Benito de la Morena. Querido amigo, hoy también yo me siento triste, ¿quizás por los seres perdidos?, ¿quizás por los que permanecen?, ¡no lo sé!, pero me embarga la tristeza.
Hace días me pregunto si en esta «vida» mundana merece la pena estar, o tal vez sean ya meses, quizás años; y en la penumbra de mi corazón se gesta la sombría tentación de dar apoyo a la libración desesperada del cuerpo, que permita al alma escapar de la miseria a la que la estamos sometidos, por no sé qué razones de espíritu, en la que los lideres de «papel» se empeñan en querer hacernos ver que debemos asumir, sin rechistar, sus designios.
Y al atardecer la melancolía me abruma con sus mimos tendenciosos que solo pretenden apoderarse de mi mente y de mi ser. Lucho en la noche sombría, entre angustias y arrebatos, por no caer en el sueño de la tentación maldita, por no ser absorbido por pensamientos insanos que estimulan y reprimen, de manera simultánea, incentivando mi duda de aceptar o rechazar los impulsos de la lucha por no ser manipulado y caer en el sistema. Pero me siento cansado por el fraude permanente que la vida me regala, por las falsas sensaciones que mi corazón percibe cuando se abre a la luz y se asoma a la esperanza de encontrar sinceridad en los ojos de a quien hablas, y retumban mis oídos con tantas falsas promesas de personas prominentes, los guías de sensaciones que deberían de ser orientaciones de vida y el ejemplo de las gentes, y solo puedo pedir misericordia bendita, para calmar mi deseo de venganza por el daño que nos hacen a las personas sencillas.
Hoy estoy triste y sigo triste ante el deambular inquieto que no permite reposo en el prado de mis sueños, el sueño de humanidad, el sueño del ser sincero que inspira la confianza y despierta los sentidos de nobleza y honradez, conceptos ya depreciados y en algunos olvidados porque con ellos no alcanzan las «glorias» de su poder.
Y al amanecer del día, de otro día, cual ayer, siento la necesidad vital de mantener la esperanza y de creer que aún hay gentes que mantienen en virtud lo que antes fue normal, me refiero a la razón, me refiero a la verdad, me refiero al sentimiento del amor por los demás, sin esperar nada a cambio y eso es «humanidad».
Nada fuera más sencillo que entregar amor y paz.
2 comentarios en «Hoy me siento triste»
Por esa misma causa tuya permíteme com partir contigo tristeza, porque estar tristes es sinónimo de desconsuelo pero también de necesidad de cambiar algo. Cuando no tengamos capacidad para adoptar la tristeza habremos caído en el descuido de olvidarnos de progresar. Comparto tristeza contigo y le ponemos cara limpia a la vida, amigo.
Hay dos clases de personas en este valle: Las que miran a su alrededor y las que se miran el ombligo.
Unas, las primeras, pueden percibir una realidad prometedora, si tienen sensibilidad, intelgencia y valores.
Otras, las segundas, pueden ser «listas», eficaces y oportunistas.
El problema es de diseño. De que cuando se nos ideó, no se cargaron las tintas en los valores y lo otro, sino que se dejó a la naturaleza humana que eligiera. Y, claro, eligió lo más sencillo y de resultados inmediatos.
Pero algunos de los que conozco, entre ellos tú, deben estar y están cada día más allá de las tentaciones de los del poder ese.
Sobre todo si tienen amigos que lo admiran y semejantes que lo respetran. Tú los tienes.