Ramón Llanes. Hemos asistido a la asamblea de la memoria junto con neuronas, espasmos, incertidumbres y recuerdos. Allí dormitaban las esencias del contenido que hizo de la vida un inconcluso devenir de tiempos, con sus agnosticismos, sus banalidades, su deidad y su elegancia; pareciera que todo el control emotivo estuviera alerta en la sobranza de las inquietudes, todo el predio para andar, toda la locuacidad aprendida, todo el ritmo de los referentes y las canciones; pareciera que la memoria reforzara su himno a la solemnidad, entonando notas con estruendo para recordar los grandes actos y pareciera que se deslizara con atención la bolsa de la nostalgia. Todo real, allí, en la asamblea plenaria de los protagonistas de cada historia. Pretendíamos dar la sensación de integridad.
Hasta que apareciera el olvido pudo llegar el desvanecimiento o la incredulidad y a nadie que presumiera de perfección pareció correcta su llegada; al cambio de tal adversidad supimos que habían quedado ocultos, en la misma memoria, un determinante mundo de afectos, la mayor parte de las caricias, los besos no vividos, la ingratitud percibida, las cobardías, el cajón grande de los errores, todo estaba perdido en la imposible capacidad de lo guardado y se espetaban contra las bruces del olvido en un trato ingenuo y torpe.
Se rompió la asamblea, el ideario presupuestado no pronosticó esta destemplanza y volvieron los ecos a admitir el más craso error. Se acercaron las células y empezaron a darle vigencia a los pensamientos hasta conseguir recuperar uno a uno recuerdos escondidos. Allí estaba todo, ni uno solo desapareció de la memoria; los pequeños momentos, las innecesarias caídas, las miradas, el solsticio aquel, los sueños de niño, el pavor a la oscuridad, la ternura de los padres, la corpulencia de los cuentos de gigantes, todo estaba intacto como deseando su restauración a la realidad activa. En el punto siguiente del orden del día de la asamblea se incluyó una dotación especial de recursos hasta conseguir prolongar la capacidad de la memoria a fin de aprovechar en ella su experiencia y su larga trayectoria de valores. Y se aprobó por unanimidad.