Elegancia y años de historia marcan el procesionar de la Hermandad de la Merced por las calles onubenses

HBN. Las últimas horas de la tarde congregaban en la Plaza de la Merced a una gran cantidad de cofrades expectantes por ver abrirse las puertas del primer templo de la diócesis. Minutos antes de las ocho de la tarde comenzaban a salir de las naves catedralicias los tramos de nazarenos que antecedían al primero de los pasos de la Real, Ilustre, Venerable y Capitular Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de la Merced y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Cadenas, Santísimo Cristo de Jerusalén y Buen Viaje y María Santísima de los Dolores.

Un cortejo en el que se veían ya los primeros nazarenos portando la nueva túnica. Vuelve la capa a la Hermandad de la Merced tal y como diseño su hábito el genio Rodríguez Ojeda, así como la cruz mercedaria en el escapulario.

Pasados unos minutos desde que la cruz de guía iniciara su caminar hacia la Carrera Oficial, el misterio del Señor de las Cadenas se situaba sobre el dintel de la puerta. Por vez primera veían la luz de Huelva el nuevo conjunto escultórico que acompañará a la antiquísima imagen de escuela gaditano-genovesa. Las tallas son obras del imaginero palmerino Martín Lagares y representan el momento de la burla al señor. Novedad era también los nuevos candelabros de las esquinas, aun en su fase de madera, tallados por Francisco Verdugo.

Los sones del himno nacional tocados por la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús del Gran Poder de Coria del Río recibían tras una ajustada maniobra debido a las dimensiones de la puerta dela catedral los primeros metros del Señor de las Cadenas en la calles en este Jueves Santo. Una banda que también se estrenaba en Huelva tras el Señor de las Cadenas. El exorno floral, compuesto de pequeños centros repartidos a lo largo de la canastilla en color malva y rojo.

Avanzaba ya por el porche mercedario cuando en el interior del templo comenzaba la primera chicotá del Cristo de Jerusalén y Buen Viaje. Sobre un clásico monte de claveles rojos, en lugar del monte silvestre de años atrás, se nos presentaba el Señor en esta jornada. Novedades también tras el coqueto y antiguo paso, ya que por vez primera el Cristo del Buen Viaje realizaría Estación de Penitencia a los sones de una banda, en este caso la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús Nazareno de Lepe. Un repertorio de piezas clásicas acompañaría el andar de esta sobrecogedora talla en la tarde noche onubense.

Avanzaba la Hermandad por la plaza de la Merced en un nuevo recorrido, que la llevaría hasta el Paseo Santa Fe subiendo la calle La Palma. Una puesta en escena distinta también en el cortejo, ya que a causa de la incorporación de la capa al hábito, los cirios han dejado de llevarlos al cuadril.

María Santísima de los Dolores iniciaba su caminar por el porche catedralicio en una delicada maniobra, comandada por su capataz Francisco Rey. A los sones de la Banda de Música del Liceo de Moguer, con un escogido repertorio musical, la dolorosa se presentaba a los onubenses dejando una imagen especial. En el 100 aniversario de su manto, la Virgen vestía su saya blanca como puede observarse en fotografías antiguas, en lugar de su conjunto de saya y escapulario isabelino. Además, sobre sus sienes lucía una nueva presea, de estilo romántico realizada por el orfebre Joaquín Ossorio y bendecida en la mañana de hoy Jueves Santo. Sin embargo, lo que más llamaba la atención en el palio «juanmanuelino» exornado con rosas blancas eran las velas rizadas, rememorando estampas añejas y de marcada personalidad que lucía la Señora de la Vega Larga en su procesionar por las calles onubenses.

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