P.C.G. Mundialmente conocido es el idilio y la fascinación que el escritor norteamericano Ernest Hemingway (1899-1961) mantuvo con España y sus tradiciones -en especial la tauromaquia- que llevó al autor del Viejo y el mar a escribir Muerte en la tarde.
Sin embargo, cinco siglos antes que él otro gran literato anglófono, de origen inglés Geoffrey Chaucer (1343-1400), ya había puesto los ojos en nuestro país y, más concretamente, en una localidad de la provincia onubense: Lepe.
Hoy en HBN recordamos la figura de este gran autor inglés y resaltamos un hito más de esa relación tan curiosa y especial que tiene el municipio lepero con Inglaterra.
Durante los siglos XIV y XV y gracias a las rutas mercantiles con Flandes, Bretaña e Inglaterra el vino mosto de Lepe -y también el vino de Moguer- se convirtió en uno de los más conocidos de Europa. Especialmente apreciado en Inglaterra era frecuente la salida de barricas desde el puerto de El Terrón hacia tierras inglesas.
La mejor prueba de esta fama es la mención a los caldos leperos que hace el escritor Geoffrey Chaucer , considerado como el padre de la literatura inglesa, en Los Cuentos de Canterbury (The Canterbury Tales), la gran obra literaria de la Edad Media en Inglaterra, escrita en el siglo XIV.
En concreto, en uno de los capítulos, el ‘Cuento del Bulero’, Chaucer incluye un pasaje en el que hace alusión al vino blanco de lepe, diciendo exactamente así: “[…] Nadie que esté bajo la influencia de la bebida sabe guardar un secreto: esto es indiscutible. Por lo que manteneos apartados del vino, blanco o tinto, no importa, y muy especialmente alejaos del vino blanco de Lepe que se vende en Fish Streets y en Cheapside. Pues de un modo misterioso este vino español parece contaminar los vinos que se crían cerca de él y de la mezcla se desprenden vapores de tal fuerza que, después de beber tres vasos un hombre que se cree en su casa de Cheapside, se encuentra en España (no en la Rochela o en Burdeos, sino en la mismísima villa de Lepe) repitiendo: «Sansón, Sansón».[…]”.
Quizás este profundo conocimiento de los caldos que demuestra Chaucer, y de los que era claramente un amante, llegó con el reconocimiento a su carrera como escritor que le hizo el rey Eduardo III, quien le concedió un galón de vino diario durante el resto de su vida. El monarca realizó esta concesión el día 23 de abril de 1374 -unos seis años antes de que empezara a trabajar en ‘Los Cuentos de Canterbury’-, el día de San Jorge, una jornada en la que en Inglaterra era habitual recompensar el trabajo de los artistas.
Aunque hay pasajes de la biografía de Geoffrey Chaucer poco concretos, al parecer habría viajado por Francia, Flandes y España -con salvoconducto y posiblemente como mensajero en 1366– y se cree que pudo haber peregrinado a Santiago de Compostela. Puede que en alguno de esos viajes estuviera en “la villa de Lepe” como la denomina él en sus célebres cuentos.
El vino de Lepe
Lepe ha sido históricamente una localidad vinculada a la pesca y la agricultura. El vino y los higos han sido dos fuentes tradicionales de riqueza del municipio onubense.
El de Lepe es el típico vino mosto de los «zampuzos», que son tascas o pequeños bares en los que los propietarios pisan la uva de forma tradicional entre septiembre y octubre y aproximadamente en enero obtienen el caldo que elaboran en barricas propias y que se sirve en las tabernas de la localidad.
De hecho existe un itinerario, la Ruta de los zampuzos, creada por el Ayuntamiento de Lepe, que incluye cinco establecimientos de la localidad para que los amantes del buen vino, desoigan lo que decía Chaucer y prueben el tradicional vino mosto lepero.