos de Moguer, el centro histórico, el convento de San Francisco, sede del archivo histórico municipal, el ayuntamiento, y han sido recibidos en la Casa Museo Zenobia y Juan Ramón Jiménez, en el Monasterio de Santa Clara y en la casa-palacio de uno de los vecinos de Moguer que gentilmente se la ha mostrado, Juan Ruiz Olivares. En los tres sitios han sido debidamente informados por sus responsables y han despertado un enorme interés en todos los asistentes.
Demostrando ser uno de los Clubes más activos de la provincia de Huelva a pesar de sus muchas imposibilidades y limitaciones, el pasado jueves los componentes del Club penitenciario recibieron en las instalaciones del Centro Penitenciario al Club de lectura Extramuros, pertenecientes al C.A.L. (Centro Andaluz de las letras), al igual que el Club de la prisión. Todos juntos comentaron un mismo libro que previamente había sido leído por todos. Se trataba de Blitz de David Trueba.
En definitiva una tarde de amistad y literatura que ha dejado un excelente sabor de boca a todos los participantes, que se reunieron primero en el Área sociocultural del Centro Penitenciario y posteriormente en el recinto de la antigua Guardería infantil de la prisión, un lugar muy apto para la lectura, para la opinión y los comentarios, alejados de los altavoces de los módulos y rodeados de unos preciosos jardines que junto con la compañía de los miembros de Extramuros, hicieron olvidar a los internos, durante unas horas, del lugar donde están recluidos. Terminó el acto con la promesa de estudiarse la manera de devolver esta visita al exterior con los internos posibilitados para ello en un futuro cercano.