Paula Crespo. Todo el mundo tiene una vocación, una pasión, un talento que permanece en estado latente hasta que un buen día de manera más o menos consciente mana a borbotones, llenándonos de satisfacción y haciéndonos sentir plenamente realizados. Y se torna aún más satisfactorio si lo que era una afición, algo vocacional y placentero adquiere una dimensión pragmática y mercantil.
A veces esto ocurre en momentos de crisis, vocablo que los chinos construyen con los términos peligro y oportunidad. Oportunidad de hacer algo que realmente gusta y sacarle el máximo partido haciendo que sea el trabajo diario, para romper con esa disyuntiva que durante mucho tiempo ha enfrentado vocación y profesión.
Eso es precisamente lo que le ha ocurrido a los 52 años de edad al ingeniero de Minas onubense Andrés Espuelas, que nunca pensó que sus dibujos, esos que hacía desde pequeño en cualquier sitio y con un estilo personalísimo estarían hoy en boca y en el Facebook de «todo el mundo». Precisamente lo particular de sus trazos y el cariño y el color que les pone, sobre todo a los que tienen que ver con su adorada Huelva, es lo que ha cautivado a propios y extraños: «He dibujado desde siempre, desde pequeño. Siempre estaba con un lápiz dibujando en cualquier sitio. En clase, fíjate que prestaba más atención dibujando que solamente atendiendo. Pero ha sido ahora cuando me he dado cuenta de que dibujo bien, de que a la gente le gusta mi estilo», explica Andrés.
A pesar de ello, Andrés nunca ha estudiado ni recibido ninguna formación relacionada con el dibujo o la pintura, su verdadera pasión. Lo suyo es realmente un talento innato: «Es totalmente vocacional. En el fondo me habría gustado hacer la carrera de Bellas Artes, pero había que irse a Sevilla, pagar un colegio mayor…era una complicación y yo no le veía futuro. Entonces pusieron en Huelva la Facultad de Geología y como mi madre era profesora de Ciencias Naturales en un instituto y mi hermana bióloga me dije que tenía que seguir la tradición y estudiar algo relacionado. Cambié mi vocación por lo práctico y empecé a estudiar Geología, luego la dejé y acabé siendo Ingeniero Técnico de Minas, aunque lo que realmente me habría gustado estudiar era Bellas Artes», reconoce.
Antes de terminar la Ingeniería Técnica de Minas comenzó a trabajar y solo seis meses después una potente multinacional cementera se hizo con sus servicios: «Yo llevaba canteras y plantas de hormigón. Estuve trabajando por Andalucía, pero el proyecto era que yo viniese a Huelva, así que era ideal. Así que trabajaba al cien por cien y de vez en cuando me daba por pintar».
Con la crisis económica, la parte de la empresa dedicada al hormigón y a los morteros desapareció. Entonces llegó otra compañía del sector que conocía su trayectoria y le contrató, aunque tampoco era ese el lugar que el Universo le tenía reservado: «En ese momento pensé que era el tío más privilegiado y con más suerte del mundo, pero ¡qué va! En el fondo sabía que era el momento de dar un cambio y tuve la suerte de nada más salir de esta otra empresa entrar a trabajar en una constructora, hasta que llegó una empresa de automoción para contratarme como director de ventas y me dije que este era cambio radical, aunque tampoco encajé».
Era septiembre de 2013 y había dejado ni más ni menos que tres trabajos distintos pensando que encontraría otro que le gustara más y donde se sintiera mejor. Pero pasa el tiempo y empieza a entrarle el agobio de ver que no tenía nada que hacer: «En esos momentos de agobio e incluso de un poco de depresión, me di cuenta de que además de ir a alguna que otra empresa podía dedicarme a pintar. Y me di cuenta de que tenía tiempo para lo que siempre había querido hacer y le dije a mis hijos que me iba a dedicar en serio. Además a la gente le gustaba lo que hacía y empecé a compartirlo en Facebook, hasta que decidí que aquello tenía que tener un objetivo: una exposición con una temática común. Como soy muy de Huelva y además siempre he pensado que no hace falta ser político para poder aportar tu granito de arena a tu tierra, pensé que tenía que rendirle homenaje con mis pinturas, llenas de color, el colorido que tiene Huelva», relata entusiasmado.
Técnica y temática
Andrés pinta con acuarelas, plumilla y lápices al agua y sus dibujos tienen una perspectiva distinta y muy peculiar, parecen deformados o vistos a través de una copa o un ojo de pez: «parece que los edificios estén hinchados o sean de plastilina», explica él mismo.
Todos son distintos, paro a la vez todos tienen una característica común y es que desprenden el olor de la alegría de un hombre contento y pleno, satisfecho por hacer lo que le verdaderamente le apasiona: «Tenemos que buscar y desarrollar lo que realmente nos gusta para sentirnos realizados. Como decía Confucio: Trabaja en lo que te gusta y no tendrás que trabajar ni un solo día más».
La temática es muy variada, este ingeniero onubense reconvertido a Artista es capaz de decorar cualquier superficie con motivos que van desde el skyline de Nueva York -en una pared de su casa-, hasta el Papa, pasando por la versión más americanizada del Monumento a la Fe descubridora.
Sin embargo, lo que más le gusta, de lo que más orgulloso se siente es de su tierra y su ciudad, Huelva. Por eso le está dedicando una serie de dibujos en la que muestra todas las bondades de la capital onubense: «Me he dado cuenta de que estoy redescubriendo Huelva. Con estos dibujos reivindico lo bonitas que son las cosas que tenemos tanto en la capital como en la provincia y la belleza singular de algunos edificios que se encuentran hoy abandonados y desaprovechados. Hay mucha gente que dice que Huelva es fea. No estoy de acuerdo, hay que observar con cariño las cosas tan fantásticas que tenemos y no tirarnos piedras a nuestro propio tejado».
Las redes sociales, en especial Facebook, Youtube e Instagram, están siendo la plataforma de lanzamiento de este artista en ciernes, que planea una exposición y la edición de una publicación con los 30 dibujos de la serie ‘Mi Huelva’, de los que ya tiene siete: Estación de Renfe, Colegio de Arquitectos, San Pedro, Colón, La Cinta y la Plaza de Toros.
A esta le seguirá otro proyecto de postales sobre la romería de El Rocío, en forma de viñeta o cómic, pero siempre «con el máximo respeto a esta tradición que es la que verdaderamente hace que sea conocida a Huelva en el mundo entero», especifica.
Gracias a Internet, donde también cuenta con un blog, ahora todo el mundo ha visto sus dibujos e incluso lo conocen por la calle. Son varios los medios locales y regionales que se han hecho eco de sus dibujos de Huelva y de su historia, de como tras muchos años destacando en su profesión de «hormigonero», Andrés Espuelas ha encontrado la felicidad en su verdadera motivación en su ciudad y en el dibujo.
3 comentarios en «Andrés Espuelas, el ingeniero que redescubre el color de Huelva con sus particulares dibujos»
El hormigón tenia cubierto ese rio de creatividad. Enhorabuena artista.Tenian que pasar cosas para que el gris se convirtiera en este precioso resultado. Disfruta del cambio.
Muchas gracias May
Que pedazo de artista. Me han encantado tus dibujos y pinturas. Te felicito