Mari Paz Díaz. El patrimonio pesquero que atesora Huelva es una fuente de riqueza para los municipios costeros de la provincia de Huelva, aunque muchas veces ha sido poco valorado. Y eso que, durante siglos, la vida de miles de onubenses ha ido ligada al mar. Una huella cultural, eminentemente de carácter artesanal, que merece la pena conocer.
Este patrimonio cuenta con un gran potencial para las localidades costeras onubenses, no sólo por su valor antropológico, sino también por sus posibilidades con fines económicos. Los puertos, barcos, lonjas, mercados, fábricas, salinas, almadrabas, faros, torres y la gastronomía con algunas de las cuestiones que debemos tener en cuenta en este ámbito. Todos ellos pruebas evidentes de una tradición marinera de siglos.
Un legado que ha sobrevivido al paso de los años y que ahora se plantea como una oportunidad de presente y de futuro para actividades complementarias a la pesca, como el turismo.
Ayamonte, Isla Cristina, El Terrón, Huelva, Lepe, Cartaya, El Rompido y Punta Umbría son los referentes de este patrimonio cultural pesquero de la provincia de Huelva. En estos puntos de la Costa onubense se conservan elementos muy característicos de esta actividad económica, aunque en ocasiones hayan pasado desapercibidos.
Entre las principales huellas de la cultura pesquera onubense podemos destacar los faros, las torres almenaras, los puertos pesqueros, las lonjas, los mercados de abastos, las industrias conserveras, las almadrabas y los barrios de pescadores, como Puerto Moral, entre otras actividades, ya sea el oficio de los toneleros o las embarcaciones artesanales. Y es que muchas veces no nos paramos a pensar la riqueza del legado de nuestros ancestros ni en el valor de las tradiciones.
El patrimonio cultural de la pesca en Huelva incluye algunas joyas arquitectónicas, como la Torre de Canela en Ayamonte, del siglo XVII, la Torre del Catalán del siglo XVII, en Lepe, los faros de El Rompido, la Torre Umbría, en Punta Umbría, o el faro de Huelva. Un grupo al que se pueden sumar las industrias conserveras, caracterizadas por sus métodos de producción que combinan lo de siempre con la innovación. Y, por supuesto, no se pueden olvidar las almadrabas, algunas tan significativas como Las Cabezas, Reina Regente, La Tuta o El Terrón.
Valor etnográfico tienen también los trabajos artesanos, por ejemplo, de los productores de envases de madera para el transporte de los productos, y los rederos, fundamentales para el mantenimiento de las artes de pesca, sin olvidar las embarcaciones pesqueras tradicionales, como las ‘canoas’ de Punta Umbría.
El patrimonio ambiental y arqueológico es otro de los factores que conforman el patrimonio cultural de la pesca en la provincia de Huelva, con enclaves tan destacados como el Estero de la Mojarra en Ayamonte, un criadero natural de crustáceos al que acudían pescadores para hacer sus capturas.
Del mismo modo, existen enclaves tan emblemáticos como el Paraje Natural Marismas de Isla Cristina, creado en 1989, que alberga zonas en las que aún pueden explotarse comercialmente algunas salinas para la obtención de sal; el Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido, con más de 200 años de antigüedad, que en la actualidad ha formado una lengua de arena desde la playa virgen Nueva Umbría; el Paraje Natural de Los Enebrales de Punta Umbría, declarado Parque Natural en 1989, con una extensión de 162 hectáreas; y el Paraje Natural Marismas del Odiel de Huelva, con una extensión de 7.158 hectáreas, que abarca otros términos como Aljaraque y Punta Umbría.
Por municipios, como recoge la Guía del patrimonio cultural de la pesca en Andalucía, en la provincia de Huelva podemos quedarnos con los siguientes recursos:
En Ayamonte, con la Torre Canela, el puerto pesquero, la lonja, el mercado de abastos, su gastronomía, las industrias conserveras, las barriadas de Canela y Campo de Canela, Punta del Moral, el Estero de la Mojarra y las almadrabas ayamontinas.
En Isla Cristina, su lonja y puerto pesquero, el astillero y los carpinteros de la ribera, la industria conservera y los oficios tradicionales relacionadas con la misma, como la fabricación de envases de madera, las embarcaciones tradicionales como las jábegas o las tarrafas, sus almadrabas, la mojama como una joya de su gastronomía, el Paraje Natural de Marismas de Isla Cristina y las salinas.
De Lepe nos podemos quedar con la Torre del Catalán, el puerto pesquero de El Terrón y su barrio de pescadores, la almadraba de Nueva Umbría o su rica gastronomía.
En El Rompido (Cartaya) encontramos sus dos faros, el puerto pesquero, la almadraba, su gastronomía y el Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha de El Rompido.
De Punta Umbría, su almenara Torre Umbría, el puerto pesquero y su lonja, el mercado municipal, las canoas como embarcaciones típicas de la zona, su gastronomía y sus parajes naturales, como la Laguna de El Portil y el Paraje Natural de Los Enebrales.
De Huelva capital destaca su faro, situado en el Dique Juan Carlos I, su puerto pesquero, la lonja, el mercado de abastos, su gastronomía y el Paraje Natural de Marismas del Odiel y sus salinas.
En todos estos municipios, además, destaca la celebración de las fiestas típicas inspiradas en el mar, celebrándose en la mayoría de las ocasiones en honor de la advocación de la Virgen del Carmen.
Un recorrido somero por algunos de los hitos de este patrimonio pesquero que tiene Huelva que debemos conservar, conocer y valorar.
Así lo recogen diversos estudios, como el que ha realizado la antropóloga social y cultural Celeste Jiménez de Madariaga, cuyo trabajo se ha centrado en el estudio de la cultura en Andalucía y, más intensamente, en la provincia de Huelva. Su especialidad es el patrimonio cultural etnológico, sobre todo, el inmaterial. Su actividad profesional se centra en la Universidad de Huelva como profesora e investigadora, además de colaborar con la Delegación Provincial de Cultura de Huelva de la Junta de Andalucía desde 2001 para realizar expedientes sobre la protección de bienes culturales con valor etnológico, además de miembro de la Comisión Andaluza de Etnología y asesora de la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura.
En la actualidad, una de sus vertientes de investigación se centra en el patrimonio cultural de la pesca, como puso de manifiesto recientemente durante las Jornadas de Historia de Isla Cristina, donde ofreció una conferencia. “Siempre había tenido interés por la pesca tradicional y todos los elementos de la cultura relacionados con esta actividad que tanto identifican a las poblaciones costeras onubenses. Un barco de madera abandonado me hizo pensar en cómo se había transformado la cultura de la pesca y estos pueblos (Isla Cristina, Ayamonte, Punta Umbría) en los últimos años. Todo ello coincidió con la propuesta de participar en un proyecto de investigación sobre pesca, Prespo”, nos explica Jiménez de Madariaga.
A través de este grupo de investigación, profesores, economistas, de la Universidad de Huelva intervienen en este proyecto desde hace años junto a otras universidades y centros de investigación del arco atlántico, analizando la pesca desde el punto de vista económico, biológico y medioambiental, además de la perspectiva actual del mar como patrimonio cultural. Entre otras actividades, ‘Prespo’ tiene previsto presentar en breve un libro titulado Cultura, mercados y gestión de la pesca artesanal en el Golfo de Cádiz, coordinado por Juan José García del Hoyo, donde diversos autores tratan sobre diferentes aspectos de la pesca artesanal.
Realmente, esta visión de la extracción pesquera puede resultar reciente. Sin embargo, la pesca y todos los aspectos culturales que encierra esta actividad y las gentes que se dedican y viven de ella han sido tratadas desde hace tiempo como objetivos de investigación desde la antropología social y cultural. Eso sí, la mirada de la pesca desde el patrimonio es más reciente.
En concreto, surgió en el año 2003, cuando la Unesco aprobó la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. A partir de este decreto se han ido extendiendo las iniciativas que pretenden concienciar de la importancia patrimonial de los aspectos inmateriales de la cultura considerados patrimonio, es decir, todos los conocimientos y técnicas que se han trasmitido de unas generaciones a otras como, en este caso, todo lo relacionado con las artes de pesca. Una línea de investigación más novedosa, tanto que muchos sectores sociales la desconocen.
Para estudiarla, Jiménez de Madariaga resalta diferentes vertientes dentro del patrimonio cultural de la pesca. Por un lado, los bienes inmuebles, como muelles, faros, fábricas, chancas, lonjas, salinas, viveros, cercados, canales, diques, etcétera. Por otro, los bienes muebles, donde se incluyen los distintos tipos de barcos, los utensilios y aparejos de pesca. Y, por último, los bienes inmateriales, entre los que se incluyen los conocimientos y técnicas, fiestas, alimentación, literatura oral… Todo ello sin olvidar como elemento patrimonial los paisajes que las poblaciones pesqueras generan.
En la Costa de Huelva, esta investigadora resalta su tradición pesquera tan destacada históricamente, con algunas similitudes y diferencias a otras poblaciones más o menos cercanas que viven del mar. Un patrimonio que considera que cada vez se está valorando más por la ciudadanía, “sobre todo por el potencial económico y turístico que genera, algo no siempre bien enfocado desde los organismos políticos y empresariales. Desde mi punto de vista, lo más importante para proteger y activar este patrimonio es la concienciación ciudadana. Si las gentes que han vivido y viven de la pesca son conscientes del valor que los bienes patrimoniales poseen, estos bienes se mantendrán y salvaguardarán porque la propia gente actuará en su defensa”.
Para su puesta en valor, Celeste propone, ante todo, un adecuado tratamiento del patrimonio pesquero como recurso económico, sobre todo de cara al turismo, lo que permitiría combinar la pesca con esta actividad económica, facilitando la valorización de los productos pesqueros. “Probablemente esto pase porque los elementos del patrimonio tengan un uso distinto al original para que sea posible su utilización como recurso turístico: uso de lonjas y tinglados como restaurantes, usos de fábricas de salazón o similares como museos y centros de interpretación o investigación, faros que se transforman hoteles; rutas para descubrir edificios, monumentos, barrios y calles vinculados a la pesca; mostrar los barcos en uso actual o bien utilizar barcos en desuso con fines de restauración donde se ofrezca comida marinera; la venta de piezas artesanales de pesca como elementos decorativos, así como otros tipo de elementos tales como pinturas, grabados, planos, libros y literatura sobre pesca tradicional, mobiliario, maquetas, ornamentos con motivos marineros; visitar fiestas, certámenes y ferias, etcétera”.
En definitiva, unos recursos que han tenido un gran pasado y que pueden lograr un enorme futuro. Puesto que, como concluye Celeste Jiménez de Madariaga, “Huelva ha mirado siempre de cara al mar, posee una histórica tradición marinera y esto debería suponer una fuerte referencia en la identidad de los onubenses. La cultura de la pesca es la memoria de sus pueblos costeros y de sus gentes… Esto es algo que no podemos olvidar”.
2 comentarios en «El resurgir del olvidado patrimonio pesquero de la Costa de Huelva»
Magnífico. Algo que urge hacer:conocer el estado de estos ricos y variados bienes culturales, tipologizarlos-clasificarlos, valorizarlos y ver la posibilidad, en algunos, de darles nuevos usos y funciones. Ánimo, porque la tarea lo merece.
Gracias por escribir un artículo tan hermoso sobre nuestra maravillosa tierra.