Ramón Llanes. Escribir, de qué; acaso de los tópicos agrados que se incitan en momentos nuevos cuando parece comenzar algo y se advierten propósitos; o acaso escribir de los deseos, de todos los deseos que aparecen de forma virtual en un aledaño del pensamiento, se subyugan, se les pone valor, se les obedece y se cumplen para proferirlo a los colindantes seres que juegan en la misma rayuela; o escribir de la proyección individual que un ciclo nuevo trae al ánimo, escribirle al proyecto perdido, al sueño nunca realizado, al deber de superación personal para alcanzar mejor bula y codearse con más altas nubes; escribir, acaso, de lo necesario en el circo, de lo ideal para sustentar a los leones y para solucionar los acosos y las tropelías de los llamados enemigos de la actividad; o escribir poniéndole pasión al envite depositando fuerza en las formas, atreviéndose a romper la ola próxima o detener la siguiente bala.
La noche del treinta y uno se cerró entre fuegos al aire a modo de celebración y los primeros minutos del día de este año, estrenado en igualdad de condiciones, también fueron objeto de una cierta ambición por lo novedoso y se observa que no pocos son los depositados valores que se le conceden simplemente por ser nuevo y querer entender que nada le vincula al anterior ciclo. El tiempo no se hace solo, son los hombres quienes lo diseñan, lo confirman y lo ejecutan. El calendario tiene una inseparable dependencia de los hombres, ambos se engañan, coinciden o se ayudan.
Escribir no será ponerle trabas al festejo ni mordaza a la alegría; un defecto de la imaginación impulsa a prolongar los sueños y consensuar los parámetros con un eclecticismo pensado. De lo escrito queda su carácter en la huella, los tópicos giros hacia los acontecimientos que dominan la escena se traen a la reflexión; toca escribir de este tiempo expectante, futuro incierto pero aliado, que ha puesto sus credenciales en la vida para que los protagonistas le pongan números o humanidad. Mientras, a rehacer la caminata, echar a andar y calzarse de impulsos, con la generosidad de creer más en nosotros que en el calendario.
1 comentario en «Escribir»
Magnífica reflexión Ramón.