Ramón Llanes. En el relato que descifra la idiosincrasia del onubense destaca siempre un adjetivo tan avergonzante como irreal. La apatía -dicen- define al onubense, y ha conspirado este vocablo con nuesttra identidad desde tiempos ya olvidados quedando como rémora un “premio” inmerecido cuyos sinónimos no son halagadores y precisan de un repunte ensayístico que lo destroce, a cuyo fin me apresto sin certeza de poder lograrlo.
Y digo que tras haber conseguido llevar a cabo la gesta más gloriosa de las historias, arribando a mundos desconocidos, no pueden esconderse seres apáticos. Y no es con apatía como se crea y conserva el mito del patrimonial fandango como elemento cultural expresivo y de identidad de nuestra tierra. Y para poner en competencia mundial un Puerto de gran importancia en todos los órdenes no se han requerido -digo- muchas dosis de apatía, si no más bien de todo lo contrario. Y aunque sea don natural, pecarán de osados si tachan de apáticos a quienes tienen el privilegio de poseer y conservar uno de los litorales marinos más bellos de la tierra. Y de incultos a quienes nombren nuestra apatía al hablar de Doñana. No ha de entenderse que los ciudadanos de una provincia que crearon y mantienen en perfecta armonía el jamón como mejor manjar del mundo, es una provincia llena de apáticos. E igual ejemplo digo sobre el otro manjar que extraemos de nuestro más cercano mar, nuestra gamba, que tanto sinsabores nos quita. Y reitero que una provincia donde se comenzó la moderna industrialización con el empuje de las minas, llegando a tener notoriedad a nivel mundial, no es la apatía su adjetivo de identidad. Y también para desterrar los tópicos de esta lacra tan creada que hasta nosotros mismos nos creemos, nombremos a Vázquez Díaz, a la Rábida, a El Rocío como manifestación etnográfica de interés único, nombremos las romerías de El Andévalo, contemos que en Huelva se jugó por primera vez al fútbol en España y que su equipo es el decano en este universo; nombremos las excelencias paisajísticas de la Sierra y del Condado, el Dolmen de Soto, Niebla, Almonaster, la Gruta de las Maravillas y esos mil patrimonios más que sería exagerado nombrar y que dejamos en su memoria. Sin embargo quiero restregar con más fuerza a quienes nos llaman apáticos que en esta soberana tierra nació Juan Ramón Jiménez uno de los más ilustres poetas que ha dado la humanidad.
A partir de ahora no se permita que desconocidos incultos y ajenos a nuestra historia y a nuestro arsenal de encantos, digan que Huelva es una provincia caracterizada por la apatía, porque estarán faltando a la verdad y dañando nuestra identidad. Un respeto.
3 comentarios en «Dicen de Huelva»
Algunos hablan de la apatía del onubense cuando algo no les sale como pretendían. Es más fácil echarle la culpa al otro que reconocer que algo ha fallado en uno mismo (comunicación, fechas, organización, precios, motivación o propuesta en sí). Cuando algo merece la pena y se comunica y organiza en condiciones Huelva siempre responde. Recordemos la “apatía” de toda una ciudad y provincia reclamando su Universidad, de lo que se beneficiaron colateralmente Jaén y Almería, el desplazamiento masivo a Elche con el Recre, los récords de asistencia en diferentes exposiciones de La Caixa o el Puerto, conciertos sin fín de Manolo Carrasco, por ejemplo, o la entrega sin reservas al Rocío. En la semifinal de copa del rey entre Barcelona y Real sociedad hubo 35.000 espectadores en el Nou Camp, 1/3 del aforo. Alguno hubiera tildado de apatía del onubense dicha presencia si se hubiese dado en Huelva, cuando normalmente es que hay motivos para ello.
Pues me temo que discrepo radicalmente con el articulista. Por centrarme en un lenguaje director y poco eufemístico o poético, la mayor parte de personas que ostentan cargos políticos, empresariales, sindicales, universitarios etc.. se caracterizan por emplear altas dosis de apatía, cuando se les exije o presupone (van en el cargo o en la nómina), a la hora de desarrollar o impulsar cambios profundos, correcciones en el rumbo, inspirar y compartir conocimiento: carecen y proyectan muy poca ilusión, empuje, liderazgo, determinación hacia la gestión del cambio, ejemplariedad, riesgo en decisiones y un largo etcétera.
Respeto distintas miradas o deseos sobre nosotros mismos pero sólo hay que salir fuera. O leer estadísticas y conocer casos reales en lo relativo a esas apuestas ambiciosas a las que hago referencia. Los casos que relatas son para enorgullecerse pero son rara avis y excepciones.
¿ Venís haciendo seguimiento sobre la trayectoria de FOE, la Universidad, el Ayuntamiento, la Diputación, la Cámara de Comercio y mil instituciones públicas y privadas ?
Estoy convencido de que no.
Desde el punto de vista individual la personas de la capital y de la provincia lucha cuando les duele y raro son los casos de liderar colectivos ciudadanos, artísticos o deportivos. Ni que decir tiene que la cooperción empresarial no existe salvo casos ilustres estratégicos o iniciativas puntuales, y sobre todo, cuando hay dinero público detrás. Cierto es también que en Huelva provincia hay zonas y zonas. Y cierto es también que las personas que sobresalen suelen ser neutralizados por el sistema. En nuestra sociedad no opera la meritocracia. No existe, y la historia nos lo explica, que hay poco arraigo a la hora de sentirse onubense, por ejemplo. Falta de apuestas políticas de consenso, importantes inciativas estratégicas o una apuesta decidida hacen que los jamoneros no se ponga de acuerdo, la 435 siga como está, del horario de renfe y nexo con Sevilla para que vamos a hablar…. y un sin fin de motivos.
Lo que nos salva son los valores patrimoniales, naturales o culturales de nuestra provincia, durante lustos mal gestionados o explotados convenientemente.
Esta ciudad cuenta con iniciativas particulares dignas de resaltar pero muy poco más. Y no es motivo de orgullo. La gente joven o universitarios están perdidos literalmente porque en Huelva no existen referentes prácticamente de nada.
Y ésto lo comenta alguien que ha hecho y sigue contribuyendo con su tiempo y esfuerzo a que el panorama cambie, lo cual es improbable.
Lo demás, paños calientes o desconocimiento.
Apatia es la falta de emoción, motivación o entusiasmo por algo. Yo creo que aquel que piense que el onubense es apatico, despues de ver su definición, nos esta faltando al respeto, aunque él tambien diga que es onubense.