Redacción. La delegada territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Josefa González Bayo, ha catalogado la apuesta por la innovación, la marca y el asociacionismo del sector vitivinícola del Condado de Huelva como “una fortaleza decisiva de nuestros caldos”, en la medida en que “la conjugación de esos tres factores les aporta el valor en alza de la diferenciación y se erige, en consecuencia, en una plataforma inmejorable para colocarlos en la primera línea del escaparate en los mercados”. Con esta afirmación ha concluido la responsable provincial de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural su visita a las instalaciones de la empresa familiar Bodegas Contreras Ruiz y de la cooperativa vitivinícola Nuestra Señora del Socorro, ambas localizadas en Rociana del Condado.
Josefa González Bayo ha puesto el acento, en este sentido, en el conocimiento, la visión emprendedora y el mimo a la uva que aúnan “unas bodegas que han incorporado a su saber tradicional los más modernos procesos de tecnificación”. El resultado, en palabras de la delegada territorial, es palpable: unos “vinos de excelencia”. Algo a lo que, como ha continuado, hay que añadir el abanico de posibilidades que abre para el sector la diversificación de los caldos, con una incidencia creciente de los tintos, los rosados o los dulces, que, junto a los blancos, salen al mercado con el sello de la Denominación de Origen Condado de Huelva y el aval de una marca propia.
Bodegas Contreras Ruiz, no en vano, ha ampliado en los últimos tiempos el horizonte de su marca estrella de vino blanco, ‘Viña Barredero’, y se ha adentrado en la aventura tanto de los tintos como de los espumosos para confeccionar una amplia colección de caldos que se concreta en nombres como Édalo, Campoteja, Líbero y 1918 Antonio Contreras Labrador. Esta empresa, que cuenta con nueve fincas diferentes de viñedo propio que producen entre 600.000 y 700.000 kilogramos de uva al año en el entorno del espacio natural de Doñana, con cepas plantadas entre los años 40 y finales de los 90 y con la variedad autóctona zalema como sello de identidad, ha puesto su mirada en el comercio exterior. Su calidad ya se promociona, de hecho, tanto en varios países de Europa como en Estados Unidos o Canadá.
Lo mismo ocurre con la Cooperativa Vitivinícola Nuestra Señora del Socorro, que, con un plantel de alrededor de 300 socios y unas 800 hectáreas de viñedo cultivadas, produce en torno a 5,5 millones de kilogramos de uva al año y comercializa alrededor de 100.000 botellas de vino de calidad. Sus marcas, según ha expresado Josefa González Bayo, las cada vez más reconocidas El Gamo, para blanco seco, y Viñagamo, para los blancos joven y semidulce. El salto al tinto, por su parte, viene, en este caso, de la mano de Don Frede, tintos de crianza y joven y rosados.
La delegada territorial ha concluido, en esta línea, que, apoyadas en los mimbres de las bondades de los vinos del Condado, ahora se deben orientar las energías hacia la comercialización exterior. “Tenemos una cosecha buena en cantidad y calidad y, fruto del esfuerzo denodado de nuestros agricultores por la diversificación, la investigación y la innovación, unos caldos excelentes, selectos, que manan de un entorno inmejorable como es Doñana; sólo nos falta, por tanto, dar ese paso definitivo hacia la conquista de los mercados internacionales y, con ello, mejorar el precio y la rentabilidad de las explotaciones”, ha aseverado González Bayo.