P.C.G. La comarca del Andévalo es en algunos períodos históricos la gran desconocida de la provincia de Huelva. Ubicada entre la Sierra, la Tierra Llana y la frontera con Portugal, la presencia céltica en la zona se basa en los textos de algunos historiadores latinos como Estrabón y Plinio, quienes hablan de poblaciones celtas ubicadas en el reborde montañoso del río Guadiana, donde ellos junto con Apiano y Tito Livio, autores de las primeras referencias de la zona norte de la provincia, coinciden en señalar la región conocida como la Baeturia céltica (siglo VI a.C).
La céltica ubicada en la zona más occidental de Sierra Morena y comprendida entre las cuencas pacenses hasta el río Anas (Guadiana) y las penillanuras del Andévalo onubense y del Alentejo portugués hasta el Algarve, es una de las dos Baeturias de las que se tiene constancia.
La otra sería la denominada Baeturia túrdula que abarcaría la zona de Sierra Morena central y oriental. El límite entre ambas zonas de situaría al este de la provincia de Huelva. Precisamente los hallazgos encontrados en una excavación arqueológica de la Edad del Bronce II ubicada en El Cerquillo, en el Cerro del Andévalo, permiten concluir que esta zona se encuentra en las cercanías del límite establecido entre ambas beturias.
Los celtas llegan a la Península Ibérica en la Edad del Hierro (VII-II aC). Distintas oleadas de este pueblo de origen indoeuropeo se van asentando en periodos de tiempo distintos en diversas zonas peninsulares desde el norte hasta el suroeste, pasando por la Meseta ocupando las zonas más despobladas y conviviendo en algunos casos con los pueblos indígenas de estas áreas.
La comarca del Andévalo está conformada actualmente por 21 municipios de Alosno, Berrocal, Tharsis, Cabezas Rubias, Calañas, El Almendro, El Campillo, El Cerro de Andévalo, El Granado, Minas de Riotinto, Paymogo, Nerva, La Puebla de Guzmán, San Bartolomé de la Torre, Sanlúcar de Guadiana, Santa Bárbara de Casa, San Silvestre de Guzmán, Valverde del Camino, Villablanca, Villanueva de las Cruces, Villanueva de los Castillejos y Zalamea la Real.
Pascual Madoz la calificaba en su obra magna, el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, como un «territorio geológicamente de transición» entre la llanura litoral y el relieve de la zona serrana.
Origen de la denominación
Existen tres teorías acerca del origen del topónimo Andévalo, dos de ellas tienen sello celta. La primera afirma que esta comarca toma su nombre de la elevación montañosa situada a los pies de Cabezas Rubias, en el lugar exacto donde antiguamente se cree existió un templo levantado en honor al dios Endóvelo o Endovélico, la más popular de entre las deidades a las que los pueblos célticos de esta zona (incluida la actual Portugal) rindieron culto en la Edad del Hierro.
De acuerdo con la tradición, este dios adoptaba forma de jabalí y su nombre significa «dios muy bondadoso». Era el dios de la salud, protector de la tierra y la naturaleza, especialmente los bosques. Posteriormente aceptado por los propios romanos, que lo asimilaron a Esculapio o a Serapis.
La segunda hipótesis está también relacionada con una deidad, pero de origen fenicio: la diosa Ande-Baal e incluso hay voces que afirman que el topónimo tiene su origen en deidades posteriores de origen oriental.
Y finalmente, la tercera, incluida en un estudio de la Universidad de Huelva es que este nombre parece remitir a un término en la primitiva lengua celta: *Andéválon que significaría ‘la gran muralla o barrera, muralla grande’, compuesto del prefijo celta ande- con valor aumentativo, y de un antiguo valon ‘muro’, según la hipótesis de J.Corominas (Tópica I, p.79, y II, p.227).
Este lingüista lo atribuía al carácter de la población, distinto al del resto de la provincia, aunque de acuerdo con el estudio, «resulta más creíble la suposición de que *Andéválon con el significado de ‘muralla grande’ hiciera alusión a alguna obra de defensa bien determinada existente en la época de la cultura celta».
En cualquier caso, sea cual sea el origen el del topónimo, estamos ante una comarca, la del Andévalo con un papel muy destacado dentro del mosaico de la provincia onubense ya que es uno de los espacios naturales más singulares de Huelva y Andalucía, caracterizado por una fuerte pluralidad cultural y natural otorgadas por sus características topográficas, climáticas, naturales, y geológicas, entre ellos el característico paisaje de la Cuenca minera de Riotinto.
3 comentarios en «El Andévalo, el legado que los celtas dejaron en Huelva en forma de comarca»
La raíz del topónimo es la misma que la del nombre del caudillo de los Iligertes, Indibil, del siglo II A.C. , o del caudillo hispano romano del siglo V que combatió a los vándalos, un tal Andevoto. Su significado es desconocido, pero parece más creíble relacionarlo con la deidad celta. Las principales ciudades de los «keltikoi» eran Nertóbriga y Turóbriga, ubicadas al norte de la Sierra de Huelva. En los setenta se excavó un poblado céltico en El Castañuelo (Aracena) que, presumiblemente, fue abandonado precipitadamente en un conflicto bélico. Es interesante saber que la primera obra sobre esta región es «La Beturia Vindicada», de Miguel Ignacio Pérez Quintero, catedrático de gramática en Huelva en la segunda mitad del XVIII.
Muy interesante este artículo porque enriquece el conocimiento existente y pone en valor esa comarca tan inmensa y rica que es nuestro Andévalo. Felicito al articulista.
Buen artículo y comentarios que nos ayudan a conocer nuestros orígenes. Una salvedad, en la enumeración de municipios, Tharsis aún no está reconocido como tal, sino como Entidad Local Administrativa (ELA).