Alejandro Díaz. El cambio de año implica para muchos un nuevo ciclo y como tal, es una oportunidad para volver a empezar. Prácticamente todo el mundo lo termina pensando en cómo quiere que sea su año siguiente, pero para que realmente se cumplan sus objetivos significa algo más que pensarlo la última noche de 2014.
Verónica Rodríguez, psicóloga del Colegio de Psicología de Madrid, explica a España Buenas Noticias que, aunque en función de la persona varían los propósitos de año nuevo, hay algunos que se repiten con asiduidad. Por ejemplo, muchos se proponen volver a empezar después de un divorcio, ponerse en forma, estar en su peso, aprender un idioma, viajar, conseguir trabajo, restablecer los vínculos con algún familiar del que se hayan desvinculado —una reconciliación—, ascender en su carrera profesional, cambiar de empleo y un largo etcétera. Las posibilidades son tantas como personas. En esta línea, José Elías Fernández, psicólogo del mismo colegio que su compañera anteriormente mencionada, concreta que, en su consulta, lo que más encuentra son personas que desean aprender un idioma, adelgazar y dejar de fumar de cara a comenzar 2015 con buen pie.
José Elías agrega que, aunque cambien los propósitos, lo que es común a todos ellos es el «volver a empezar«, ya que algo que nos saliese mal en 2014 podemos revertirlo este nuevo año. Bajo este propósito hace especial hincapié a «un mensaje esperanzador» hacia aquellas cosas que no nos salieron bien a nivel personal el año pasado pero que podemos restablecerlas en éste año. «Deberemos reconciliarnos con nosotros mismos, con aquellas cosas que nos salieron mal, y nos tocará pasar a la acción» explica el experto.
Estos propósitos, continúa Fernández, tienen que, como primer objetivo, ser alcanzables. Además, es conveniente irse poniendo metas porque muchas veces pensamos en adelgazar y pretendemos perder diez kilos en uno o dos meses, y no es posible, tienen que ser realistas. Además, si en algún momento fallas, simplemente tendrás que volver a intentarlo, el problema, a su juicio, es mantener la motivación, que suele ser lo que menos se mantiene en el tiempo. Tal y como añade Verónica Rodríguez, los propósitos deben ajustarse a la persona, a sus obligaciones y a sus horarios. «Por ejemplo, no puede pensarse en pasar un año viajando si el trabajo o la situación familiar no lo permiten, ni una persona rehacer su vida tras un divorcio sin esperar el tiempo necesario o si no está preparada desde el punto de vista emocional».
Si queremos empezar con buen pie 2015, la mejor pauta, asegura la experta, es perdonarse a uno mismo las cosas que no salieron bien y animarse a hacerlo mejor el año siguiente. «Yo sobre todo creo que a veces pecamos de juzgarnos demasiado», subraya. Así, incide en que conviene que trabajemos en aceptar nuestros aspectos más vulnerables, ya que es una de las claves para alcanzar lo que deseamos y ser más felices, junto con aprender a vivir sin miedo a concretar objetivos.
Para alcanzar nuestros objetivos para el año nuevo deberemos enfocarnos hacia ellos. Lo más importante, asegura Verónica Rodríguez, es que cada persona conecte con sus deseos, con lo que quiere realmente, y una vez que lo identifica, debe organizarse un planning. Tal y como hacemos la lista de la compra con todo lo que nos falta para llenar la nevera, podemos realizar eso mismo por etapas para observar paulatinamente lo que nos falta por hacer para llegar a nuestro objetivo y organizar los pasos a dar. Así, poco a poco la persona va viendo cómo llega a su meta.
El psicólogo José Elías Fernández, por su parte, añade que el punto fundamental para alcanzar nuestros objetivos es ser constantes. Bajo esta línea, afirma que le gusta el hecho de tener un objetivo para cada mes ya que, a su juicio, 30 días son suficientes para conseguirlo. Y es que si todas las noches piensas lo que quieres hacer y te visualizas a ti mismo, te imaginas y te anticipas pensando que ese objetivo que tienes en mente lo vas a conseguir en ese mes. Para él es posible que llegue a convertirse en realidad. «Se trata de no dejarlo a medias y, sobre todo, de ponerte metas alcanzables».