Mari Paz Díaz. El onubense Eduardo Redondo Soriano siempre ha sido una persona inquieta a la que le ha gustado mucho viajar y conocer mundos nuevos. Así lo ha demostrado a lo largo de toda su trayectoria vital. Porque ya en el último año de carrera se marchó al extranjero. Sí, durante sus estudios de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla se fue a París con una beca Erasmus. Allí conoció a la que sería su mujer unos años más tarde.
Justo después de acabar su carrera, Eduardo se fue a Canadá, aunque posteriormente estuvo viviendo tres años en Barcelona, en los que trabajó en un poco de todo mientras continuaba formándose.
En el año 2007 intentó encontrar trabajo en Huelva para venirse de nuevo a su tierra natal sin mucha suerte, por lo que aceptó una beca que le concedieron meses más tarde en Burdeos. Y, de ahí, tres meses a Bruselas con otra beca, esta vez de la Diputación Provincial de Huelva.
Es entonces, durante el verano de 2008, cuando tomó la decisión de intentar instalarse de forma definitiva en París, donde «llevaba años yendo a ver a mi chica y mi chica viniendo allá donde estuviese. Así que la decisión era más que justa».
La suerte le sonrió cuando encontró trabajo como Técnico Audiovisual en una Universidad en París. Fue el primer paso para formar una familia en Francia, puesto que a partir de ahí se casó, se compró una casa y, ahora, está esperando ya su segundo hijo.
Y es que este onubense lleva ya más de seis años fuera de España, desde septiembre de 2007. En este sentido, Redondo reconoce que su experiencia «ha sido muy positiva, teniendo en cuenta cómo me ha cambiado la vida».
Además, el joven está satisfecho con su trabajo, puesto que «no me va mal. Es un trabajo variado, con conferencias, cursos, eventos, montajes…«. Tanto es así que ahora se ha marcado el pequeño reto de sacarse el título de técnico audiovisual francés.
Reconoce que vivir en París «es muy ajetreado, sobre todo por el ajetreo del metro, con gente disgustada porque el ritmo de los transportes quema bastante, pero, sin embargo, aquí siempre hay cosas que hacer, sitios que ver, conciertos, gente de todos sitios, etcétera».
En realidad, Eduardo Redondo no vive en París como tal, sino en una ciudad situada a sus puertas llamada Gentilly, pero pasa la mayor parte del día en la capital francesa porque es allí «donde trabajo y salgo».
Por todo ello, a España, de la que nos cuenta que los franceses tienen una imagen llena de clichés, como el de la fiesta, la calidad de vida, el jamón, los toros o el gazpacho, no cree que vuelva en breve, «no porque no quiera sino porque las circunstancias económicas no me lo permiten. Además aquí tengo 50 días de vacaciones, lo que me permite pasar buenas vacaciones en España. Tendría que cambiar mucho la cosa en España para irme y, por supuesto, que me contratasen», puntualiza Eduardo.
Por el momento, su familia y amigos están contentos, porque para ellos «es mejor estar lejos y feliz que cerca e infeliz». Eso sí, Eduardo Redondo reconoce que echa de menos a Huelva, sobre todo, «la familia y los amigos, lo que más. El tiempo, en segundo lugar, y la tercera cosa, las tapitas».
Pero no se arrepiente de haberse marchado a Francia, teniendo en cuenta que «irse fuera es muy enriquecedor, siempre se aprenden cosas nuevas. Yo he tenido buenas y malas experiencias, sin embargo, en todas he aprendido algo diferente. Es algo que debería ser obligatorio en la Europa de mañana, para todos los que se gradúen. Aprendes idiomas, conoces a gente y culturas nuevas, otras formas de ver la vida. Hay que motivarse y dejar de ver el lado difícil de emprender la marcha. Evidentemente es triste dejar atrás a amigos y a la familia, pero hoy en día la tecnología nos acerca a ellos, están los teléfonos, los ordenadores o el skype».
Con todo, para terminar, Eduardo Redondo lanza muchos besos y abrazos a todos los Huervanos«.