Carlos Arroyo. La consolidación de un hecho que se veía venir desde que irrumpiera en el escalafón rejoneador la pasada temporada. Andrés Romero se ha doctorado en el arte ecuestre del toreo a caballo en una de las plazas más importantes del universo taurino. Dos orejas en el último toro de la tarde, que le encumbran a las más altas cotas, que dejan un futuro apasionante para el escaceño.
En el primer toro, y tras un percance con su caballo Perseo, el onubense se logró sobreponer y cuajar una buena faena, en la que perdería una oreja por el mal uso del rejón de muerte, y que a la postre, le imposibilitaría la salida por la Puerta del Príncipe. Sería en el sexto donde Andrés Romero sacara a relucir todo su arte a caballo, realizando una faena que encandiló al público maestrante, ya dejados a parte los nervios propios de una tarde de tanta importancia como es la alternativa. Dos orejas a ley, y palmas por Huelva en el coso del Baratillo, con un público entregado.
Diego Ventura sería el gran triunfador del festejo con un total de tres orejas y su novena Puerta del Príncipe y Andy Cartagena escucharía palmas y silencio en sendas actuaciones, ante toros de Fermín Bohórquez.
En definitiva, Andrés se instala en la élite, en una alternativa ante los dos colosos del rejoneo actual, y con mucho que decir. Uno que lleva años siendo máxima figura, por la Puerta del Príncipe y el que llega con fuerza, por la de cuadrillas, pero muy cerca de su maestro.