S. D. Un tercer puesto en la clasificación absoluta con neopreno, y noveno en la general, fue el logro firmado por el nadador isleño Rubén Gutiérrez en la I Travesía a Nado de Larga Distancia de Menorca, disputada el pasado domingo y que estuvo organizada por la Menorca Channel Swimming Association.
La prueba se iba a disputar con salida en la Cala Macarella y llegada en Son Xoringuer, en la zona sur de la isla. Pero la fuerte previsión de vientos en esa zona, de hasta 35 kms/h. y el fuerte oleaje previsto, con olas de hasta 2 metros, provocó que se cambiase el recorrido, a la zona oeste de Menorca, en un recorrido con salida y llegada en la Cala de Santandria.
La salida se produjo a las 8:30 de la mañana, con el mar en calma y el cielo encapotado amenazando lluvia, y con casi 100 nadadores, la mitad de ellos con traje de neopreno, y la otra mitad sin él. Tras algo más de dos hora, llegó a la cala Santadria el primer nadador, Rafa Cabanillas, con un tiempo de 2 horas y 6 minutos. Rubén llegó a la meta en 9º lugar absoluto, con un tiempo de 2 horas y 30 minutos, siendo el tercer clasificado absoluto con neopreno.
Tras la prueba Rubén comentó como se había desarrollado la misma: “En la salida, estaba junto a Rafa Cabanillas, que puso un ritmo altísimo, que intento seguir pero me cuesta bastante. Al salir del canal de la cala de Santadria, se empiezan a destacar 5 nadadores, y me quedo atrás. A los 1.000 metros, se estabilizan las posiciones, y voy con dos nadadores sin neopreno, que somos los 8º, 9º y 10º. En esta parte voy bastante forzado, el agua del mar está muy caliente, a unos 26 grados, y me cuesta mucho adaptarme al calor que estoy pasando”.
El isleño continuó con su análisis de la prueba: “Llegando al primer barco de avituallamiento, en los 3.000 metros, nos encontramos bancos de medusas. Me pica una en la muñeca derecha, que se me empieza a hinchar y me molesta mucho. Me pican dos más en la nariz y otra en la frente, pero esas picaduras son más llevaderas. Por el segundo barco de avituallamiento, se descuelga un nadador que llevábamos delante. Y poco después del tercer barco de avituallamiento, cuando nos quedan unos 1.500 metros, voy muy agotado ya. Uno de los nadadores del grupo fuerza el ritmo y no soy capaz de seguirlo, pero no se va mucho, y decido guardar para jugármela en los 500 metros finales del canal. Pero llegando a éste, por esa zona sale un barco de recreo que me desorienta y me hace perder unos 100 metros con respecto a mis compañeros, lo que hace que aunque los vaya recuperando, no pueda llegar a esprintar con ellos”.