Sapiensity/@Sapiensity. El pasado miércoles 30 de julio se celebró el Día Internacional de la Amistad en todo el mundo. Un concepto, el de amistad, que ha sido muy revisado en los tiempos de las redes sociales, las identidades digitales y las relaciones virtuales.
La verdad es que no deja de sorprender la amplitud que ha tomado el sentido de la palabra amistad, sobre todo desde la ampliación que puede interpretarse desde la aparición de Facebook y su botoncito de solicitar y aceptar amistad.
Es cierto que muchísimos usuarios solo lo usan para aceptar a sus amigos de toda la vida, esos que siguen viendo o a aquellos que hace mucho que no ven. A sus conocidos y familias “reales”. Pero también es cierto que hay una gran cantidad de usuarios que se “atreven” a conectar sus cibervidas, sus alteregos, sus identidades digitales con otras personas de todo el planeta a los que ni conocen en carne y hueso. Relaciones virtuales que en ocasiones llegan a proporcionar contacto real y físico posterior, surgiendo incluso relaciones de pareja.
Asistimos a una especie de Gran Hermano generalizado, el que mostramos a nuestros amigos digitales todo tipo de cuestiones y lo más curioso, es que a veces hasta es cierto que éstos se interesan por cualquier cosa que mostramos por peregrina, personal o absurda que sea. Aunque sobre muchas no nos preguntaría nadie por ello en una conversación en una cafetería…
Existen clasificaciones de las personalidades digitales en función de lo que publicamos en nuestros perfiles: los que publican solo cosas que ven en otros sitios, los que van publicando cada paso que dan en el día, aquellos que publican información de interés de aficiones, o sobre temas profesionales, los que no publican y solo observan, etcétera.
En torno a todo esto, se da la lógica preocupación de los padres respecto a los más jóvenes en cuanto a sus relaciones virtuales, del mismo modo que sobre el contenido que pueden llegar a consumir en Internet.
Circulan muchos consejos que deben tenerse en cuenta a la hora de aceptar amistad en las redes sociales en el caso de que nos las solicite un desconocido. El principal, como en todo en Internet y en la vida, es el sentido común. Ya en las relaciones físicas nos dice que un desconocido en la calle no va a ser nuestro amigo de buenas a primeras y nos alerta y demanda precaución.
Deben extremarse las precauciones y rechazar las solicitudes que puedan ser fraudulentas.
Por ejemplo, las solicitudes de amistad en idiomas que no conocemos, de lugares en los que no hemos estado, realizadas por chicos y chicas atractivos y atractivas… puede que en realidad sea alguna estafa, seguro… no nos engañemos.
Asimismo, debemos vigilar las solicitudes de amistad de los más pequeños. Hay ciberdelincuentes dedicados a hacerse pasar por niños, con sus perfiles con fotos y todo, para sonsacar información a los más pequeños de cara multitud de posibilidades como saber las fechas de vacaciones para robar… o los peores casos: pederastas y pedófilos.
Los grandes descuentos por ser amigos… cuando realmente es evidente que son descuentos excesivos, imposibles en el mercado. Las supergangas suelen ser una estafa en Internet y fuera de Internet.
Los envíos de información, descargas de novedades, enlaces y acceso a aplicaciones de redes sociales, juegos… etc… que llegan a tu cuenta por ser amigo muy cercano, y ni le conocemos. No sigamos estos enlaces. Si queremos algo de esto, es mejor localizarlo en el web oficial o una fuente fiable por nuestra cuenta. Así no nos encontraremos sorpresas como que nuestro ordenador es un “zombie” usado en estafas sin que lo sepamos, o que nos roban credenciales de cuentas, etcétera.
Sobre todo, no hacer cosas que no harías en tu vida al margen de las redes sociales, y mantén el contacto físico con tus amigos digitales, valorando las redes sociales como un valioso medio para mejorar esas relaciones, no para romperlas. Ésto último a veces pasa, aunque parezca mentira. Verdaderos problemas porque alguien no respondió un mensaje, o porque etiquetó o dejó de etiquetar una foto, etcétera.
Y todo esto, sin entrar en el debate de la privacidad y del uso que hacen de nuestros datos empresas y gobiernos, pues es un tema que no tiene nada que ver con el concepto de amistad digital que abordamos hoy.
Al menos es alentador saber que según los últimos estudios, la mayoría de nosotros e incluyendo a los jóvenes, nos preocupamos por nuestra privacidad y el reflexionamos sobre qué compartimos en las redes sociales. Tanto es así, que se intuye que Facebook está replanteándose su política al respecto, pues deja de tener clara la premisa de su creador que la privacidad es un concepto del pasado. O eso se rumorea…
En definitiva, las redes sociales, Internet en estado puro: personas y tecnología. Una valiosísima arma de comunicación personal y profesional, incluso corporativa, empresarial y gubernamental. Pero que como todo en la vida, hay que saber usar y sacar el mejor partido. Sin alarmismos ni tremendismos, sino con talento y precaución.
Fuentes:
http://www.enriquedans.com
http://www.ticpymes.es
http://www.eset.es