Paula Crespo. Aún quedan en Huelva vestigios de las culturas y civilizaciones que se asentaron en nuestra tierra. Si en la provincia hay, entre otros, restos romanos y árabes, en la capital ha quedado el regusto de un pasado industrial con marcado acento británico.
Así, desde del cerro de San Cristóbal las casas proyectadas en 1916 para alojar a los trabajadores de la Rio Tinto Company Limited en el Barrio Reina Victoria otean el centro de Huelva recordando el pasado británico de la provincia y erigiéndose en uno de los elementos del legado patrimonial anglosajón en la capital onubense, junto, por supuesto, con el Muelle de la Compañía Riotinto (popularmente conocido como Muelle del Tinto) y la Casa Colón, entonces Hotel Colón.
La construcción definitiva del popular Barrio Obrero, clasificado desde 2002 como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Conjunto Histórico, tuvo lugar en 1929, dando como resultado 88 edificios de cinco tipos diferentes, más la Casa del Guarda, un total de 274 viviendas.
El objetivo de la compañía minera, propietaria de los terrenos en los que se asentó este conjunto arquitectónico, era tener juntos y mejor controlados a los trabajadores de la capital onubense, en un momento en el que la empresa tenía una creciente población activa y en Huelva, donde estaban sus oficinas, y escaseaban las viviendas.
Para Natalia Grande, arquitecta encargada de redactar el expediente para la declaración BIC del Barrio Reina Victoria y co-propietaria de una de estas viviendas, «el valor histórico de este conjunto reside en que es una de las piezas fundamentales del legado patrimonial minero inglés que existen en la capital. Y el arquitectónico en que las construcciones son de una tipología (tipo ciudad-jardín) no habitual en España, ya que finalmente se hicieron de acuerdo con el tipo de vivienda británica».
Ese es precisamente uno de los factores fundamentales que propiciaron que el Barrio Obrero tenga la morfología que tiene hoy, su construcción estuvo motivada por la falta de viviendas y por el hecho de que las que existían entonces no eran del gusto anglosajón. Esto propicia que Huelva sea una de las únicas provincias españolas, que cuentan con viviendas de estas características. En general este tipo de construcción ciudad-jardín, solo se da en aquellos lugares que tuvieron especial vinculación con Gran Bretaña, caso de Huelva o Bilbao.
La arquitecto Natalia Grande, aunque vallisoletana de nacimiento, se ha interesado y ha puesto mucha pasión en todo lo que tiene que ver con el Barrio Reina Victoria, del que por sus investigaciones para tesis y distintas conferencias -como la de la Semana de la Arquitectura– se ha hecho una completa experta. Con ella contamos para recrear la construcción de este peculiar y popular barrio onubense.
Los inicios
Para comprender mejor la historia del Barrio Reina victoria hay que remontarse a febrero de 1873, momento en el que se decreta la venta directa de las minas de Rio Tinto, junto con 2.000 hectáreas de terrenos que la Riotinto Limited Company fue ampliando conforme fue necesitando. Así adquirió terrenos en El Polvorín, Huerta de la Esperanza y Huerta Mena, y el mencionado Cerro de San Cristóbal, entre otros.
En 1916, ante el aumento de población activa y la falta de viviendas, la compañía minera solicita el trabajo de construcción de un barrio a los arquitectos municipales Pérez Carasa y Gonzalo Aguado, que proyectaron, inicialmente «una urbanización con 71 bloques iguales e independientes con planta en forma de T y con tres viviendas cada uno, un paseo perimetral de circunvalación que permitía el acceso rodado y una trama ortogonal de carácter peatonal con dos calles longitudinales cruzadas por nueve calles transversales, desde las que se accedía a las viviendas», explica Natalia Grande.
«También constaba de isletas, que la gente del barrio denomina tradicionalmente «corazones», aunque no sé bien por qué, con jardines que se interponían en los cruces y se dejaba un espacio reservado para servicios comunes (jardines, casino, biblioteca, cinematógrafo y un quiosco para la banda de música) que no se construyeron. Hay en su lugar una plaza y unos bloques de época posterior», añade la arquitecto.
Sin embargo, este planteamiento sería modificado por R.M. Morgan, técnico británico contratado por la Rio Tinto Company Limited como responsable del departamento de Construcción de la Compañía, puesto que ostentaría durante cerca de 20 años. Él fue quien dos años más tarde, en 1918, informó el proyecto original (del que sin embargo, se construyen cuatro bloques, del tipo A´) y una reforma con su sello personal planteando que las tres viviendas de cada edificio sean iguales e incluyendo soluciones exteriores distintas, configurando definitivamente el modelo que más presencia tiene en la Barriada (sesenta y siete bloques del tipo A).
En palabras de la arquitecto Natalia Grande: «Lo más interesante de las novedades de Morgan fueron los nuevos diseños exteriores, que pasaron de un modelo único que se repetía en el proyecto de Pérez Carasa y Aguado, a 20 tipos diferentes de fachadas, en los que el técnico inglés jugó con su imaginación. Cada casa ofrece su elemento arquitectónico y decorativo que la singulariza, ninguna es igual y así se mezcla lo británico, lo colonial, lo andaluz y hasta lo gótico o mudéjar con un toque nórdico. En la parte superior de las fachadas Morgan introdujo un elemento decorativo singular basado en figuras geométricas, triángulos, círculos, líneas…algunos de los cuales aún se conservan».
Todo ello resulta en casas distintas entre sí, aunque a primera vista parezcan iguales. De modo que el Barrio Reina Victoria es un conjunto con un estilo ecléctico en el que se armonizan la arquitectura andaluza, neomudéjar y colonial que además recuerda a las construcciones alemanas, austriacas y holandesas. Los detalles de Morgan se pueden apreciar en el colorido, los tipos de cubiertas, las buhardillas, las marquesinas con cubiertas de madera, etcétera.
Construcción del Barrio Obrero (1916-1929)
En 1919, concluye la construcción de la primera fase. La Rio Tinto Company Limited ya dispone de 71 bloques con un total de 213 viviendas dispuestas para ser habitadas. Un año más tarde Morgan proyecta la casa del guarda, cercana a la entrada que diseñaría en 1923. En esa misma fecha y viendo que con las viviendas de la primera fase resultaban insuficientes, la Compañía Minera encarga un nuevo proyecto a los arquitectos municipales. Entonces, se proyectaron tres bloques de dos plantas con cuatro viviendas y dos edificios dúplex (tipos C y D), de dos viviendas cada uno. «Para este encargo Aguado y Pérez Carasa recogen en realidad modelos originales diseñados por Morgan con anterioridad, legalizando así la actuación del técnico británico que no era arquitecto», explica Natalia Grande.
De esta forma, se construyen entre 1923 y 1926 cinco edificios -los mencionados tipos C y D- cerca del final de la escalera principal que arranca desde la Plaza de España y en una última fase, entre 1926 y 1929, Morgan diseña y construye 11 edificios tipo B también de dos alturas, frente a la actual avenida de Guatemala.
En definitiva, entre 1916 y 1929 se configuró el Barrio Reina Victoria como lo conocemos ahora, sin tener en cuenta las actuaciones de ampliación y reforma que han desarrollado algunos vecinos. Los accesos son rampas y escaleras, entre las que destaca como más monumental la entrada principal que cuenta con una cancela diseñada por el propio Morgan y coronada con un arco en el que se puede leer el nombre del barrio.
Gestión del Barrio Reina Victoria
Desde 1919 en que se habilitan las primeras casas, que se ceden en concepto de alquiler a los empleados, hasta 1987 en que se inicia el proceso de venta a los vecinos, la conservación del Barrio Obrero estuvo en manos de la Rio Tinto Company Limited, que dispuso unas reglas estrictas de funcionamiento interno: «Casualmente nos encontramos en la casa con el contrato de alquiler del abuelo de Manolo, mi marido, en el que se decía que la Compañía deducía el alquiler del sueldo a los trabajadores y pagaba el suministro de agua y electricidad. Asimismo incluía unas normas específicas de higiene para el mantenimiento de la casa. Es un documento muy valioso», cuenta Natalia.
Bien de Interés Cultural
El expediente de catalogación del Barrio Reina Victoria estaba incoado desde 1977, pero no se tenía la declaración. En 1980 el Colegio Oficial de Arquitectos solicitó a la Dirección General del Patrimonio su declaración como Conjunto Histórico-Artístico, lo que ha supuesto, según palabras de Natalia Grande, «su conservación como un conjunto significativo dentro de la ciudad de Huelva, pero que debe contemplar las necesidades de sus moradores». Desde 2002, está considerado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico.
Hoy el Barrio Reina Victoria da fe de presencia de los británicos en la capital onubense. En la provincia, precisamente en Riotinto, el barrio de Bellavista, de finales del siglo XIX constituye otro de los legados patrimoniales con acento anglosajón. También declarado Bien de Interés Cultural, conserva además una de las casas para su más que recomendable visita turística.