Paula Crespo. Son muchos los personajes ilustres que se esconden tras las páginas de la historia de la provincia de Huelva. Personalidades de distintos ámbitos que han destacado en su época en diversas artes y disciplinas, como la ingeniería, la navegación, las artes plásticas o la literatura, dejando un importante legado que en ocasiones los propios onubenses desconocemos porque no se le ha concedido la relevancia oportuna.
Es el caso del humanista lepero Cristóbal Méndez, una de las figuras más notables y enigmáticas de la medicina del Renacimiento español en el siglo XVI. Tal como recoge una publicación de la Universidad de León sobre humanistas españoles que incluye datos de la biografía del onubense adquirida por el Archivo Municipal de Lepe, Méndez fue uno de los integrantes de la primera promoción de esta ciencia en época renacentista, a cuyos integrantes algunos autores han denominado los «médicos imperiales».
Su importancia radica en ser el autor del primer tratado internacional sobre los beneficios para la salud del ejercicio físico, tanto para personas sanas como enfermas. En 140 páginas el Libro del Exercicio Corporal y sus provechos -publicado en 1553 por Gregorio de la Torre en Sevilla– recoge un compendio de las actividades y juegos de la época y califica la práctica del ejercicio como terapia para prevenir males.
Durante el siglo XVI se produce un redescubrimiento del cuerpo humano y con ello al interés por conservar la salud. Así, en una reinterpretación de la archiconocida máxima latina de las Sátiras de Juvenal «…mens sana in corpore sano», Méndez explica que la actividad física realizada con «voluntad libre y ajena a la es esencial para conservar y mejorar la salud del cuerpo y del alma. Literalmente recoge que «para alcanzar la salud del cuerpo, es bueno que se cure primero la del ánima porque el virtuoso con su bondad podrá bien sojuzgar las pasiones del cuerpo».
La obra de Cristóbal Méndez se publicó 16 años antes que la del italiano Jerónimo Mercurial, De Arte Gymnastica (1569), que desde siempre se ha considerado el primer libro de terapia física o fisioterapia del mundo. La explicación es que aunque actualmente hay historiadores que piensan que muchas ideas de Mercurial son tomadas del libro del galeno lepero, del libro de este último solo hubo una edición de la que solo han llegado seis ejemplares a nuestros días. De hecho, la obra permaneció durante siglos, oculta entre «legajos».
Por contra, De Arte Gymnastica se divulgó durante siglos, se tradujo al español y se reeditó en 1845 bajo el título Arte jimnástico-médico, en una época en la que renacía el interés por el ejercicio físico para fines relacionados con la salud.
Biografía
Aunque son pocos los documentos que se conservan sobre Cristóbal Méndez, a través de su propia obra sí se conocen algunos datos biográficos tan curiosos y relevantes que encumbran a este ilustre lepero, del que se puede constatar que nació en 1500 o 1501 en el municipio onubense. De hecho, en el Archivo General de la Nación en México se conserva un legajo del ‘Proceso del Santo Oficio contra el doctor Cristóbal Méndez’ que reza: «Le fueron hechas las preguntas syguientes: Preguntado: ¿cómo se llama? dixo que el dotor Xriptóbal Méndez. Preguntado: ¿de dónde es natural de los Reinos de Castilla?, dixo que es natural de Lepe, que es en el Condado de Ayamonte«.
Recibió su primera formación en Sevilla, a donde se trasladó de niño, en el entorno del arzobispo Diego de Deza. Y allí mismo estudió gramática antes de cursar Medicina en Salamanca entre 1524 y 1526. Cinco años más tarde se marchó a México donde vivió durante 15 años y entre otras cosas fue en 1534 el médico particular de Juana Zúñiga, mujer del conquistador español Hernán Cortés y protomédico (1935), nombrado junto con Pedro López por la Real Audiencia. Esto les hacía responsables del Tribunal de protomedicato de la ciudad, encargado de «examinar a los Físicos y Cirujanos, ensalmadores y Boticarios y especieros y herbolarios y otras personas que en todo o en parte useren en estos oficios…»
Antes, en 1529, según relata él mismo, vio la operación hecha al niño Villaseñor con extracción de un cálculo vesical del tamaño de un huevo. Algunos autores opinan que fue una operación urológica, mientras otros creen que fue una autopsia. Sea como fuere, se trata de una intervención muy relevante, ya que si fue autopsia, fue la primera en el continente y si fue operación quirúrgica, también.
Cristóbal Méndez atendió al virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, y en 1538 fue acusado ante la Inquisición, procesado ante el Santo Oficio y absuelto en el juicio por el uso de un sello de metal para imprimir en papel, denominado sigilo o joya, fabricado a partir de la fundición de medallas de oro para remediar el dolor de riñones.
Entre 1539 y 1544 existen lagunas documentales en la biografía del galeno de Lepe, que en 1545, tal y como escribe en su obra, inicia el viaje de regreso a España, con escalas en La Habana y en la isla de San Miguel -isla canaria de la Palma-, donde ejerció la medicina, interviniendo a un marino portugués, factor del rey. Asimismo, en su segunda estancia en España fue vecino de Jaén, según reza la portada del Libro del Exercicio Corporal y sus provechos.
En cuanto a la fecha de su muerte, se cree que falleció en algún lugar de América después del año 1562, ya que en esta fecha embarcó de nuevo y es la última constancia que se tiene de él.