Miguel Ángel Velasco. Tuvo la afortunada idea el centro comercial Holea, dentro de la programación de su primer aniversario, de señalar el Día de la Moda. Y más acertada aún fue su decisión de designar a la agencia de modelos de Huelva, Pasarela Moda, la organización y desarrollo de este evento, en su primera actuación en vivo. Los alumnos de esta agencia pasaron con sobresaliente su primer asalto en el mundo de la pasarela.
El equipo formado por Teresa Brazalez, como directora, Teresa Moreno, jefa de maquillaje y estética, Fran Fernández, coordinador de fotografía e Imagen y Pepe Botello como responsable de Desfiles, forman un conjunto capaz de incardinar las ilusiones, formación y crecimiento de todos los jóvenes que se aventuran en este difícil mundo de la imagen, de la moda y de la pasarela. Un mundo de azafatas y modelajes que ellos están aprendiendo a transformar en una realidad mágica, En su sueño. Encima, la profesionalidad es su seña de identidad.
Cuatro horas antes del comienzo de la presentación de la colección otoño-invierno de las 27 tiendas de Holea, el centro comercial sentía el ir y venir de los responsables de la agencia y los preparativos del mismo. Instalada una gran carpa en forma de iglú con los colores corporativos, Teresa Moreno comenzaba su ardua labor. Darle vida, uno a uno, a los rostros de los alumnos para adaptarlos a los conjuntos y tonalidades que luego iban a portar.
Era la prueba de maquillaje y la joven, pero veterana en estas lides, Teresa Moreno, desabrochaba toda su experiencia de muchos años en las mejores pasarelas, nacionales e internacionales, incluida la de Cibeles. Su imaginación no deja nada a la espontaneidad. Días antes había estudiado las prendas, sus tonalidades y colores. Con ellos planificó y relacionó el maquillaje ideal para cada uno de ellos y las marcas capaces de soportar la humedad y el calor reinante sin que se resintiese un ápice su textura. Su juventud la hacía operar como un engranaje solitario y automático, perfectamente sincronizado en su soledad, concentrada en su labor, ajena a las voces y quehaceres que resonaban en el exterior.
Conforme avanzaba la mañana los operarios del centro comercial empezaron a darle forma a lo que iba a ser el recinto de la pasarela. Ya entonces Fran Fernández, con su profesionalidad y experiencia, comenzó a colocar sus objetivos y estudiar detenidamente los ángulos. Situó su centro de operaciones enfrente a la puerta del improvisado backstage midiendo las distancias y los enfoques. Recorría los extremos de la alfombra ideando las instantáneas, imaginándolas, soñándolas. Su cabeza avanzaba al papel, lo digitalizaba antes de que ésta se produjera. Su gesto era serio, comprometido, miraba al cielo como si de él esperase una respuesta a la luz. Captar no es solo una palabra es una sensación sensual y consensuada con el tiempo. Un momento, que no se debe escapar. El tiempo es etéreo, fugaz. Por ello, desde que todo estuvo bajo su poder de creación comenzó a disparar sin cesar la cámara. No existía para él detalle que no fuera válido, que no tuviera su valor intrínseco y apoyo externo. Caras, gestos, ademanes, risas, contrariedades, risas. Nada escapa de ese poder suyo. La fotografía.
Mientras todo ello sucedía, de forma perfectamente simultaneada y cronometrada, otro hombre recorría las diversas tiendas eligiendo entre las mercancías que estas le ofrecían. Un personaje revestido de dandy anglosajón, en su forma y estilo. Todo un lujo a la hora de mantener la calma y organizar el desfile. Un hombre de Huelva, de Punta Umbría en concreto, con un grande bagaje en este mundo. Un señor de la moda que empezó sus andares con Rocío Martín por tierras sevillanas y luego por alfombras de Madrid y toda España. En una época que ser modelo resultaba algo extraño en un País de dislates y dislatado, Pepe Botello llevó el nombre de Huelva por toda España, ajeno a cualquier reconocimiento o popularidad, a excepción hecha de la de los profesionales del sector. La forma de tocar la prenda, de mirar calibrando, de hablar callando, de Pepe es un seguro de seriedad y elegancia para cualquier desfile. Tener enfrente a dos docenas de modelos noveles, con sus nervios e inexperiencias salpicando la previa y saberlos parar, templar y animar sólo con una sonrisa o un gesto es una cualidad de la que sólo un buen profesional es capaz. Y ello es el porte de Pepe. Pepe Botello.
Amelia Gallardo , encargada del Centro Comercial Holea, se acercó cerca de las cuatro y media al backstage para señalar que faltaban diez minutos para el comienzo. Los nervios corrieron por los alumnos. Era, para la mayoría de ellos, su debut, y en su interior se acumulaban muchas horas de trabajos, muchas imágenes soñadas, muchos movimientos ensayados. Pasarela y media. Esa era la contraseña. Un pase completo, girar hasta la mitad, volver y retornar. En sus sienes les latía intermitente el latiguillo. Sabían de sobra como hacerlo, lo habían practicado cientos de veces, conocían la técnica y se creían lo suficientemente sueltos y preparados para realizarlos. Pasarela y media. Pero, ¿ les traicionarían los nervios?.
Los más veteranos calmaban a los principiantes. María José, Carmen, Hayat, Rocío, Alberto, salían a mirar como el exterior se iba llenando poco a poco de gente y se miraban entre sí, con una sonrisa medio helada. Haisea, Linda y Silvia hablaban en el interior del iglú ajenas al entorno en un claro gesto de veteranía. Era la hora y Teresa Brazalet, directora de Pasarela Moda, que durante toda la jornada no había perdido detalle de lo que acaecía y de todos y cada uno de los detalles que sucedían a su alrededor, llamó al grupo al grupo y les habló en una última consigna de seguridad. Entrelazaron sus manos y la hicieron volar al cielo. Mucha mierda, con perdón.
Y empezó a sonar la música. Spirit Flow, un grupo onubense de intenso y buen sonido. Voces conjuntadas y armónicas que supieron acompañar con encanto el espectáculo haciendo las delicias de un público que ya entonces había abarrotado por completo la explanada inferior del Centro y que aplaudieron a rabiar la gracia y simpatía de los cuatro jóvenes, Y con esta música y otras perfectamente conjuntada por Fran Fernández, ellas y ellos barrieron la alfombra naranja de Holea con un andar garboso, modulado, exquisito. Cada pose, cada giro, cada ademán derrochaban fotogenia y una profesionalidad fuera de toda duda. Nadie diría que la mayoría de ellos eran aprendices. En todo caso , en el más corto de los comentarios, alumnos aventajados. El público así lo entendió y calentó el ambiente con sus palmas y sus comentarios serenos.
Mirarle a los ojos, a ellos, verlos sonreír, una vez que llegaban para cambiarse, era descubrir a unas personas distintas, diferentes a las que habías observado minutos antes. Sus rostros se habían vuelto graves, superiores, seguros. Sus cuerpos, relajados y asentados. Tenían hambre, querían más. Sabían que habían logrado atraerse al público y querían entregarse a ellos, darse. Disfrutaban y hacían disfrutar.
Lo siguiente fue una sucesión de cosas bien hechas. Una respuesta lógica cuando los eventos se preparan y organizan con la profesionalidad debida. Cuando ésta resalta el público, sea cual sea, responde y lo reconoce. Él mismo se profesionaliza y lo agradece.
Quise ver el final desde la distancia. Conseguir la objetividad necesaria antes de escribir estas letras. Empaparme de lo que antes me había bañado sin que ni siquiera una sola gota de esa ducha fresca de sabor y deleite visual que había sentido y vivido pudiera ser absorbida en todo su esplendor. Allí, alejados de ellos pero con ellos, pude ver como María Teresa Brazalez con todo su equipo y sus alumnos salían al final del acto a disfrutar de la merecida y cerrada ovación de los asistentes, mientras que Spirit Flow replicaba con uno de sus temas más conocidos. Allí los vi bailar, junto al público, con Huelva. Enhorabuena.
1 comentario en «Rotundo éxito de los alumnos de Pasarela en el ‘Día de la Moda’ de Holea»
Si estubo todo muy bien por cierto un gran aplauso para el nuevo grupo Onubense Spire Flow