Redacción. La Asociación de Obras Cristianas de Gibraleón se encuentra profundamente preocupada por la situación que se está viviendo en Ucrania, toda vez que dicha asociación cuenta con cinco centros para la atención a menores en la capital, Kiev. De hecho, el situado en el distrito Centro, concretamente en las cercanías de la plaza Maydan, ha tenido que suspender temporalmente sus actividades por la proximidad de los choques entre fuerzas gubernamentales y opositores al régimen, sintiéndose incluso los tiroteos a sus puertas.
En el año 1999 Obras Cristianas de Gibraleón abría en Kiev los primeros Centros de Día -denominados Dom Kirios- en otros tantos distritos de la capital, para atender a más de 400 niños y niñas de entre cuatro y diecisiete años que poseen el carnet de damnificado por las consecuencias de la explosión de la central nuclear de Chernóbil, a los cuales se les da apoyo alimenticio y asistencial -fundamental para su recuperación de la tragedia nuclear-, así como escolar.
Así mismo, Obras Cristianas tiene desde hace dieciséis años, en colaboración con la Fundación Internacional ‘Niños de Chernóbil por Sobrevivir’ de la capital ucraniana, un programa de vacaciones para esos chavales, a través del cual pasan en Huelva sus vacaciones de verano, habiendo disfrutado ya de las mismas más de mil doscientos niños del país eslavo, muchos de ellos con recursos precarios.
Surgida en el seno de la comunidad parroquial de Gibraleón en 1977, gracias a la inquietud de aquellos católicos más comprometidos, Obras Cristianas fue fundada e impulsada por su presidente, el sacerdote Diego Suárez Mora, párroco de la localidad olontense durante cuarenta años.
Volcada en la ayuda y atención a los necesitados, siguiendo el ejemplo de Jesús, la Asociación desarrolla su labor en numerosos centros que la misma entidad ha ido creando, tanto en la provincia de Huelva -en las localidades de Gibraleón, Beas y Niebla- como en el extranjero -caso de México, Argentina, Ucrania y Chile-, “pues de todos es sabido que el hambre, la falta de amor, el desamparo y la soledad no saben de fronteras, ni distinguen razas ni diferencian geografías”, dice su fundador el padre Diego Suárez.