José Luis Rúa. /Ayamonte. Con las primeras horas de la mañana y cuando aún la ciudad duerme, saboreo ese café que despierta los sentidos y te hace más perceptible a las sensaciones que te rodean. Lo comparto, como en tantas otras ocasiones, con un amigo, un artista y un enamorado de su trabajo. Juan Galán hace un alto en su camino y me cuenta a vuelapluma algunas cosas, que no muchas, de esta exposición con la que comparte cartel con algunos de sus amigos pintores.
Estamos en la cafetería Galería Passage. Cuadros en sus paredes de muy diversa temática, de muy distintos estilos y firmas también distintas. ‘Tres pasos’ es como han bautizado esta exposición. Tres formas de ver y hacer la pintura, tres nombres propios, Juan Galán, Álex y Benito Mateo. Un repaso detenido en cada una de las obras expuestas y rápidamente una valoración conjunta, magnifica muestra.
Juan Galán expone 11 obras de distinto formato pero unificadas en la temática, bodegones interiores y patios. No nos sorprende puesto que le conocemos y reconocemos ese estilo realista de trazo suelto, espacios distribuidos de diversas maneras y dando esa sensación de impresionismo en cada una de sus pinceladas. Llama la atención esa fragmentación que hace del conjunto dejando esos espacios en blanco a través de los cuales, hace que respire la obra. Y el color verde por encima de todo, blanco tambien junto a todo y así el conjunto equilibrado.
Frente a él, su amigo Álex. Forma distinta en su propia concepción de interpretar sus últimos trabajos. Formatos grandes para dar cabida a su nueva tendencia, los caballos. Movimiento, vida, explosión de texturas en torno al protagonista de su obra, el caballo y el jinete. Blanco, casi por encima de todo y juego de líneas sueltas como lanzas hacía el infinito. Limpieza en determinadas pinceladas arrastradas posiblemente por una espátula suelta. Composición que busca algo más que vida.
Y finalmente Benito Mateo. Otra forma de enviar mensajes al espectador a través de su obra. Benito se ofrece más crítico con los temas que le rodean. Es un autor social, reivindicativo, denunciante de todo aquello que no le agrada.
Lleva al lienzo lo cotidiano, para hacer partícipe a quien le observa, de aquellas situación no muy lejanas pero si muy olvidadas. La escena del toro muerto encajonado en el propio cuadro. Los toreros y la traducción invisible. Obras realistas y de enorme colorido. Y en contraposición, las miniaturas, cuadros que se deben observar a través de la lupa. Escenas de la Semana Santa o de la arquitectura más elevada en la ciudad. Una contraposición que define el objetivo de Benito.
Una nueva exposición en un espacio identificativo y una nueva sensación al poder admirar lo último de estos hombres, que saben cómo nadie interpretar sus ideas en el lienzo. Lo más nuevo de Galán, Benito y Alex, ahora en el centro de la ciudad fronteriza.