ILG. Una puerta que nunca está vacía. Saben que ellas siempre tendrán un pedazo de pan para darle, una sonrisa para dedicarle y palabras de aliento que muchos onubenses necesitan cada día. La plaza Isabel La Católica en Huelva, más conocida como la plaza Niña, alberga un lugar de oración y de ayuda a todas las personas necesitadas. El convento de las Hermanas de la Cruz, una Casa perteneciente a la Fundación de Santa Ángela de la Cruz, que fue fundado en la ciudad en el año 1910 y que nació con una dedicación especial a la Inmaculada Concepción. En el convento, Sor Ángela de la Cruz pasó temporadas, al igual que lo hizo Madre María de la Purísima, una de las hermanas superioras del convento que actualmente se encuentra en proceso de canonización.
La Compañía de las Hermanas de la Cruz nace con una vocación para atender a los más débiles, en concreto, a enfermos y pobres en situación de vulnerabilidad. Las hermanas de la Cruz pasan el día velando y trabajando para ayudar a los más necesitados, para que no falte alimentos en las casas y para que las personas mayores y enfermas no sientan la dureza de la soledad.
Una de las labores más importantes de las Hermanas de la Cruz es visitar enfermos y necesitados a en sus casas, ayudándoles con el aseo diario, preparándoles los alimentos, les ayudan en las tareas domésticas y lo más importante, les dan compañía. Son muchas las personas las que demandan la asistencia de las Hermanas y que reconocen la labor desinteresada de las monjas. Para ello las Hermanas del Convento de la Cruz de la plaza Niña, se dividen en dos turnos, para poder dar cobertura y ayuda a todas las personas que lo necesiten.
La humildad, el sacrificio y la pobreza son las características de vida de las Hermanas de la Cruz. Ellas ayudan a todo el que lo necesite, pero ellas no reciben más ayuda que la que les hacen llegar feligreses y onubenses solidarios. De lo que reciben, todo lo dan a los que más lo necesitan y ellas sobreviven gracias a las limosnas y a la caridad.
Su labor continúa por la noche. Sin importar el cansancio, la edad o el desconocimiento, ellas acuden a velar y a cuidar a los enfermos tanto en hospitales como sus domicilios. Hay muchas personas que están enfermas y solas o que su familia no puede atenderlos, por eso las monjas se desplazan hasta sus domicilios para cuidarlos por las noches.
Además, para cuidar a los enfermos, las monjas crearon una residencia de ancianas en Huelva, en el barrio de los Dolores, donde además de cuidarlos, les dan compañía y toda la ayuda que necesitan. El director del colegio María Inmaculada, Antonio Martínez, ha asegurado que
el centro “siempre está lleno, de personas mayores con necesidades. Ellas no reciben ningún beneficio económico de los mayores que están allí, que la mayoría son mujeres e impedidas”.
Las Hermanas también tienen un centro dedicado a ayudar a los mayores en el Cerro del Andévalo.
La educación ha sido uno de los pilares fundamentales de la Compañía de la Cruz desde su fundación. Desde sus inicios, se dedicaron a la educación, especialmente a la educación de las mujeres ya que en los años de su fundación la mujer no podía acceder a la educación ni a la cultura. Por este motivo, las hermanas de la compañía se encargaban de instruir a las mujeres de la época en labores, cultura o política. Una vez el papel de la mujer fue tomando importancia en la sociedad actual, las hermanas dejaron sus funciones docentes y se dedicaron a ayudar al prójimo.
A pesar de esto, la Casa de las Hermanas de la Cruz de la onubense plaza Niña, continúa su vinculación con el colegio María Inmaculada donde participan en las catequesis de comunión y confirmación y ayudan al profesorado en la asignatura de religión.
En el terreno de la educación, las monjas continúan formando a mujeres mayores analfabetas, “para ellas siempre ha sido muy importante la educación y la promoción de la mujer, por eso llevan a cabo diferentes iniciativas encaminadas a enseñar a mujeres a leer y escribir, labores, entre otras cosas”, cuenta el directo del María Inmaculada.
Las integrantes de la Compañía de la Cruz se extendieron por toda Andalucía y, además de llegar a Huelva, también llegaron a la provincia. Desde el 1878, las Hermanas de la Cruz se hicieron cargo del convento de Clarisas calzadas que se encontraba en Ayamonte y que estaba dedicado a la ayuda a los más necesitados y a la educación de las niñas de la localidad. También llegaron a La Palma del Condado en 1962, gracias a la labor del, entonces, Vizconde de La Palma, Ignacio de Cepeda y Soldán.
Una vida dedicada a los demás. La Compañía de las Hermanas de la Cruz, fundada en Sevilla, lleva más de 130 años dedicándose a ayudar al prójimo y más de 100 años haciéndolo en Huelva.
