Redacción. La Semana Santa de Moguer sigue su curso con normalidad y brillantez en una de las celebraciones religiosas más arraigadas en el municipio. Ayer fue el turno de la Hermandad del Santo Cristo de Los Remedios y Nuestra Señora del Rosario, cuyos titulares completaron su estación de penitencia entre el cariño de cientos de moguereños y moguereñas que se echaron a la calle para ver procesionar a la cofradía más joven de la ciudad.
A las ocho de la tarde se abrieron las puertas laterales de la iglesia conventual de San Francisco para ver al Cautivo mecido por sus costaleros bajo los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Santa María de la Granada de Moguer, y a la delicada imagen de la Virgen del Rosario acompañada por la Banda de Música Hermanos Niño de la ciudad. Se trata de dos de las devociones más antiguas de la ciudad, que la Hermandad que preside Valentín Jiménez está intentando recuperar para contribuir a engrandecer la Semana Santa moguereña.
Los miembros de la junta directiva, con el inestimable apoyo de sus hermanos cofrades, están haciendo un gran esfuerzo para consolidar y mejorar su patrimonio. Este año han culminado el dorado y policromado del trono del Cautivo, y han estrenado moldurón y maniguetas en carpintería, del sevillano José Manuel Rodríguez, además de potencias en plata de ley bañadas en oro realizadas por orfebrería Bernet. También la hermandad ha procesionado este año con nuevos respiraderos en terciopelo y telas brocadas con distintos galones y han podido restaurar la imagen del Sumo Sacerdote, un trabajo acometido por el escultor José María Leal Bernáldez.
En algo más de cinco horas de recorrido se vivieron momentos especialmente emotivos al paso de la procesión por el conocido callejón del Cristo, que fue literalmente tomado por los vecinos y vecinas de la localidad. Entre la multitud, una lluvia de pétalos y los sentidos rezos de los saeteros locales llenaron de magia uno de los tramos más representativos de esta cofradía.
Tras realizar su entrada a la hora fijada en la Carrera Oficial, el Cautivo y Nuestra Señora del Rosario regresaron a su templo sobre la una de la madrugada, esperando ya a la Semana Santa del próximo año.
En definitiva una nueva jornada de fe y espiritualidad, con una gran carga artística y cultural, que convierten la escenificación de la pasión, muerte y resurrección de Cristo de Moguer en una de las más importantes de la provincia.
Martes Santo. A partir de las diez de la noche tomará las calles de Moguer una de las cofradías más populares y arraigadas en la localidad, el Santísimo Cristo de la Encarnación, conocido popularmente como el Cristo de la Sangre, una sobrecogedora imagen portada en andas por tres nazarenos, a la que escoltan y acompañan numerosos vecinos descalzos, con cadenas o portando cruces de madera, emulando así el calvario que vivió Jesús antes de ser crucificado.
Todo el recorrido se desarrolla en un respetuoso silencio, que hace aún más impactante el desfile procesional de esta cofradía, que completará su estación de penitencia bajo los sones del Grupo de Tambores y Bombos de la propia Hermandad.