Miguel Ángel Velasco. Mª José García Gil comenzó a los catorce años a vender productos cosméticos a través de la empresa Friné– una especie de la casa Avon – y, a pesar de su edad, cogía las muestras que recibía y organizaba reuniones en casa de las potenciales clientes donde no solamente vendía el producto, sino que realizaba demostraciones individuales con ellos a las invitadas. Así comienza un periplo profesional que la va curtiendo en un aprendizaje duro y sobre el terreno. Desde la siempre recordada peluquería ‘Toñi y Antonio‘, sobre el año 1.986, donde aprendió mucho sobre el tratamiento de las manos como de los métodos para aplicar la cera en la depilación, hasta un continuo caminar de academia en academia, como ‘Claros‘, por ejemplo, hasta el año 2.005 en el que se decide a dar el paso más fundamental en su vida. La creación de su propio Centro de Estética Mª José Gil, en pleno centro de la ciudad.
– ¿Qué te supuso crear tu propio Centro de Estética?
Un sueño. Después de tantos años aprendiendo, perfeccionándome, trabajando y experimentando con todos los materiales propios de ello, de ir y recorrer tantos centros ajenos, abrir mi propia empresa y mi propio Centro, con mi clientela particular, supuso el sueño de depender de mi misma, de poder crear y experimentar, aconsejar y asesorar por mi propio criterio y no ceñirme a pautas o conductas predeterminadas o ajenas.
– ¿Cómo es y está formada tu clientela?
Pues mi clientela es muy variada. Muchas de ellas me han seguido de otros años anteriores y otras tantas han venido con este nuevo Centro. Y, además de variada, es heterogénea. Tenemos tanto hombres como mujeres…
– ¿También hombres?
Si, casi al cincuenta por ciento. El hombre se cuida bastante, mucho. Ya no estamos en aquellas épocas que el hombre iba a la barbería a cortarse el cabello y, en todo caso, a afeitarse. Y que todo lo demás era para personas raras. Todo lo contrario. El hombre de hoy tiene la necesidad de sentirse bien y de aparecer bien ante los demás. Y no solamente los jóvenes, sino también los mayores. Te puedo decir que mi clientela oscila entre los veinte y los sesenta años.
– ¿Y eso de que tu local sea unisex como lo llevan?
Actualmente muy bien . Al principio, cuando abrí este local la cosa era un poco diferente. Se mostraban un poco más reacios y tímidos. Pero no sólo ante la presencia de mujeres en el mismo, sino también ante los propios hombres. Es una cuestión de mentalidad. ¡Venían como si fueran a cometer un acto impuro ¡ Y precisamente por esa mentalidad un tanto arcaica, hoy felizmente un tanto superada, cogí este local dentro de un pasaje que hace que la privacidad sea aún mayor y uno se sienta más libre y no espiado o visto desde el exterior. Además, tenemos dos alas para que estén más tranquilos, si cabe.
– ¿Y qué es lo que más solicitamos?
De todo. Desde tratamiento facial, depilación de cejas u otras extremidades como nariz u orejas hasta manicura o pedicura. Una de las cosas que más nos piden es el recorte de cejas al hilo, de forma muy distinta al que pueden realizar las barberías.
– Y las mujeres…
Pues no te creas que varían mucho con respecto al hombre. Lo que ocurre es que entre las mujeres hay una mayor cultura y tradición al tema. La mujer viene mucho más suelta de tiempo y con mayor conocimiento de causa. Ellas aparte de la manicura, pedicura u otras de las cosas que nos piden los caballeros, nos piden sobre todo tratamientos faciales y los tratamientos de relax y corporales. Todo lo que les vamos ofreciendo o cualquier otra novedad que escuchan o ven. Ten en cuenta de que al disponer de más tiempo tenemos esta sala de espera que convertimos muy a menudo en nuestra sala particular de cotilleos, de dimes y diretes. ¡ Sanos, eh. ¡ Y entre muchas cosas, hablan de eso, de las nuevas técnicas o tratamientos. Pero si te puedo decir que en las mujeres priman los tratamientos faciales individualizados. Cada piel es un mundo. Hay que hacer un estudio de la misma, darle o devolverle la luminosidad y huir de los gustos extremos por algo más tibio y opaco…. En definitiva, se trata de que el maquillaje debe estar bien hecho, la piel perfectamente trabajada y que los productos que utilicemos sean de calidad. La rapidez en el trabajo y la poca calidad en el producto, aunque sea por abaratar el gasto, te lleva a un efecto boomerang. Más gasto y más difícil recuperar la tersura de la piel.
– Y ahora, este viernes, vas a aplicar tu experiencia y arte creativo sobre las modelos de Rocío Ciaro, con su colección “Alfileres de colores”…
Estas experiencias son muy gratificantes para nosotras y para la ciudad en sí. Para la ciudad porque crea ambiente. Huelva es quizás una ciudad un poco adormilada en este sentido y últimamente se están haciendo muchas cosas en este sentido. Le da vida, nos da a conocer y se crea un ambiente propicio para la misma. Y para nosotras es un reto, porque nos permite crear y experimentar sobre diferentes rostros, sobre distintos modelos o trajes, con sus colores y textura. No es lo mismo el maquillaje sobre un color negro que amarillo, ni un peinado sobre un traje de fiesta u otro urbano, por ejemplo. Le estoy muy agradecida a Rocío de haber confiado en mí y en mi Centro y espero corresponderle como su colección se merece.
– ¿Qué le pides a la vida desde el punto de vista personal y profesional?
Tiempo y posibilidad de crear. Libertad para hacer todo lo que me creo en la cabeza. En este sector está todo inventado, pero queda mucho que hacer en el sentido de crear y experimentar. Y personalmente, que mi negocio marche fantásticamente y que la gente reconozca en esta su casa.