Juan José Oña. Hace unos días se estrenaba en el Teatro Cardenio de Ayamonte un espectáculo flamenco concebido, diseñado y producido por la Asociación Musical Colombina que, con el nombre de ‘Mariposas Blancas’, rendía homenaje a la obra más universal de Juan Ramón Jiménez Platero y yo, cuya primera edición cumple ahora 100 años.
Confieso que cuando tuve noticias de su gestación, me asaltaron no pocas dudas sobre el resultado final del proyecto. Y no tanto por la solvencia de sus creadores y de los artistas que participaban en él, que han demostrado sobradamente a lo largo de sus carreras, su buen hacer y el rigor con que desarrollan su trabajo, como por la dificultad que entraña la obra de nuestro premio Nobel a la hora de hacerla llegar al público desde un escenario. De ahí que acudiese al estreno con tanta curiosidad como reservas.
Estas comenzaron a disiparse nada más comenzar la función. La voz de Rafael Castizo en la lectura del primer capítulo de Platero, y las guitarras de Paco Cruzado y Joaquín Brito interpretando la Fantasía Musical que hace de obertura, son un excelente arranque del espectáculo que consigue atrapar al espectador y no lo suelta hasta los acordes finales de la rumba que sirve de cierre evocando los capítulos de La Miga y Las Brevas.
Entre ambos momentos, se nos ofrece un doble recorrido sembrado de aciertos. Uno musical, que nos pasea por diferentes estilos de fandangos; que nos lleva y nos trae por los aires de casi todos los cantes de ida y vuelta (milonga, colombiana, vidalita, guajira…); que nos estimula a ritmo de tanguillos y nos emociona en los compases de la seguiriya.
Dos magníficos guitarristas, los citados Paco Cruzado y Joaquín Brito; un excelente clarinetista: Abel Moreno; un percusionista que sabe estar a la altura: Nicolás Pérez; y una voz joven, femenina, llena de sensibilidad y fuerza, que conoce el difícil terreno que pisa y es capaz de hacernos llegar con soltura, y sin salirse de los cánones, todos los matices que se esconden en los textos esperando que alguien como ella, Laura Oliva, los descubra.
Otro literario que discurre por dos caminos paralelos: por uno circula el Platero de Juan Ramón, guiado por la profunda voz de Rafael Castizo ( A Platero en su tierra, Alegría, Paisaje Grana…) Por el otro, los textos compuestos por Manuel Contioso que de una manera tan sencilla como eficaz, manteniendo un excelente tono poético sin pretensiones, nos introduce en muchos de los capítulos del centenario libro de Juan Ramón (Platero, La Azotea, Retorno, La Primavera, El pozo, Asnografía, La novia, El Pastor, Carnaval, El pan, Nostalgia, El vino, El Castillo, El verano…)
De vez en cuando, como ilustraciones surgidas de entre las páginas de esta nueva obra flamenca que es Mariposas Blancas, aparece el baile, encarnado en Elisa Vélez, escribiendo en el aire otros poemas, tan viejos como las músicas que los inspiran.
La ordenación armónica de todos y cada uno de los elementos que intervienen en el espectáculo; el ritmo preciso para que todo: música, cante, baile, poesía… fluya de una manera natural, sin esfuerzo aparente, como si cada tema fuese consecuencia lógica del anterior, son fruto del conocimiento musical y la intuición poética de Abel Moreno, a quién también se debe la idea del montaje.
Mi sincera enhorabuena a todos los que participáis en esa hermosa aventura, porque con vuestro buen hacer y vuestra generosa entrega, además de regalarnos una deliciosa velada flamenca, ponéis vuestro grano de arena para hacer aún más universales, si cabe, al autor moguereño y a su obra más conocida.
