Redacción. Tras rendir tributo al poeta moguereño Juan Ramón Jiménez y a Miguel Hernández con sendas exposiciones de su Tact Art (“Encuentro con Juan Ramón Jiménez y San Miguel Hernández y otros apóstoles, respectivamente) en el Museo Vázquez Díaz, el artista invidente de Hinojales, Malatesta vuelve a Nerva con su recreación del emblemático poemario Minero de Estrellas, de José María Morón, La muestra se ha inaugurado este viernes 23 de enero y se podrá visitar hasta el próximo 1 de marzo.
En ‘Minero de Estrellas. Homenaje a José María Morón. Escultura y pintura’, Malatesta propone ver, tocar, oler y sentir su particular reflexión sobre el paso del tiempo, la fragmentación y las musas a través la representación de la varios elementos escultóricos y pictóricos autóctonos como ‘Picos y Palas’, ‘El río 1934- 2014’, ‘Los quejidos de la tierra’ o ‘Mineros de Carbón’ en recuerdo del poeta nervense y minero por antonomasia.
Simeón Peña Castilla, “Malatesta” es natural de Hinojales (Huelva), y desde muy temprano expresa sus sentimientos artísticos. Tras vivir en Francia y Barcelona y su toma de contacto e influencias de pintores catalanes sobre todo, en 1978 vuelve a su pueblo natal donde su obra denotará vivencias anteriores y adquirirá la madurez que desemboca en sus propuestas sobre el Tact-Art, uno de los modos de expresión plástica más innovadores de los últimos años, no sólo en la formas externas o los materiales empleados, sino en el reto que el artista plantea a través de ellas. A partir de 1980, comienza su etapa de madurez y de rompimiento que culminará con el nacimiento de Tact-Art. Bajo este signo, Malatesta empezará a ver culminadas sus obsesiones. Mientras, viaja a Marruecos (con evidentes influencias posteriores) y a Grecia, casi una visita obligada.
Desde que en 1992 aparece el Primer Manifiesto de Tact-Art, Malatesta encuentra la vía de salida a sus ancestrales inquietudes. Sus preocupaciones pasan de manifestarse de un plano terrenal a uno universal, creando todo un lenguaje en el que los conceptos ancestrales conforman el cuerpo de las obras. La igualdad humana la confirma Malatesta en su nuevo universo creado, en ese orbe en el que el ser humano se convierte en eje motriz y todas las barreras se difuminan. El Tact-Art, el arte en oscuridad, permite que en cada obra, el visitante perciba aquello que guarda dentro, secretos, códices que permitirán entender la infinitud de la desnudez de los espacios negros. Cada visitante traducirá cada obra, cada cuadro, cada relieve, cada superficie, cada textura según su intuición, sus sentimientos, sus experiencias.
En 1996 empezó a trabajar la trilogía compuesta por: Encuentro con Juan Ramón Jiménez, la eternidad y la belleza (1997); El Color de la Memoria, homenaje a la cultura de la república, (2004) y San Miguel Hernández y otros apóstoles, la poesía y los sentidos (2006)