Redacción. Después de que el año pasado tuvieran que quedarse en casa por la lluvia, las puertas de la iglesia parroquial San Juan Bautista se abrieron para que el municipio pudiera disfrutar de las últimas procesiones de la Semana de Pasión, quedando a la espera ya de la salida del Cristo Resucitado y Nuestra Señora de la Esperanza, que tendrá lugar en la mañana del domingo.
Pasadas las 20.30 de la tarde, el Cristo Yacente, acompañado por música de capilla, asomó por la trasera de la iglesia, tras la nueva Cruz de Guía que se ha estrenado este año y que ha sido realizada, desinteresadamente, por el sanjuanero Sebastián Prieto. Asimismo, el paso estrenaba también la estructura del techo de la urna, hecha por el mismo autor.
Detrás del Hijo, salía su Madre, María Santísima de los Dolores, acompañada por la banda de música del Cerro del Andévalo y del calor del pueblo de San Juan, que no quiso perderse este espléndido Viernes Santo. El cortejo, formado por las autoridades civiles y militares y miembros de las demás hermandades de la localidad, cumplía con el protocolo de este día, luciendo trajes oscuros y mantillas.
Tras algo más de dos horas en la calle, los dos pasos volvían a casa. El Cristo Yacente portado por la cuadrilla de mujeres, mientras que la Virgen hacia lo propio sobre la cuadrilla de costaleros de la hermandad del Gran Poder. El capataz de estos últimos quiso que la última ‘levantá’ de la Virgen, como no podía ser de otra manera, fuera para la cuadrilla femenina. “Valientes, el orgullo de esta hermandad”. Y con la último golpe del llamador, los dos pasos quedaron otra vez dentro de la iglesia, poniendo fin a la Semana de Pasión sanjuanera.