Miguel Ángel Velasco. A las 17,30 horas está previsto que comience en el Palacio de Congreso de la Casa Colón, de Huelva, la I Gala Musical “Ningún niño sin juguetes”, organizada por la cantaora onubense, Ana María García Caro. Dicha Gala, que tiene un precio simbólico de 2 euros la entrada, nace con la idea de recoger los juguetes que aporten los asistentes al acto, nuevos o usados, para que, a través de la Rvdas, H.H. de La Cruz, en la medida de lo posible, todos los niños onubenses puedan contar con la ilusión de un regalo por parte de los entrañables Reyes Magos de Oriente a su paso por el reino de Tartessos. Las entradas para presenciar el mismo pueden comprarse en la taquilla de La Casa Colón, antes del comienzo del espectáculo, o en Virginia Zambrano, en calle Rábida, y en Papelería Jesús Viera, en calle Rico, como empresas colaboradoras.
Esta I Gala Musical contará con la actuación con el Coro Infantil de la Hdad. de El Rocío de Huelva, donde niñas de edades comprendidas entre los 8 y los 11 años, de distintos colegios de la provincia, harán un antológico recorrido por los cantes de nuestra tierra, con especial dedicación al Fandango. Estarán acompañados por el consagrado guitarrista onubense Juan Domínguez, que a sus 35 años ha recorrido el mapa nacional por concursos, festivales o acompañando, en su caso a la Academia de la malograda Correa y por Antonio Quintero, de 20 años, a la percusión, que pertenece a la Banda de Tambores y Trompetas del Cristo de La Expiración. Igualmente, en este apartado, actuaran las cantaoras mayores de la Hermandad, que deleitarán de la misma forma con sus voces ya hechas a los espectadores. Asimismo citar la intervención de Patricia Martín, autentica todo-terreno del evento como componente del Coro de mayores,
Otro de los participantes es el magnífico Coro de Villancicos del colegio de la capital María Inmaculada, tan hermanado a las Hermanitas de La Cruz, que este año han quedado en tercer lugar en el concurso provincial de esta modalidad. Sus 45 miembros estarán dirigidos por la entrañable Eva Martín, acompañados a la guitarra por Manolo, reconocido intérprete y profesor de música de la entidad.
Como plato fuerte del evento, además, se cuenta con la presencia y actuación de la Banda de Tambores y Trompetas del Cristo de La Expiración que, momentos antes, realizarán un pasacalle desde el Ayuntamiento capitalino hasta el lugar del acto, en Casa Colón. Esta afamada agrupación musical está dirigida por Santiago Mojarro, que lleva su amor a la música , a la Semana Grande, en general, y a su Hermandad de La Esperanza, en particular, hasta el montaje empresarial de una de las pocas tiendas que cuenta la ciudad de artículos de Semana Santa, Pasión. La presentación de esta I Gala correrá a cargo de Jerónimo Garrido que a sus 18 años, quiere seguir los pasos paternos, el célebre exaltador de igual nombre.
Quería conocer el parecer de Ana M. García Caro sobre todo lo expuesto pero la presencia de casi 40 personas, entre pequeños artistas, jóvenes y familiares, en Redacción hizo imposible, físicamente, esta posibilidad. De manera que, aprovechando el ensayo vespertino de casi todo el elenco, quedé con ella en la misma Casa Colón.
Me divisó desde el escenario haciendo visera sobre sus ojos con su mano derecha, deslumbrado por la luz. Vino hacia mí con esa naturalidad esbelta que conforma su cuerpo de mujer hecha. Guapa, blanca, morena, de mirada segura y ojos azabaches. Es Ana García Caro. Cantaora y estudiante eterna del cante serio. Me recuerda muchísimo a su hermana, la diseñadora Rocío Ciaro, y tiene un destacado corte maternal en su apostura. Sus labios se abren volcánicos cuando sonríe y tras besarnos familiarmente nos sentamos en la última butaca del recinto. Debo de reconocer, de antemano, que tengo una predilección especial por estas dos hermanas y su madre, Dª Ana. Las siento muy cerca, aunque sea en silencio.
-Cómo se te ha ocurrido este proyecto, Ana.
-Mira la idea partió en su esencia de mis alumnas más pequeñas. Aparte de discípulas yo las siento como mías, como mis niñas y, a pesar de que me dicen que soy muy severa en clase, yo las trato como mis pequeñas amigas. Entonces, hace cuestión de dos meses, cuando las Navidades ya empezaban a asomarse por las calles, me dijeron que no soportaban ver por la tele o escuchar a su padres hablar de los niños que pasan hambre y que no tienen nunca ningún juguete… Y entonces me quedé con la idea en la mente. No dejé de darle vuelta hasta que me dije que adelante, que tenía que llamar a mis amigos y conocidos en el mundo del cante, fuera de la dimensión que fuera, y montar todo esta Gala.
-Muy complicado, por cierto.
-Sí, pero he tenido una respuesta asombrosamente positiva de todos a los que le solicité ayuda. Creo que la gente me conoce y quiere; sabe que cuando me empecino en una cosa no hay nada ni nadie que me pare. Y más tratándose de una obra social tan majestuosa como esta. Que los niños que tienen juguetes se acuerden de aquellos que carecen de estos y de los más elementales recursos para llevar una vida digna como le corresponde a cualquier niño.
-Me imagino que el hecho de tener tu propio Ensayo de Canto en la Hermandad de El Rocío de Huelva, te habrá ayudado muchísimo.
-Efectivamente, así ha sido. La relación que tenemos con la Hermandad es absoluta y siempre cuento con su apoyo. De manera que, aprovechando, a la vez, mi faceta de saetera, me puse en contacto con mi Hermandad, La Esperanza, y conseguí que nuestra Banda de Tambores y Trompetas actuasen con nosotras y nos hicieran un pasacalle por la ciudad. Entonces, recapitulo, contaba con cuadro infantil y de mayores de la Hermandad y con la Banda; Rocío y Esperanza juntas. ¡Qué más podía pedir, Dios mío!
-¿Y las Hermanas de La Cruz?
-Muy claro. Yo me he criado en este barrio de la Plaza Niña. Me han educado las Hermanitas y conozco a la perfección su trabajo y desvelos por los más desfavorecidos. Nadie mejor que ellas para que fueran depositarias de todo lo que podamos conseguir este sábado y que repartan a su mejor entender, tanto la recaudación obtenida como los juguetes que recibamos, entre los más necesitados. Y, por ello, como el Colegio María Inmaculada, mi colegio, también se brindó para apoyarme en esta causa a través de la directora del Coro, Eva Martín y de María del Mar, su ayudante, no dudé en ningún momento en aceptar su solicitud pues es el mejor de los coros existentes en la provincia, según mi punto de vista.
De pronto, sentimos que un grupo de cinco o seis chiquillas, de entre 8 y 11 años, subían por la pasarela central a nuestro encuentro. Ana las esperó con la mirada interrogante y severa, sin variar de postura. Una de ellas se adelantó y, pidiendo perdón, le dijo algo al oído durante unos momentos. Luego se volvió hasta el grupito que esperó, ahora en tremendo silencio, la respuesta de la profesora.
-Mira, Miguel. Estas chicas te piden que pongas sus nombres en el periódico, que les hace mucha ilusión… ten en cuenta que es la primera vez que van a cantar en público y además en un sitio con este aforo tan grande.
Me mira con esos ojos que conozco tan bien y sabe que me encuentro perdido ante ellos. Cómo iba a ser capaz de ignorar a las artistas. Así que dejo que sea ella la que me presente a María Escobar de 11 años, a María Jesús Márquez, de 9, a Marta González, de 10 y a Carmen Llorente, de 11 años. Después se levantó y me trajo a la benjamina, una criatura deliciosa, rubia y pecosa, de 8 años, Daniela Schulz que cuenta con desparpajo lo duro que están trabajando y la ilusión que les hace la actuación del sábado.
Ana las mira con amor cuando se marchan de vuelta al escenario a seguir los ensayos eventualmente con Patricia Martin. Se le ve en los ojos la grandeza de su espíritu y en su mirada la ternura de sus sentimientos. Esta niña, hoy mujer, que se enamoró de la Saeta cuando la escuchó cantar una Semana Santa a su madre, siendo muy pequeña, por promesa para su hija Rocío enferma y que la cantó por primera vez, a los ocho años, en un balcón de la Gran Vía onubense a la Virgen del Cautivo, huye de todo tipo de protagonismo o de vana importancia. La humildad es su bandera y camina por la calle, a diferencia de otras y otros con mucho menos bagaje profesional, como si su garganta no hubiera pintado todas las provincias de esta Andalucía nuestra y de gran parte de España; cómo si su figura femenina ajena de impurezas. No hubiera encandilado al público más exigente de tantos y tantos de los mejores festivales nacionales del cante. Ana García Caro, sencilla. Como si desde su estampa no colgaran tantos años de Conservatorio, tantos galardones y hasta un primer premio de Saeta en La Unión, en 2.013. Cuna de las cunas. Esa mujer trabajadora y tenaz que, ganadora del concurso de Cristina Heeren, obtuvo una beca de dos años para el estudio del Cante Flamenco y que todos los días se desplaza a Sevilla, sin mueca de cansancio alguno, para cursar en un solo año dos cursos, en el Conservatorio Profesional del Cante Flamenco. Una mujer que, en definitiva, a sus 31 años no aparentados, que sabe lo que quiere y busca todo aquello desde una óptica de purismo, sin malabarismo artificiales, guardando las esenias del arte en las venas de su garganta y en las uñas afiladas de sus dedos crispados por los sentimientos.
No dejemos de acudir este sábado, a las 17,30 horas, al Palacio de Congresos de Huelva para colaborar económicamente por una buena causa, por ayudar con un juguete que ya no usan nuestros hijos a crear el sueño mágico de la noche de Reyes, a cientos de niños.