(Las imágenes y el texto de este artículo, no corresponden a los contenidos del libro «Casinos de Huelva»)
Miguel Mojarro.
Nunca una fecha hizo honor a su significado, como en este Casino, que está en lugar adecuado, en una calle bien elegida de Palos de la Frontera. Nunca una calle que no existía, dio cobijo a una entidad tan amante de su historia como el Casino Plus Ultra. Nunca el sosiego fue compañero de mañanas y noches de tan grato lugar, como en la terraza de este Casino del Sur.
Navidad, Natividad, Nacimiento, son términos bíblicos que sirven para usos religiosos, pero también para utilización bien traída en menesteres menos espirituales, pero no por eso menos importantes para la vida del hombre. Porque si el alma es patrimonio de Dios y sólo de él, el Ocio es privilegio del hombre. Y Ocio es la divina potencia que llama cada día a la puerta del alma de los hombres. A ver quien soluciona este conflicto.
Pero volvamos a la Navidad, ese día colocado en un mes frio, que tantas connotaciones lleva aparejadas. Porque ese día de un 1982 no tan lejano, un grupo de buenos pensadores decidieron constituir lugar de asueto y de relaciones, a la sombre de una historia, la de Palos, que daba mucho de sí en esto de buscar patrocinio en el patrimonio propio. (¿Verdad que patrocinio y patrimonio parecen familia?).
En estas estamos, cuando 400 atrevidos iluminados se constituyen en fuerza creadora de un Casino, casi nada, bajo en tratamiento colectivo de «socios fundadores». Hay eventos que tienen más resonancia que éste, pero no tienen la transcendencia ni la cosecha que se percibe en el Casino Plus Ultra.
Dos años antes se fraguó la creación, hasta que parió la intención y surgió este Casino espléndido que gusta desde fuera, antes de entrar, sólo con verle la cara, esa fachada sencilla y bien dibujada. El desarrollo ocasionado por los cultivos de la fresa y la cercana refinería, obligaban a tener un lugar que fuera adecuado para eventos y relaciones en el asueto.
Y para referente de cuantas actividades puedan necesitar un marco como éste, sean municipales o de otra índole. Un Casino debe ser referente en la localidad, porque para eso es el más importante hecho social que se produce sin que instancias oficiales lo generen. ¿Lo repito?
La vinculación al hecho de la salida del vuelo del Plus Ultra se concreta cada 22 de enero en la fiesta conmemorativa del hecho. Conferencia anual sobre el tema del vuelo, conciertos, … , son la parte visible de un sentimiento bien calado en el Casino y en Palos de la Frontera, la frontera ayamontina, que en 1642 se adoptó en relación con aquel freno que se puso al rebelde Marqués de Ayamonte, para detener a las tropas portuguesas en la línea del Tinto.
Así tenemos completo el toponímico, Palos de la Frontera, que une su vocación romana («Palus»,»laguna»), a la circunstancia histórica de la apetencia portuguesa de tener una costa como la nuestra.
Pero la Historia, esa veleta de los hechos, ha dado a Palos dos momentos únicos. Aire y mar se unen en esta ocasión para ser pilares de un pueblo que parte de una Historia y se desarrolla en otros derroteros distintos. 3 de agosto de 1492 y 22 de enero de 1926. Dos fechas para grabar en una página de la Historia que no se queme.
Si el momento de auge y bienestar que hoy posee Palos, desde aquellos años 70, son la fresa y la industria, el origen de su valor histórico está en dos momentos que lo unen al mar y al aire: Las salidas de carabelas hacia el este y de un hidroavión en la misma ruta, desde el Muelle de la Calzadilla. Mar y aire, los dos medios naturales de Palos.
En ese Muelle de la Calzadilla, está el recuerdo de la hazaña. Pequeño muelle construido para la conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento de América y restaurado a finales del siglo XX. Desde este lugar partió también la histórica expedición del Plus Ultra.
En esa ocasión, Carlos Gardel compuso en homenaje al Plus Ultra, un tango titulado «La gloria del águila» que en su letra dice: «Desde Palos, el águila vuela y a Colón, con su gran carabela, nos recuerda con tal emoción la hazaña que agita el corazón».
Pero el Casino de Palos recoge el testigo y se nombra como la Historia manda. Y celebra efemérides con orgullo. Y riega de actos cada enero sus salones. Hay que ir esos días a Palos y disfrutar de la oferta casinera que ofrece el «Plus Ultra».
El Casino rinde homenaje a la historia y usa sus salones para recordarlo. Por eso en sus paredes luce homenaje fotográfico a un avión, donado a Argentina por Alfonso XIII, que permanece allí, en el Museo de Luján, pero en este Casino las paredes lo recuerdan en sendas fotografías del aparato y de sus cuatro tripulantes.
Y más aún: Un cuadro enmarca la letra de unas sevillanas escritas para el Casino por el Coro Raíz Palerma. Como debe ser, que las sevillanas y la Historia comparten casa en el Sur.
Pero vayamos a ese cambio sustancial y radical en el soporte económico de Palos, localidad tradicionalmente ligada a labores relacionadas con el mar. Pero la emigración y otros recursos, han cambiado el color de la prosperidad aquí.
Hay que seguir a Alfonso Vargas Sánchez, de la Facultad de C.C. Empresariales de Huelva, que explica muy claramente algunas circunstancias que permiten comprender el cambio:
«En la Costa de Huelva, se reúnen circunstancias agro-climáticas, económicas y sociales únicas para este cultivo (la fresa), como la calidad y acidez de los suelos, la amplitud y topografía de las explotaciones, una tradición de décadas y un carácter fuertemente emprendedor en determinadas zonas, como Palos de la Frontera».
Pero en Palos, hay una calle que fue muy secundaria entre corrales, antes de la actual urbanización. Hasta que en los años 70, cuando la fresa ya empezaba a dotar a Palos de poderes nuevos, se dio viabilidad a la calle, para convertirla en peatonal. Y bella, hermosa y seductora. Con un ensanche realizado con el pretexto de una sede municipal, pero que es antesala de la fachada del Casino, que se camufla discreta para no estorbar, pero que es reina consorte de esa calle atractiva.
Cerámica en la plaza, en un banco con imágenes del Plus Ultra. Me dicen mis amigos que hay en mente reproducir esta imagen en la propia fachada del casino. No es mala la idea, porque el motivo es realmente hermoso.
Y por allí, el Tinto, ese río que marca la diferencia y que acompaña a casinos y minas hasta el mar. Para sembrar de historia y fertilidad las tierras de sus orillas. En arenales que vieron la vida marinera de antes y que ahora miran cómo crecen, verdes y rojas, las fresas que hacen rica la zona. Arenales que son una formación en la que, en palabras de Eduardo Mayoral, «arenas que integran uno de los paisajes más característicos de la zona, donde se instalan la mayoría de los cultivos de la fresa».
Ya no está la vida marinera como referente de Palos, porque ahora hay tiempos que reclaman otras riquezas. Pero hay un Casino que acoge la Historia en su nombre y le da honor. Tal vez la primera vez que algo del pueblo se denomina Plus Ultra. Pueblo que menciona su Historia, es pueblo que la merece. Y este Casino sabe cómo hacerlo.
El rio Tinto, cuando ya no es de colores porque lo ha conquistado la luz del mar sureño, se despide de tierra en los campos míticos de Palos, cerca de la Fontanilla, con la que el agua minera establecía parentesco histórico.
Palos. Nunca mejor sitio para que el Tinto dijera adiós a su andadura por tierras de minas, de nobles, de taifas y de caciques, cargado de recuerdos y de mitos, para que en nuestros casinos, mineros y no mineros, haya memoria de su presencia en una Historia que es común: La Historia del Sur.
Y Palos, su Casino, se muestra orgulloso como espejo de muchos valores patrimoniales que convergen en esta unión simbólica del Tinto y el Odiel, que para eso son nuestros. Pero también deberían ser referentes de un patrimonio diverso y multicolor, de orgullo y de generosidad, heterogéneo y armónico, como es el patrimonio social y cultural de un Sur que acaba en palos de la Frontera.
Equipo Azoteas
www.fotoespacios.com
www.azoteas.es
4 comentarios en «Palos de la Frontera. Casino Plus Ultra: La sombra de la Historia es alargada»
Bonito texto. La plaza en cuestión es la de Andalucía, y quisiera matizar que el muelle de La Calzadilla no se encuentra restaurado, sino totalmente deteriorado y cortado su paso.
Gracias por tu aportación y un abrazo. Espero seguir contando con tus comentarios valiosos.
Que lindos recuerdos me traes, querido Miguel, pues estuve trece años de asesor medioambiental en tan digna población, de la mano de una gran señora, la alcaldesa Dª Pilar Pulgar, si bien previamente fui captado para dicho menester por otra gran amiga y también alcaldesa, Dª Juan Pérez.
Qué tiempos aquellos en los que la preocupación medioambiental chocaba de frente con ciertos intereses locales y había que encontrar fórmulas para la convivencia. Hablamos del periodo 1987/1999 y en los que fueron necesarios muchos momentos de reunión, no solo en las dependencias municipales, también en el coqueto Casino de Palos, donde era más fácil mantener conversaciones distendidas.
Hace tiempo que no lo visito, algo imperdonable, pero prometo volver acompañado de algunos de mis numerosos amigos, el “taxista de Palos” hombre inteligente y atrevido Diego Olivares, el brillante historiador Julio Izquierdo, mi querido Paco, el guarda de medio ambiente que tan buenos momentos me hizo pasar, Curro, mi querido Curro, técnico que me ayudó a crear la Oficina Municipal de Medio Ambiente, Antonio Pichardo que fue coordinador de Protección Civil y otros muchos amigos, como Loli Izquierdo, a los que mantengo en el recuerdo.
Palos fue un punto de inflexión para mí, que marcó y diseño mi vida profesional futura, por ello te agradezco que me hayas hecho rememorar estos emocionantes episodios. Un abrazo
Llegado a este punto, solamente puedo agradecer a Benito de la Morena su admirable y rica aportación a las propuestas casi eras que cada semana hacemos en Azoteas. Además de su valiosa opinión, su conocimiento del tema enriquece y motiva. Y pone su «mijita» de envidia por no poder (de momento) compartir sus experiencias en estos lugares. Gracias querido amigo.