Mari Paz Díaz. La batalla de Trafalgar fue un combate naval sucedido a inicios del siglo XIX, en 1805, que enfrentó a Reino Unido, apoyado por Austria, Rusia, Nápoles y Suecia, contra el imperio gestado por Napoleón Bonaparte, con España como país aliado. La batalla tuvo lugar frente a las Costas españolas y, más concretamente, en el Cabo de Trafalgar -de ahí su nombre-, situado en la provincia de Cádiz, en los Caños de Meca.
Fue uno de los hechos históricos más destacados del siglo XIX. La victoria de los británicos evitó que Napoleón consiguiera invadir las islas Británicas como pretendía. No en vano, los ingleses, que pretendían acabar con el dominio francés en Europa, se convirtieron en la primera potencia militar en el mar frente al ansía española de recuperar su posición hegemónica.
La ‘Escuadra Combinada’, formada por embarcaciones de España y Francia, se vio muy mermada. La batalla se saldó con 4.500 muertos y 3.400 heridos de las tres nacionalidades, aunque españoles y franceses sufrieron las mayores pérdidas. Pero, además, tras el enfrentamiento se desató un temporal que provocó que se fueran perdiendo casi todos los navíos apresados, naufragando 18 de ellos en el litoral onubense y gaditano.
A priori, la provincia de Huelva no tiene mucha relación con esta conocida batalla. Sin embargo, su relevancia es mucho mayor de lo que pueda parecer. Así lo ponen de manifiesto los trabajos desarrollados por el Centro de Arqueología Subacuática (CAS), dependiente del Instituto de Patrimonio Histórico, realizados por las investigadoras Mercedes Gallardo Abárzuza y Lourdes Márquez Carmona e iniciados hace unos años, en 1999.
Entonces, el CAS inició el llamado proyecto ‘Trafalgar’ en las provincias de Huelva y Cádiz con el objetivo de estudiar «los materiales existentes en los yacimientos arqueológicos de su litoral para reconstruir la batalla de cara a su bicentenario, que tuvo lugar en 2005, si bien la investigación después continuó abierta.
La primera parte de aquel estudio se centró en localizar documentación al respecto para saber las zonas de hundimiento de las embarcaciones. En este sentido, es cierto que la mayoría de los naufragios se produjo en la costa de Cádiz. Sin embargo, en la provincia de Huelva se hundieron tres embarcaciones, como fueron los barcos de nacionalidad española Monarca y Rayo, y el francés Berwick.
Lo hicieron en la zona conocida como ‘Arenas Gordas’, situada en una franja costera que discurre entre Mazagón y Almonte, comenzando en el paraje de ‘Chozas de la Morla’ (entre el Picacho y la Torre del Oro) y la Punta de Malandar, en la margen derecha del estuario del río Guadalquivir, frente a Sanlúcar de Barrameda, incluyendo la zona de Matalascañas. Es decir, gran parte de la zona del Parque de Doñana. Una área de máximo interés para buceadores e investigadores, teniendo en cuenta que, según el informe realizado por las investigadoras Mercedes Gallardo y Lourdes Márquez, en Arenas Gordas «hay evidencias arqueológicas de tres yacimientos arqueológicos«.
Para conocer los restos de los navíos hundidos en aguas onubenses, el centro puso en marcha una labor de prospección en la que intervinieron la RPM Nautical Foundation y National Geographic Magazine, utilizando técnicas muy innovadoras que nunca hasta ese momento se habían usado en Andalucía. Con esa técnica se rastreó las zonas en las que se encontraban los barcos de Trafalgar.
Para la realización de los trabajos se eligió en la provincia de Huelva la zona de Mata del Difunto, una playa casi virgen situada en Doñana, donde se obtuvieron imágenes con la técnica de multihaz debido a su escasa visibilidad.
Con este trabajo se pudieron conocer los datos del navío ‘Rayo’, que se hundió en esta zona de Doñana el 21 de octubre de 1805 tras la batalla de Trafalgar. Esta embarcación fue construida en La Habana (Cuba) en el año 1749, siendo diseñada, junto a su gemelo Real Fénix, por Jorge Juan a cargo del ingeniero Pedro Torres. Participó en el enfrentamiento con cien cañones bajo el mando del comandante Enrique Macdonel. ‘Rayo’ tenía 57 metros de eslora y 14,5 de manga.
Este navío se fue a pique en Arenas Gordas a causa del temporal, a pesar de lo cual su estructura se encuentra muy bien conservada, además de rescatarse artillería y munición. Su existencia es tan significativa que incluso hemos hallado un libro dedicado a su estudio realizado por Félix Moreno Soria bajo el título de El Rayo. Construcción de un modelo.
El otro navío español de la Batalla de Trafalgar hallado en aguas onubenses fue el Monarca, construido en España, en El Ferrol en 1794. Pertenecía a la serie de Idelfonsinos, según el proyecto realizado por Romero Landa. Contaba con 74 cañones. Tuvo grandes pérdidas durante en Trafalgar, llegando a hundirse también a causa del temporal entre la Torre de La Higuera y El Asperillo.
Por último, el francés Berwick fue construido en los talleres ingleses de Portsmouth en el año 1775, contando con 74 cañones y 814 tripulantes. Sí, era inglés, pero en el año 1795 fue capturado por los franceses e incorporado a su armada.
En definitiva, este trabajo realizado de los barcos hundidos en la Batalla de Trafalgar volvía a poner de manifiesto que la costa de Huelva es una de las zonas del mundo más ricas en patrimonio arqueológico subacuático debido a la gran cantidad de buques que se encuentran bajo sus aguas. Una cuestión que ya recogió Huelva Buenas Noticias en un reportaje anterior y que puedes consultar en el siguiente enlace:
Los tesoros que esconden los barcos hundidos en aguas onubenses
Una parte única de nuestro patrimonio que no por encontrarse bajo las aguas debemos olvidar.
4 comentarios en «Las huellas de la Batalla de Trafalgar en Huelva»
Me parece perfecto que este tipo de noticias relacionadas con el patrimonio maritimo onubense se difundan a traves de este medio. Pero no estaria de mas contrastar las informaciones y echar mano de los archivos para llamar a las cosas por su nombre. Por supuesto q con ello no quisiera poner en tela de juicio la labor realizada por el CAS, pero hace ya muchos anos que el navio Rayo fue localizado y estudiado por investigadores de la provincia de Huelva. El Doctor en Arquelogia Subacuatica D. Claudio Lozano Guerra-Librero, junto con su equipo, dieron fe de ello y en muchas de sus conferencias, tanto en la provincia como fuera de ella, ha encumbrado el valor patrimonial que tienen las costas onubenses y todo el Golfo de Cadiz desde el punto de vista de la Arqueologia Subacuatica.
Del mismo modo no estaria de mas mencionar los trabajos que han realizado y se siguen realizando desde el Grupo de Investigacion de Geologia Costera de la Universidad de Huelva. Asi que llamemos las cosas x su nombre y no obviemos las investigaciones realuzadas por gentes de nuestra tierra.
Estimado Anónimo:
Aunque no tenemos la costumbre de contestar a personas que no desvelan su identidad, comentarle que, como ya hemos tenido la oportunidad de explicarle al profesor Claudio a través de Facebook, sentimos mucho que se hayan sentido ofendidos por este artículo, que en ningún momento ha tenido la intención de obviar el trabajo de la Universidad de Huelva. Todo lo contrario. Conocemos perfectamente la amplia trayectoria en la arqueología submarina del Doctor y de otros muchos profesionales onubenses, por lo que le mostramos nuestros respetos y admiración.
Reiterarle que, en este caso, nos hemos centrado en el informe del IAPH, sin menospreciar otros trabajos anteriores o posteriores.
Como ya saben, las páginas de este periódico siempre están abiertas para que nos cuente sus trabajos y proyectos sobre Huelva.
Gracias. Un saludo
Magnífico artículo Mari Paz. Comjugas investigación y periodismo con una espléndida cercanía.
Enhorabuena a la historiadora y la periodista.
Entiendo que el articulo se haga eco de nuevos trabajos del CAS, pero el texto no debería ignorar que el barco había sido descubierto por Claudio en 2001 y estudiado por la UHU. Me hago cargo que Mari Paz sólo ha volcado la información que el CAS le ha dado y que la mala intención viene del centro gaditano, pero no por ello déjà de ser mala leche oviar el trabajo previo réalizado con tanto esfuerzo.
Me da mucha pena.