Elisabeth Méndez. Inglaterra ha sido el destino que la onubense Rocío Galván Vivas, natural de Lucena del Puerto, ha elegido para establecer su residencia por unos meses en el extranjero. Su objetivo, conseguir el nivel de inglés requerido para poder obtener el título de grado en Ciencias Políticas y de la Administración, estudios que comenzó hace unos años en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y que espera concluir, de esta forma, en la Universidad de Oxford, la de habla inglesa más antigua del mundo.
Joven simpática y divertida, a la que le gusta disfrutar de los pequeños placeres que le otorga la vida y de la compañía de sus familiares y de sus amigas, Rocío, quien se muestra encantada con la oportunidad que este medio le otorga para dar a conocer su experiencia, nos cuenta lo enriquecedora que está siendo su estancia en Reino Unido, donde su aprendizaje está yendo más allá del idioma, cultivando semillas en su personalidad que le están revelando secretos desconocidos hasta ahora de la vida, y gracias a las cuales, según confiesa, está aprendiendo a valorar cosas que hasta ahora se le presentaban insignificantes.
A más de dos mil kilómetros de distancia, esta onubense nos hace llegar la añoranza que siente por su tierra, desde el sol que la ilumina hasta la gastronomía que la abandera, además de otros detalles de su aventura en el extranjero que Huelva Buenas Noticias da a conocer a través de esta entrevista.
– Rocío, ¿Qué sentiste el día que cogiste las maletas y te marchaste de Huelva rumbo a Inglaterra?
– Pues sinceramente sentí mucha pena, pues yo adoro mi país, mi tierra. No obstante, me impregné de pensamientos positivos para que fuera llevadero: pensé en que tenía fecha de vuelta, y que sólo era una experiencia para mejor. Ese era mi consuelo.
– ¿Qué fue lo que te empujó a marcharte al extranjero?
– Mi deseo infinito de obtener el título universitario, pues aunque la carrera la tengo terminada, con el proyecto, las prácticas y demás concluido, no tengo el titulo físico en sí ya que me falta por acreditar el nivel de inglés requerido para ello, y por tanto, no puedo avanzar ni haciendo un máster ni comenzando a mover curriculums.
Era y soy consciente de que en tres meses, periodo previsto para mi estancia, es imposible obtener un inglés fluido y casi perfecto, pero si mejorar las destrezas de la lengua y ser capaz de tener una conversación a nivel básico. Así pues, ese puedo decir que es mi objetivo primordial.
– Y entonces, ¿se están cumpliendo tus expectativas iniciales?
– Si. A día de hoy puedo decir que he cumplido mi objetivo, ya que teniendo que estar a diario comunicándome en inglés me he soltado con el idioma sin darte apenas cuenta. Cuando llegué no era capaz de mantener una conversación ni entendía nada cuando alguien me hablaba en inglés. ¨Can you repeat please?¨ (¿puedes repetirme por favor?) era mi frase más pronunciada. Sin embargo, con el paso de los días cada vez la necesitaba menos, y en la actualidad apenas la pido, salvo a veces cuando hablo con mis compañeros no ingleses cuya pronunciación no es muy buena. Si se trata de los profesores o nativos en general, suelo entenderlos a pesar de su rapidez, y por tanto seguir la conversación. No obstante, esto no sucede siempre.
– ¿Desde cuándo estás fuera? ¿Tienes fecha de regreso?
– Estoy fuera de España desde hace dos meses. Y si, si que tengo fecha de regreso. Volveré a finales de este mes de mayo. Mi estancia aquí ha sido programada de tres meses para hacer el examen de acreditación en inglés en junio.
– ¿Y por qué te decantaste por Oxford?
– La verdad es que cuando decidí venirme a Inglaterra pensé primero en Londres, pero un tío mío que vivió la misma experiencia hace ya bastantes años me hizo cambiar de opinión. Londres es demasiado grande, pues tiene una magnitud aproximada de tres Madrid, y por ello dificultoso y tardío para acceder al centro de la ciudad o cualquier zona, además de la facilidad de comunicarte con españoles, cosa que no he querido en ningún momento. Así pues, estuve barajando algunas posibilidades, entre las cuales decidí Oxford por su tamaño, pues es mucho más pequeñito que la capital inglesa, con unos 150.000 habitantes aproximadamente, más o menos como Huelva, y por supuesto, por su ambiente universitario, ya que la Universidad de Oxford es la más antigua del mundo.
– ¿En qué consiste el aprendizaje que estás llevando a cabo del idioma?
– Pues estoy en una escuela de enseñanza inglesa, a la cual voy de lunes a viernes cinco horas diarias. Aunque en este último mes me incrementan la jornada en dos horas más con motivo del ¨objetivo examen¨. La escuela, llamada ISIS school, situada en el centro de la ciudad, es bastante internacional, ya que somos jóvenes procedentes de todas partes del mundo. Tengo compañeros franceses, turcos, rusos, tailandeses, chinos, sudamericanos, árabes…de todos los rincones del planeta en general. Eso te permite conocer a mucha gente y diferentes culturas y costumbres. La escuela es bastante estricta y cada quince días tenemos exámenes para evaluar todos los ámbitos del idioma y así poder o no ascender en nivel. Además el progreso se tiene en cuenta por la asistencia, por lo que el aprendizaje depende también de tu voluntad.
– ¿Cómo está siendo tu experiencia?
– Pues hasta el día de hoy positiva y espero que en aumento. Cuando te vienes a un país extranjero todo es una experiencia; desde coger un bus, pedir en un restaurante o ir al supermercado a hacer la compra. Cosas que al principio te parecen muy dificultosas incluso piensas que serás incapaz de hacer, pero que a día de hoy, llevando dos meses aquí lo hago con la misma facilidad que en España. Es cuestión de leer, escuchar, observar y aprender.
– Rocío, cuéntanos donde vives.
– Vivo en una residencia de estudiantes situada en Cowley Raud, una de las arterias principales de Oxford a una distancia del casco antiguo de veinte minutos a pie y diez en bus. En dicha residencia cada estudiante tenemos nuestra propia habitación con baño privado y por agrupaciones de cinco habitaciones compartimos salón-cocina. Además, disponemos de una zona de ‘laundry’ con varias lavadoras y secadoras que el estudiante puede utilizar pagando dos pounds por ello.
El ambiente en la residencia es bastante amigable, ya que muchos de los estudiantes de la escuela residen aquí. A menudo se hacen cenas entre amigos y así se degusta platos de todo tipo. La residencia no tiene horarios de entrada y salida, por lo que podemos ir y venir sin ninguna restricción. Además, es bastante segura, con una persona en recepción las 24 horas del día.
– ¿Es esta tu primera experiencia en el extranjero?
– No. Cuando tenía diecisiete años pasé quince días en Irlanda, aunque fue muy diferente a esto, por supuesto. Entonces íbamos unos 30 españoles y teníamos monitores durante todo el día. Asistíamos a clase por la mañana y acudíamos a las diferentes actividades que tenían programadas para nosotros por la tarde.
Ahora nada tiene que ver con eso, sólo estoy yo y todo lo que haga depende de mí y de mi voluntad por aprender.
– A tu parecer, ¿qué es lo más positivo de vivir en otro país?
-Lo más positivo de vivir en Reino Unido es por supuesto el idioma, ya que el inglés es de los más importantes, por no decir el que más, del mundo, y es primordial desenvolverse en él. Además, es un país con una población bastante educada, el por favor y las gracias forman parte sin duda de su vocabulario en todo momento. Supongo que de ello derivará además la concienciación que tienen de no tirar ningún tipo de papel en las calles e incluso el reciclar. Reciclan muchísimo.
– ¿Y lo que menos?
– La comida. Echo de menos la comida española y nuestros horarios, esa hora del almuerzo donde se come un buen plato de comida y no un sándwich en el lugar de trabajo o estudio.
– Y además de esto, ¿Cuáles son las diferencias más acentuadas que has encontrado entre la ciudad en la que resides y Huelva?
– Lo más acentuado para mí es el clima, la falta de sol que, a diferencia de Huelva, aquí es bastante escaso. Por algo nos llaman la Costa de la Luz. Y como acabo de comentar, nuestras costumbres gastronómicas: añoro sentarme en la mesa con mi familia a las tres de la tarde para comer mientras vemos el telediario. La cena también es diferente, ya que en Inglaterra se cena aproximadamente a las 18:00 horas, cuando en Huelva probablemente te estés despertando de la siesta, sobre todo en verano. Los horarios de los comercios, la gente, incluso el aire que se respira. Para mí todo es diferente.
– ¿Cuáles son los mejores recuerdos que tienes de tu tierra?
– Todos los recuerdos son buenos, desde lo más insignificante como un simple paseo por mi pueblo, Lucena del Puerto, a lo más importante. Por suerte he elegido unos meses en los que no tiene cabida en Lucena días significativos. Pues cuando me vine para Oxford ya había tenido lugar las fiestas grandes de enero y cuando vuelva a finales de mayo será justo a tiempo para disfrutar de El Rocío. Ambas en torno a las cuales giran mi vida el resto del año, y que no me gustaría perdérmelas por nada, a menos de que sea algo bastante importante.
– ¿Tienes ganas de volver?
– Sinceramente sí, tengo ganas de volver, La experiencia está siendo muy enriquecedora y estoy consiguiendo el objetivo que me trajo hasta aquí. Sin embargo, como dije al principio, me encanta mi España, Andalucía, Huelva y sobre todo Lucena del Puerto. Por ello, y porque echo mucho de menos mi familia, mi novio, mis amigas y todo lo que ello conlleva, me apetece mucho volver.
– ¿Alguna anécdota curiosa para compartir?
– Si, he tenido varias anécdotas. Una de ellas fue el montarme la primera vez en un bus de dos plantas y al llegar a una rotonda casi gritar al ver que cogía hacia la izquierda. Yo sabía que aquí no se conducía por la derecha, pero mi inconsciente me jugó una mala pasada. Afortunadamente reaccioné y me aguanté el grito. Sin embargo, si tengo que decir que sí sentí un pellizco en el estómago.
Y otra de las anécdotas me ocurrió la primera vez que una de mis compañeras me invitó a cenar. Era turca y había cocinado un plato típico para que lo probásemos. Cuando lo hice tan decididamente casi me muero, mi boca ardió en segundos. Conocía del gusto turco por las especias, pero no hasta ese punto, ya que me llevé toda la cena comiendo pan en cada cucharada, ¡uf! Aún cierro los ojos al recordarlo.
– Si se te presentara de nuevo la oportunidad de salir al extranjero, ¿Qué harías?
– Aceptaría y repetiría sin duda alguna. El estar un tiempo en el extranjero, sea donde sea, creo que siempre es nutritivo para la persona tanto en su formación profesional como personal, ya que te retas a adquirir todo aquello que observas y aprendes que hay otras maneras de percibir la vida, otras actuaciones, otras culturas y todas ellas diferentes a las nuestras.
– ¿Y que tienes pensado hacer una vez regreses a Huelva?
– Una vez que vuelva a España, mi propósito es continuar con el inglés, ya que para mí es muy importante no dejarlo de lado, compatibilizándolo el próximo curso con la realización de un máster para acabar así mi formación.
– Y para despedirnos, un mensaje para los onubenses.
– Que sean valientes y salgan al exterior, ya que existe más mundo fuera del que conocemos y nunca viene mal cambiar de aire. Al contrario, aprecias más lo que tienes. Pero por supuesto, nunca olvidando el origen y de dónde viene uno.