Francisco Javier Regueira Palmás. Por medio de la presente quiero denunciar públicamente lo que considero una dejadez entre administraciones, quisiera creer que en su momento fuera un fallo, un olvido entre los obreros encargados de las obras pero estoy seguro de que no fue así y un montón de años después todavía no se ha solucionado y con el transcurso de los años lógicamente empeora.
Se trata de la entrada a la Universidad de Huelva desde la Avenida de Andalucía. Frente a la escultura del dios Apolo golpeando un balón, nuestro monumento dedicado al fútbol en Huelva.
Allí, como en aquellas películas en blanco y negro de nuestra infancia, de historias de la Segunda Guerra Mundial, de la línea Maginot…, existe un espacio de tierra de nadie, como los espacios interfronterizos. Me explico.
Cuando asfaltaron, por un lado la Avenida de Andalucía y por el otro el campus universitario con las magníficas instalaciones de las Facultades de nuestra Universidad, quedó un espacio, justo en la puerta de entrada, que quedó sin asfaltar, conservando una primitiva cobertura que más parecen guijarros que restos de carretera.
Puede que los catedráticos de Historia de la Facultad de Humanidades de la UHU, hayan querido dejar un espacio de terreno tal como era cuando existió el enclave arqueológico romano existente a pocos metros, conocido como el asentamiento de La Almagra, al que se entra por esa misma puerta, ya que otra cosa no tiene sentido. Es un espacio minúsculo de unos pocos metros cuadrados con un coste de reparación ínfimo comparado con los gastos de mantenimiento de la Universidad. Así que me imagino que el problema debe de ser otro, ¿Quién lo paga? ¿El Ayuntamiento de Huelva? ¿El Servicio de carreteras del estado? ¿La Universidad?
Por favor, sea quien sea quien lo pague, háganlo. Pónganse de acuerdo en algo tan nimio. Tenemos un campus universitario de primer nivel que ha costado millones de euros edificar y que con detalles como el que denuncio y el traqueteo que se nota al pasar sobre él nos lo recuerda cada vez que pasamos por allí y eso empobrece la opinión de todos los que lo visitan. Y los onubenses no nos lo merecemos.