Ana Rodríguez. Marisol Peguero Palacios, Julián Guerrero López y Mercedes Márquez García son tres onubenses procedentes de ámbitos laborales muy distintos, aunque el destino ha querido que en este punto de sus vidas hayan coincidido en el mismo puesto de trabajo. Son informadores urbanos, una figura municipal, creada recientemente por el Consistorio de Huelva, en el marco de una campaña de concienciación ciudadana para mantener la ciudad limpia y cuidada.
Desde hace algo más de dos meses, 12 personas recorren de lunes a miércoles durante casi cinco horas los distintos barrios de la capital, localizando desperfectos en el mobiliario urbano, vigilando que los vecinos tiren la basura dentro del horario permitido, que recojan los excrementos de sus mascotas cuando las sacan a pasear, avisando de la necesidad de limpiar ciertas vías e informando a los usuarios de las normas de convivencia y de las herramientas y servicios que tienen a su disposición para la recogida de objetos voluminosos y para dar la voz de alerta sobre incidencias en la vía pública.
Sin embargo, esta iniciativa también ha tenido una cara más humana, la de devolver la sonrisa a muchos onubenses que necesitaban estar de nuevo en activo, parados de larga duración que han vuelto a ilusionarse y a encontrar un motivo más por el que levantarse cada mañana.
Uno de ellos es Marisol Peguero. Esta mujer de 31 años estudió Comercio e Informática, pero siempre ha trabajado de cara al público, concretamente se llevó 12 años en una panadería, aunque cuando se quedó embarazada tuvo que dejar el empleo por problemas de salud. Tras tener a su hija, fue muy difícil volver a engancharse al mercado laboral, hasta que hace unos meses -y después de tres años en paro- se inscribió en la bolsa del Ayuntamiento y echó la solicitud para este trabajo. «Tuve la gran suerte de que me llamaran. Empezamos el pasado 4 de noviembre y estamos hasta el 3 de febrero, fecha en la que entrará un nuevo grupo, otros 12, para dar esta misma oportunidad a otras personas que también la necesitan», comenta Marisol.
Para esta joven onubense, ser informadora está resultando «una experiencia muy bonita y me da mucha pena que se termine. Estos tres meses hemos sido un poco más felices, hemos tenido menos preocupaciones. He podido echarle sus regalos de Reyes a mi niña y decirle que sí a algún capricho, como un dulce, algo que hacía tiempo que no podía permitirme».
La situación de Mercedes Márquez, técnico administrativo de profesión, también ha mejorado en estas últimas semanas. Merche, como le gusta que la llamen, se vio obligada a abandonar la empresa a la que dedicó 14 años de su vida por motivos familiares. Después se encontró con las mismas trabas que Marisol para retornar y encontrar trabajo, convirtiéndose en parada de larga duración. En el caso de Márquez, fue su orientadora de empleo de Cruz Roja la que la puso sobreaviso de la iniciativa municipal para que postulara por el empleo.
«Nos escogieron entre más de 5.000 personas. Buscaban un perfil muy específico y tenías que cumplir una serie de requisitos, como llevar tres años en paro, no estar cobrando ya ninguna ayuda, llevar los últimos seis meses empadronado en Huelva… Además, la bolsa no era sólo para informadores, perfil para el que requerían tener estudios superiores, sino también para personal de limpieza, albañilería, jardinería, etc.» explica Merche.
A título personal, esta onubense asegura que el trabajo de informadora urbana le ha venido muy bien, tanto a nivel familiar y anímico como curricular, «ha sido un proyecto satisfactorio y nos ha servido mucho como experiencia laboral. Tal vez ahora pueda tener opciones en otras entidades que pongan en marcha iniciativas como ésta».
Por su parte, Julián Guerrero, de 43 años y padres de dos niños, ha sido ordenanza gran parte de su vida, primero en la Universidad de Huelva -incluso cuando ésta aún dependía de Sevilla- y más tarde en la Inspección Técnica de la Seguridad Social. Ser informador está resultando para él una gran vivencia que le está permitiendo volver a sus orígenes, a estar de nuevo de cara al público y atenderlo, una actividad que, por su situación de desempleo, hacía varias años que no podía poner en práctica.
«Estamos siendo los ojos del Ayuntamiento», comenta Julián, quien además explica que cada día, él y los demás informadores han ido elaborando partes con las incidencias que iban advirtiendo, para que sus otros compañeros de equipo -pintores, albañiles, jardineros, etc.- acudieran a arreglarlas. En este sentido, Guerrero afirma que las actuaciones urgentes se han llevado a cabo de forma inmediata (cristales rotos o zanjas en zonas de colegios, por ejemplo) y que las menos acuciantes también se han ido solventado, como echar gravilla en la Plaza Paco Toronjo o mejorar la zona del Antiguo Colombino.
Durante estos dos meses, cuentan estos onubenses, se han encontrado con distintos perfiles de ciudadanos, desde los que se asustaban al verlos y actuaban correctamente por miedo a que les llamaran la atención, a los que les daban las gracias por su labor y por avisarles de sus inadecuados hábitos. «Para hacer este trabajo hay que tener paciencia y ser, a la par, serios y agradables«, explica Marisol, mientras Julián apunta que «para muchas personas, sobre todo mayores, hemos sido un hombro en el que apoyarse, pues se acercaban a nosotros y nos contaban sus problemas, éramos su desahogo«.
Los informadores han detectado que una de las principales quejas vecinales en todos los barrios son las deposiciones de los perros que sus dueños no recogen, dejando a veces incluso al animal suelto en la calle, algo que no está permitido. «Nosotros hemos llegado a perseguir perros que iba solos y a llamar a las casas de sus dueños para que los recogieran. También, y por iniciativa propia, portábamos bolsas para que, cuando alguien nos dijera que no recogía la caca porque no traía material para hacerlo, darle un plástico y dejarles sin excusas», explica Mercedes.
Por todo ello, los informadores ponen de relieve que «este servicio debería ser permanente», y que continuara con «la buena labor» de este primer grupo, que tan bien ha congeniado y que tan agradecido está a «Felipe, Víctor y Mabel, que han sido muy agradables y se han portado muy bien con nosotros y nuestros compañeros», afirma Mercedes en nombre de todos.
En resumen, Marisol, Julián y Merche coinciden en la gran tarea de concienciación ciudadana que realizan como informadores, un trabajo que ha supuesto para sus economías y autoestimas un gran incentivo durante estos meses. En febrero les cogerá el relevo otro grupo de personas en la misma situación de paro prolongado en la que ellos se encontraban y que seguirá otros tres meses llevando a cabo este servicio a la comunidad en el que, muy probablemente, encontrarán la misma sensación de alivio que estos tres onubenses han experimentado.
2 comentarios en «Marisol, Julián y Merche, a pie de calle como informadores urbanos de Huelva»
me parece bien pero es poco tiempo deberia ser mas tiempo . gracias .
me encanta que existais! ya que aunque no me callo cuando tiran papeles al suelo cerca de una papelera, cuando no recogen las cacas de los perros…..y tampoco aunque me amenazan cuando muchachos, no hombres entre 25 y 40 años estan desde el jueves al domingo orianndo en la puerta de mi garaje y les digo que no es el sitio…. y se me enfrentan!
Creo que vais a conseguir mucho mas que yo y me alegro mucho por ello
HUELVA PUEDE SER UNA CIUDAD CIVICA