Miguel Ángel Velasco. Hacía infinidad de tiempo que no entraba en uno de los inmuebles más enigmático de la ciudad. Sería un poco después de terminar la licenciatura y del comienzo del ejercicio del Derecho, en el primer o segundo dígito de los ochenta, con ocasión de un asunto profesional, la última vez que entré en ese lugar. Aunque no se cerró definitivamente al público, creo que por el 2.003, su ausencia de utilidad pública general no me llevaron hasta él, de nuevo. Eso recuerdo, al menos. El Banco de España.
Y ahora, después de subir los pocos peldaños semicirculares de la entrada, tras las pesadas hojas blindadas del portalón principal del edificio de corte neoclásico, de José Yarnioz, el patio de operaciones oficiales me produjo la misma sensación de recelo que la primera vez. Los mostradores de cajas, en el patio de operaciones, formando una u invertida, milimétricamente iguales, con su base de madera ennegrecida, su estrecho mostrador de marmolina blanca, resquebrajada por algunos lugares, y las pantallas de cristal con sus distintas ventanillas para atender al público. Desde la lejanía el cuadro resultaba asombroso, inequívocamente extraño. El frío ambiente parecía tener vida propia y añeja. Un olor mustio parecía desprenderse desde la alta vidriera del patio central y dormir en los anchos muros de hormigón armado de su estructura. Vida sin vida, pero con ella.
Sin embargo, aquella tarde el ambiente era muy distinto. La luz mortecina proveniente del exterior era contrarrestada con la artificial de focos de luces colocados en uno de sus ángulos. Cables por el gastado suelo de mármol, trípodes, parasoles y paraguas, equipos de iluminación y juegos de iluminación de luz artificial, fotómetros de mano y objetivos eran preparados e instalados por
los tres fotógrafos encargados de la sección. En otro rincón, un perchero colgaba trajes masculinos y ante el mismo Jesús Castilla y Eva Álvarez, propietarios de la agencia de modelos ALAS, hablaban con un chico alto, tremendamente bien parecido, atlético a la antigua usanza, sin estridencias ni tabletas. Junto a ellos una chica también alta, de pelo claro y cara de ángel y hermosa figura juvenil, les escuchaba con atención, en silencio. Era José Luis Ballester González y su novia, Isabel.
Se acerca a mi tendiéndome la mano y me presenta a su pareja. Eva y Jesús me piden que no se lo quite durante mucho tiempo, que tenían que continuar con la sección de fotos y cambiarse de vestimenta. Se lo prometo.
«Este es uno de los premios que he conseguido al coronarme Mr. Internacional Huelva el pasado viernes. Toda una sorpresa, pues desconocía completamente este lugar y me ha impresionado por lo grande y bonito que es», cuenta.
Asiento y les narro media docena de historias sobre el lugar. Medio inventadas, medio ciertas. Les digo, mientras miro la cara asustada de la bella chica, que el gran reloj del fondo de la pared aún marca la hora en la que se detuvo hace ahora unos once años. Las nueve. Lo que no pude decirle era si fue de la mañana o de la noche.
«Para mi todo esto es prácticamente nuevo. Antes había hecho alguna que otra pasarela y secciones de fotografías para marcas y tiendas en plan amateur. Lo de ahora es distinto, Fíjate la cantidad de cables y cámaras que hay»,dice.
– ¿Cómo es el nuevo Mr. Internacional Huelva?
– No lo sé. Yo se quién es José Luis Ballester persona y éste es un chico de edad, con las mismas inquietudes y aficiones que las de todos mis amigos. Que le encanta el cine y la lectura, sobre todos si es de ciencia ficción o fantástica. Un chico de 22 años, graduado en Magisterio, en la especialidad de Educación Física, que le encanta el baloncesto y juega de pívot en el equipo de su pueblo y le subyuga ir a las discotecas.
– ¿ Cómo te decidiste participar?
Casi medio obligado, pues no tenía intención alguna de hacerlo. Adrián Toscano, fotógrafo oficial de la agencia Alas, me insistió en ello y, luego, me llamó Eva Álvarez animándome para que me presentara. Yo no lo tenía claro, pues trabajo en “Arco Iris”, una asociación de niños discapacitado y tenía, y sigo teniendo, en mente otras cosas. Se lo dije a mi novia y a mis padres y ellos lo comprendieron y me apoyaron. Sobre todo mi madre… ¡sabes cómo son!
– ¿No te da miedo, Isabel? – Le pregunto de repente a Isabel Castaño, que venía escuchando atentamente, en silencio, la entrevista.
– No. Yo le he apoyado al máximo, a pesar de que creo que soy un pelín celosa…pero confío plenamente en él y en los objetivos que tiene marcados. Es una persona muy firme, regular y bastante madura para la edad que tiene.
– Y, a partir de ahora, ¿cuál es el programa que afrontas?
– Pues, en un principio, por haber ganado el Certamen, he firmado un compromiso de exclusividad con ALAS, que es mi agencia y la que me va a presentar a Mr. Internacional España este verano. Además, ALAS me regala el curso preparatorio este año y me convierto en su imagen. También tengo derecho a esta sección oficial de fotografía junto con otros dos compañeros finalistas, y separado y, por último, tengo derecho a disfrutar de gimnasio gratuito durante todo este tiempo.
– ¿Entonces te planteas seriamente continuar en este mundo?
– Ahora mismo estoy en una nube. Quiero dedicarme a este mundo, llegar lo más lejos posible. Si quedara en un buen lugar en el certamen nacional significaría una muy buena plataforma, un buen trampolín para poder introducirme en el mundo de la moda, de la publicidad, del cine…Me gusta mucho el cine, actores Mortensem u Orlando Blunt son mis favoritos, con fondos fantásticos.
– Eso significa alejarte de los tuyos, de tu tierra.
– Físicamente y por un tiempo, si. En verdad, como todo joven de mi edad, ardo en deseos de independizarme, de vivir fuera de casa, en una gran ciudad, pero todo dentro de un contexto muy analizado, no irme a lo loco. Es decir, con cierta seguridad laboral y profesional. Mi sueño es vivir en Londres, en una ciudad lejana, pasar desapercibido, hacerme como persona, formarme en todos los sentidos. Me gusta la soledad compartida con la chica que quiero, viajar y perder ataduras o complejos de conductas. No me gustan que me etiqueten… Ya he ido a Londres, a Roma, a Milán, Todo lo que ahorro me lo gasto en viajar y en soñar con esos viajes.
– ¿Qué piensas del ambiente que has encontrado entre tus compañeros de profesión?
– . Todo lo visto hasta ahora solo merecen buenas palabras. Hay mucho compañerismo, mucha camaradería. Formamos un todo,
– ¿Cómo se ve José Luis Ballester a los cuarenta años?
Si te soy sincero lo tengo muy claro. Estoy empezando un máster de Secundaria para seguir con mi plan académico y
además, me estoy sacando el B2 en Inglés… Pues me veo a los 40 de maestro con oposiciones, Con mi familia pues soy muy familiar; una familia joven, con esta guapa mujer que tengo a mi lado y que entonces será toda una farmacéutica, con una estabilidad económica y laboral y un montón de niños guapos. El remate sería ya tener una casita en el campo donde poder meternos todos en invierno y leer a la luz de la lumbre de la chimenea, jugar…vivir.
Ahora son solo los focos de luz artificial y parcial los que iluminan la enorme estancia semi oscura. Parece como si de las garitas de los cajeros resonasen aún el sonido de las pesetas y los duros contadas sobre el mármol, el arrastrar de las sacas bancarias y los pasos de esos empleados desparecidos por entre los umbrales de la cámara acorazada. Este inmenso y bello edificio de dos plantas está dormido en su plenitud, Las sombras hablan cuando otros callan, El reloj sigue marcando las nueve.
1 comentario en «José Luis Ballester, la desmitificación de la figura de un Míster»
Magnífico trabajo Miguel Ángel. Me ha encantado poder haberte acompañado en esta entrevista tan espectacular. Por muchas más igual de increíbles!
Un saludo.