Sergio Sánchez, un onubense que ha dedicado su vida al arte y a la restauración

Sergio Sánchez recibe a HBN en su taller.
Sergio Sánchez recibe a HBN en su taller.
Sergio Sánchez recibe a HBN en su taller.

P.M. Arcilla, madera, técnica, utensilios, bocetos, respeto, tiempo y mucha paciencia son algunos de los ingredientes que forman el arte de la restauración. Saber cómo hacer que una figura cobre vida, reconstruir algún miembro roto o perdido, incluso, reparar aquella vasija que tenías en el olvido pero que fue de un ser querido son algunos grandes trabajos de esta curiosa y maravillosa profesión.

Sergio Sánchez de 37 años ha dedicado toda su vida al mundo de la restauración, en el año 2008  terminó el bachillerato de arte en la Escuela de Arte ‘León Ortega’, y a partir de ahí se fue al taller de Sevilla de Jesús iglesias, escultor que actualmente está en París. A la misma vez, también se formó en el taller de Don José Pérez Delgado hasta hace dos años. Entre estos dos talleres Sergio Sánchez se ha formado y ha adquirido los conocimientos de su oficio, oficio que según él «se aprende en el día a día, en el taller, y cada vez aprendes una cosa nueva. En la universidad puedes aprender muchas cosas, pero es en el taller, con la tensión y los problemas del momento cuando verdaderamente aprendes esta profesión».


Festival de Cine de Huelva

Manos a tamaño natural en proceso de ejecución en barro, por Sergio Sánchez.
Manos a tamaño natural en proceso de ejecución en barro, por Sergio Sánchez.

La restauración según Sergio “es maravillosa, porque vuelves a darle vida a una figura, siendo lo más respetuoso posible, no hay que confundir la restauración con inventar. La restauración es coger una escultura antigua y darle vida, porque le falte alguna parte, no hay que añadir nada”. Muchas personas podrían ir a cualquier tienda a comprar una pieza de escayola, pero cuando deciden acudir a Sergio es porque hay algo más allá del valor artístico, hay un valor sentimental, que es mucho más importante.

Dentro de la restauración, una rama es la imaginaría que es una especialidad del arte de la escultura dedicada a la representación plástica de temas religiosos y busca el realismo más convincente. Es en esta rama donde nuestro artista se siente más cómodo, aunque no se cierra a otros muchos temas.


Puerto de Huelva

Se ocupa de muchos de los pasos que salen en Huelva, restaura todo tipo de imágenes y hace relieves que forman parte de las hermandades. Tiene encargos de todo tipo, pero lo más usual es el mantenimiento de imagen, desde ángeles hasta imágenes de tamaño natural o copias de otras imágenes.

El tiempo en hacer una pieza es variable, depende de lo que sea,aunque antes hay un trabajo previo y no por ello más corto, «hay que modelarlo, coger las distancias, proporcionarlo, empezarlo todo desde cero. Esto es un oficio donde tienes muchas cosas a la vez».

El Nino Miguel.
El Nino Miguel.

Alguna de sus piezas más reseñadas. Nuestro artista se ha convertido en esas manos que han dado vida a una figura pública y conocida de Huelva que perdió la vida en 2013, que paseaba por las calles de nuestra ciudad acompañado con su guitarra de tres cuerdas, un hombre considerado uno de los grandes del mundo del flamenco, a pesar de cómo vivió su vida, no es otro que Miguel Vega de la Cruz, más conocido como el Niño Miguel. Este monumento que Sergio le hace, el guitarrista nunca lo llegó a conocer.

Piezas así, nos hacen darnos cuenta que lo que Sergio hace, no es algo que vaya siempre ligado al mundo de la religión, es algo que va más allá. Le han pedido encargos de todo tipo, algunos se ha permitido el lujo de rechazarlos, bien porque no los entendía o bien porque no les representaba, “por mucho dinero que ganes haciendo una obra, si no me representa y no estoy orgullosa de ella, no quiero que esa obra tenga mi nombre”.

El Niño Miguel tocando la guitarra.
El Niño Miguel tocando la guitarra.

Además en estos años se ha labrado un gran camino lleno de piezas, ha trabajado para casi todas las hermandades de Huelva, desde la Hermandad de la Redención, hasta la de la Lanzada, en la cual restaura y policroma el caballo del paso. A la Victoria le hace los frescos del arco de entrada de la capilla y al Nazareno le restaura los Ángeles de Ortega Bru. Para la Hermandad del Prendimiento “todo lo que pidan y más. Les he hecho los carteles, las orlas de convocatoria, policromé el pelicano y el ave fénix del paso… es mi Hermandad, así que, todo lo que pidan”. También ha trabajado fuera de Huelva, para la Hermandad del Silencio de Sevilla y restauró uno de los pasos más antiguos que existen, el Paso de la Reina de todos los Santos.

Cartel de la procesión de la Virgen de la Cinta con motivo del 50 aniversario de su proclamación como patrona de Huelva.
Cartel de la procesión de la Virgen de la Cinta con motivo del 50 aniversario de su proclamación como patrona de Huelva.

En nuestra capital hay muy poca gente que se dedique a esta profesión  ya que el epicentro reside en el siglo XVII a 90 kilómetros de aquí, Sevilla. Sin embargo cada vez hay más conocimiento sobre el tema y por ello más gente que decida emprender este camino. El inconveniente, para algunos, es que es un oficio que usa procedimientos muy antiguos, pero como Sergio expresa «eso es lo bonito de esto, hay que hacerlo tal y como se hacía al principio, hace cinco o seis siglos, la pena es que tarde o temprano se terminará perdiendo, se seguirán haciendo imágenes, que no quepa duda, pero las técnicas serán avanzadas y serán muy pocas las personas las que se entretengan en hacer esto como se hacía al principio, con las mismas técnicas, los mismos materiales, la misma forma de trabajar, la misma manera de ver las cosas».

Sergio Sánchez es la imagen de esas manos que no vemos, y entre sus últimos trabajos consta el escudo de la Hermandad del Rocío, ya que en sus 130 años de aniversario aún no tenía escudo. Además la Hermandad de la Cinta sacó un cartel suyo y hace unas cuantas de semanas realizó una réplica de la pintura mural de la Patrona regalo que la Hermandad hizo al Recre para colocarlo en la capilla del estadio colombino y como no, “soy muy cintero y muy recreativista, para mí ha sido todo un placer y muy bonito de trabajar”.

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Escudo corporativo de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Huelva.

Sergio es un artista ambicioso, con tan pocos años de carrera, cree que son pocas cosas, y recalca que “me gustaría tener más cosas en la calle, yo vivo por esto y me gusta esto, es un oficio que engancha y aparte tienes que estar enamorado de él, no es un trabajo normal”.

También expresa el desencanto, o parte del desencanto que tiene el trabajo ya que “es un trabajo muy desagradecido, primero porque no se valora y segundo porque estás a expensas de que todo el mundo pueda hablar, y puedes escuchar de todo, tanto buenas críticas como críticas que te hacen daño. No es agradecido en ese aspecto, pero lo que sí está claro es la satisfacción personal que tienes, eso no te lo quita nada ni nadie, ya puedas escuchar lo que sea».

Es un oficio donde la frase “eso lo haces tú en un momento” queda totalmente prohibida, aquí todo tiene un proceso. Uno de ellos, el primero y quizás más importante y que todo el mundo no tiene en cuenta es el proceso intelectual, algo que hay que pensar, que tienes que machacarlo, estructurarlo, estudiarlo, medirlo, hay que echar cuentas y números también, a la hora de medir, de proporcionar un cuerpo y unas dimensiones.

Réplica de la pintura mural de la Cinta para la capilla del Estadio Colombino.
Réplica de la pintura mural de la Cinta para la capilla del Estadio Colombino.

Sergio nos pone un ejemplo de esta ‘impaciencia’ y ‘descontento, “el mundo de las cofradías no tiene ni idea de esto, y lo digo con la boca llena. Y muy claro, tienen un desconocimiento enorme, están regidas con gente con un amplio desconocimiento del tema, se dedican más al folclore de sacar los pasos, que lo entiendo, pero del mantenimiento de la creación del patrimonio, ni idea. Una de mis metas es que de lo que no se no hablo, o al menos pongo los odios”.

Como dijo Picasso, “ la inspiración que te llegue trabajando”. Y eso es lo que también piensa Sergio, un hombre que vive por, para y en su taller, siempre pensando, imaginando y creando. Son muchas las horas que pasa allí, pero siempre le queda la satisfacción de dedicarse a lo que más le gusta, la restauración.

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