Redacción. Finalizado el inolvidable Año Platero en el que la universal obra del premio Nobel moguereño fue la protagonista del programa de difusión La Pieza del Mes, y de prácticamente toda la actividad generada por la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, en este nuevo año los responsables del organismo encargado de custodiar y proyectar el legado del poeta, continúan sacando a la luz interesantísimos documentos y objetos que nos ayudan a comprender la dimensión de la figura de nuestro ilustre paisano, y su importancia en el contexto cultural de su tiempo.
En esta ocasión la Pieza del Mes nos permite acercarnos a la figura de uno de los hombres más admirados y respetados por Juan Ramón, como fue el pensador y pedagogo Francisco Giner de los Ríos, impulsor de un cambio en las estructuras culturales de nuestro país, que dio origen quizás a una de las épocas más gloriosas del pensamiento y las letras españolas, de la que fue el mejor ejemplo sin duda la extraordinaria concentración de talento que se dio en la Residencia de Estudiantes de Madrid, a la que tan estrechamente estuvo ligado Juan Ramón.
El poeta de Moguer siempre mostró su gran admiración hacia la figura y las ideas reformistas de Giner de los Rios, al que tuvo como uno de sus grandes maestros. Además Giner fue decisivo de alguna manera en la primera promoción de ‘Platero y yo’, ya que compró numerosos ejemplares de su primera edición, y los regaló a sus amistades ensalzando el contenido de la obra del moguereño. Platero era un libro singular, impregnado de esos valores de regeneración y compromiso con la cultura y la naturaleza que se fomentaban en la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Estudiantes, y por ello desde el primer momento fue una obra que tuvo un gran impacto en Giner. Tal fue así, que en la última visita que hace el poeta a su maestro enfermo, éste abre el libro por la página de la muerte de Platero y dice: «Es perfecto con esa sencillez debía usted escribir siempre».
Tras la muerte de Giner de los Rios, Juan Ramón escribe a Zenobia para contarle el impacto que le ha producido el suceso, y la idea de escribir un libro sobre su figura, un libro que el moguereño abordaría con la mayor admiración y respeto, y que lleva por título ‘Un Andaluz de Fuego’. La carta de Juan Ramón está fechada el 18 de febrero de 1915, y en ella el moguereño comenta a su esposa: «He estado toda la tarde con el pobre don Francisco. Está en su celda blanca y pobre, como un santo, entre sus flores y su romero. Cossío me dice que el último libro que ha leído y que la última conversación lúcida que tuvo fue sobre mi Platero. Ahí lo tiene, al lado de su lecho de muerte. ¡Qué horas tan dulces, tan buenas, he pasado a su lado en el balcón que da al jardín solitario! Voy a escribir un libro sobre don Francisco, que se me ha ocurrido al lado de su cuerpo frío».
Precisamente la Pieza del Mes que los visitantes de la casa-museo Zenobia-Juan Ramón van a poder disfrutar a lo largo de este febrero recién iniciado, son algunos de los primeros textos para este libro de homenaje a Giner de los Ríos que Juan Ramón escribe en el propio velatorio del gran profesor, como son «Elegía pura» o «Elegía a la muerte de un hombre puro», que se van ampliando posteriormente hasta dar origen al libro que todos conocemos.